Cuando hablamos de cambio climático, por lo general, se suele mencionar el dióxido de carbono, pero no es el único gas que afecta al calentamiento global, ni mucho menos. Si bien es cierto que el CO2 es responsable del 80% del calentamiento, el metano (CH4) es un gas 28 veces más perjudicial puesto que atrapa mejor el calor. Este gas se genera en los humedales, volcanes y animales (los eructos de las vacas generan un 4% de las emisiones mundiales de metano), pero los humanos también lo emitimos y, de acuerdo a estudio publicado en Nature, en mayor medida de lo que creíamos.
En dicho estudio, los investigadores analizaron núcleos de hielo de Groenlandia en cuyo interior había atrapadas burbujas de aire que databan del 1750 y llegaban hasta 2013, así como datos de la Antártida. Al derretir el hielo, este aire era liberado y, posteriormente, sometido a la prueba del carbono-14 para ver si la fuente del metano era biológica. Hasta 1870 el metano venía de fuentes biológicas, pero a partir de entonces, cuando empezamos a usar combustibles fósiles, el carbono-14 desaparecía, indicando que la fuente era, efectivamente, humana.
Más metano del que pensábamos
Explican los investigadores que en los núcleos de hielo se descubrió que las emisiones geológicas de CH4 a la atmósfera eran de entre 1,6 millones y 5,4 millones de toneladas anuales. Puede parecer mucho, pero las cifras que manejábamos hasta el momento eran de entre 40 y 60 millones de toneladas. Dicho de otra forma, hay una infraestimación de entre 38 y 58 millones de toneladas anuales, o lo que es lo mismo, un desfase de entre un 25% y un 40%.
¿Qué quiere decir eso? Que los seres humanos hemos producido hasta un 40% más metano del que pensábamos. ¿Cómo? Extrayendo y quemando combustibles fósiles, principalmente. Actualmente, de acuerdo al estudio, se emiten entre 172 y 195 millones de toneladas de metano al año de fuentes antropogénicas. El desfase se debe a que que es complicado determinar de dónde viene cada molécula en la actualidad.
Según las estimaciones de los investigadores, las emisiones antropogénicas (las generadas por humanos) son cercanas al 75%. Eso, si bien puede interpretarse como algo negativo, tiene su punto positivo. En un correo remitido al diario El País, Benjamin Hmiel, autor principal del artículo, explica que este dato "coloca más emisiones bajo el control humano", por lo que se podría actuar para reducir las emisiones.
Cabe recordar que la NASA y la NOAA determinaron que este último lustro ha sido el más cálido de los últimos 140 años. 2019 fue el segundo año más cálido de la historia y cerró con la mayor concentración de dióxido de carbono jamás registrada. Que sepamos que tenemos más poder sobre el metano que el que estimábamos es una buena noticia, ya que el metano dura en la atmósfera nueve años (el CO2 aguanta 200 años), por lo que reducir sus emisiones podría suponer un cambio importante.
Vía | MIT Technology Review
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