Pompeya sigue siendo un lugar de gran interés para arqueólogos e investigadores. Han pasado casi 2.000 años desde que el Vesubio entrara en erupción, generando una oleada piroclástica a unos 500 grados centígrados que arrasó tanto Pompeya como Herculano. Empezamos a excavar en Pompeya en 1739 y se estima que un tercio de la ciudad sigue bajo tierra.
Pero… ¿y si no sólo el Vesubio hubiera impactado en la zona? Un reciente descubrimiento apunta que otro desastre golpeó Pompeya justo después del terremoto, o incluso de forma simultánea. Se trata de un terremoto que acabó con los pocos que se habrían salvado de la erupción del volcán.
Pompeya es una mina. No sólo de restos arqueológicos, también de conocimiento. Dos de los descubrimientos más recientes son edificios. En mayo de este año encontramos la 'sala negra', una habitación en la que las paredes estaban pintadas de ese color para disimular el humo de las lámparas de aceite y que cuentan con dos frescos conservados de forma envidiable. Por otro lado, una 'sala azul' que no se sabe muy bien para qué se utilizaba, pero que también tiene frescos en perfectas condiciones, ánforas y… conchas de ostras.
También hay quien está usando la última tecnología para poder descifrar papiros calcinados que, sin usar escáneres 3D, sería imposible manipular debido a su extrema fragilidad. Sin embargo, la investigación en Pompeya y Herculano va más allá de la curiosidad arqueológica. Las condiciones del desastre nos permitió estudiar el ADN de algunas de las víctimas para ver cómo era el genoma de un pompeyano y aprender más de un humano del 79 d.C.
Tenía que haber algo más. Además, la vulcanología moderna se ha beneficiado de los estudios sobre los efectos destructivos del Vesubio en los edificios, pero tras investigar unos restos encontrados, parecía que no sólo el volcán se cebó con los habitantes de la ciudad. En un trabajo realizado por investigadores del Instituto Nazionale Di Geofísica e Vulcanologia y del Parque Arqueológico de Pompeya, se detalla que, durante una excavación en la Casa dei Pittori al Lavoro, encontraron algo extraño en los muros de los edificios.
"Tienen características peculiares que no se corresponden con los efectos de los efectos volcánicos descritos en la literatura vulcanológica dedicada a Pompeya. Tenía que haber una explicación diferente". Posteriormente, encontraron dos esqueletos con graves fracturas y traumatismos que no habían sido provocados por el Volcán, por lo que se propusieron encontrar la causa.
Volcán más terremoto. Como si el usuario que está jugando a Sim City quisiera ver el mundo arder, los investigadores apuntan a la posibilidad de un proceso de sismicidad sineruptiva. Se trata de la actividad sísmica que ocurre simultáneamente con una erupción volcánica y que tiene más o menos intensidad en función de la localización y la presión dentro del volcán. En Pompeya, fue suficiente como para derribar muros de mampostería.
Los dos esqueletos encontrados pertenecían a hombres de unos 50 años de edad y la posición de los restos sugiere que uno de ellos fue aplastado repentinamente por el derrumbe de una pared, provocando una muerte inmediata. En el caso del otro individuo, fue consciente de la situación y los investigadores apuntan que buscó protegerse con un objeto redondo de madera del que se han encontrado rastros, pero el resultado fue, igualmente, fatal.
Reconstruyendo Pompeya. Los investigadores afirman que no hay indicios de que ambos murieran ni por inhalación de las cenizas o por el calor. Además, tienen claro que murieron por los efectos sísmicos debido a que se encontraban sobre el lapilli, que son los fragmentos de roca volcánica expulsados durante la erupción, y no enterrados bajo los mismos. Es decir, sobrevivieron a la primera fase del volcán, pero no tuvieron tanta suerte con la sorpresa que el Vesubio tenía guardada.
Realmente, los terremotos no eran nada nuevo para los pompeyanos, ya que años antes habían experimentado fuertes temblores, pero con el nuevo descubrimiento, los investigadores y arqueólogos tienen más piezas de ese puzle llamado Pompeya y cada vez están más cerca de completar la experiencia que la población vivió hace 2.000 años.
Investigación multidisciplinar. Y para lograr ese objetivo, los autores del estudio reivindican un trabajo colaborativo entre expertos en diversas áreas. "Este trabajo pone de relieve que es necesario un enfoque multidisciplinar en la evaluación de los daños y la relación causa-efecto para las futuras excavaciones en Pompeya", afirman.
Son conscientes de que es una tarea difícil, pero se puede lograr con un trabajo sinérgico entre arqueólogos, antropólogos y arqueozoólogos.
Imágenes | Frontiers, Pompei Parco Archeologico
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