Una anomalía estadística que podría tener una explicación sencilla: las condiciones socioeconómicas
Uno podría pensar que la fecha en la que nace es aleatoria: hay 365 días al año (o 366 si es bisiesto como es el caso) así que un recién nacido podría tener una oportunidad entre 365,24 de nacer, digamos, un 4 de julio. Nada más lejos de la realidad, hay factores que nos influyen, y algunos están en nuestra propia familia.
Mismo mes. Esto es lo que ha observado un estudio reciente que analizó fechas de nacimiento en Francia y España a lo largo de las últimas décadas, que existe cierta tendencia a que los hijos compartan con sus madres el mes de nacimiento.
El equipo responsable del estudio observó, concretamente, un 4,6% más de nacimientos que los esperados en los meses correspondientes a los meses de nacimiento de las madres de las criaturas. La tendencia era aún más marcada entre hermanos: un 12,1% más de meses de nacimiento compartidos entre hermanos “adyacentes” (es decir, los hermanos más próximos en edad).
Esto teniendo en cuenta que, en general, los nacimientos no se distribuyen aleatoriamente a lo largo del año. Por ejemplo, en España, hay más nacimientos a comienzos de otoño o a finales del verano que en otros meses.
10 millones de nacimientos. El equipo, del que formaban parte investigadores de la Universidad de Alcalá y de la Complutense, analizó los datos de más de 10 millones de nacimientos en España y Francia. En su análisis inicial, los responsables del estudio tomaron cuatro periodos diferenciados: nacidos en España entre 1980 y 1989, y entre 2016 y 2019; y nacidos en Francia entre 2000 y 2003, y entre 2010 y 2013.
Los datos que emplearon incluían información sobre el mes de nacimiento de cada bebé, así como el mes de nacimiento de los padres y del hermano o hermana más cercano a este en nacimiento, el hermano “adyacente”.
Una curiosa anomalía. Los detalles del proceso seguido por el equipo fueron publicados en un artículo en la revista Population Studies. En él explican que compararon la frecuencia con la que los meses del cumpleaños se repetían entre distintos miembros de la familia teniendo en cuenta la estacionalidad de los nacimientos
Es decir, que controlaron por el hecho de que en un determinado país o región el número de nacimientos pueda concentrarse en una u otra época del año. Teniendo esto en cuenta encontraron algunos patrones curiosos.
Además de encontrar un 4,6% más de meses de nacimiento compartido entre madres e hijos y un 12,1% más entre hermanos “adyacentes”, el equipo observó que entre hijos y padres esta coincidencia ocurría un 2% de veces más de lo que cabría esperar.
Resolviendo el misterio. El equipo da una explicación sobre el posible porqué de todas estas relaciones. Y es que, si bien existe una correlación entre geografía y estacionalidad en la distribución anual de los nacimientos, hay otra variable que también afecta: las características socioeconómicas.
En este caso, por ejemplo, los investigadores explican que entre las mujeres españolas con un mayor grado educativo es más habitual dar a luz en los meses de primavera. También se ha observado que las hijas de aquellas mujeres con educación avanzada también alcanzan los niveles educativos altos, con lo que no solo sería más propensa a nacer en primavera, también sería más propensa a dar a luz en tales fechas, haciendo la coincidencia más probable.
Es decir, que puesto que las condiciones socioeconómicas se heredan muy frecuentemente, los autores proponen que esta tendencia pervive de generación en generación, algunas tendencias familiares perviven de la misma forma.
Motivos biológicos o socioeconómicos. Algo semejante ocurriría con los padres: puesto que estos tienden a proceder del mismo contexto socioeconómico y demográfico que las madres, también resulta estadísticamente más probable que compartan mes de cumpleaños con sus hijos y con la madre de estos.
Todo esto no excluye cuestiones biológicas que puedan afectar a este alto grado de coincidencia, tal y como explica en una nota de prensa la epidemióloga Luisa Borrell, una de las autoras de la investigación. Sin embargo también estos acaban apareciendo correlacionados con las variables socioeconómicas.
“Es más, los factores biológicos afectan a la estacionalidad de nacimientos (como exposición fotoperiódica, temperatura, humedad y disponibilidad de alimentos) también dependen de características sociodemográficas, ya que distintos grupos sociales están expuestos a estos factores biológicos en distintos grados”, sentencia la epidemióloga.
En Xataka | ¿Son los hijos únicos tan distintos? Esto es lo que dice la ciencia
Imagen | Ami Suhzu
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