Los lazos sociales pudieron haber facilitado la supervivencia de nuestra especie y la desaparición de neandertales
Entre todas las especies del género Homo con las que los sapiens hemos convivido, quizás los neandertales sean la que mejor conocemos, por ser una de las más recientes y cercanas. Su estudio nos ha revelado que se trataba de una especie con capacidades cognitivas que tenían poco que envidar a las nuestras. Sin embargo nuestra especie pervivió donde el H Neanderthalensis desapareció.
Y seguimos preguntándonos por qué.
Ideas que evolucionan.A lo largo del tiempo hemos ido especulando a la par que recabábamos pruebas sobre los motivos de la desaparición de los neandertales. A partir de estas ideas y pruebas, una nueva hipótesis podría ayudarnos a explicar el destino de esta rama de homínidos, una hipótesis basada en los grupos sociales.
Adaptación. Cuando hablamos de la teoría de la evolución, a menudo partimos de la idea de supervivencia del más apto. Esta idea a veces se tergiversa en nuestras mentes y se confunde con la supervivencia del más fuerte. No es la fortaleza o la inteligencia lo que determina la supervivencia sino su capacidad de adaptarse a cambios.
El neandertal era una especie robusta e inteligente (tanto como para crear herramientas, arte y artesanía), pero ni su fortaleza física ni su intelecto la salvaron. En el caso del neandertal, su fortaleza incluso pudo jugar en su contra.
Los neandertales de Altai. La hipótesis social parte de un hecho conocido por los restos arqueológicos legados por esta especie. Los últimos neandertales sufrieron por su escasa diversidad genética.
Un ejemplo de esto lo revelaron unos análisis genéticos practicados en 2022 sobre los dientes de un pequeño grupo de neandertales en las montañas de Atlai, en Siberia.
Tal y como explica el paleontólogo Nicholas Longrich en un artículo en The Conversation, estos análisis revelaron una escasísisma diversidad genética: ahí donde en poblaciones diversas cada par de cromosomas tiende a presentar numerosos genes distintos entre sí, los habitantes de Altai presentaban una mayor homogeneidad entre sus distintos pares de genes.
Una hipótesis “social”. Tal y como explica Longrich, la supervivencia del sapiens habría podido deberse a una mayor capacidad para vivir en sociedad. Esto se transformaría en sociedades más grandes, lo que a su vez implicaría una mayor diversidad genética.
La posibilidad de que los sapiens formaran “tribus” o grupos sociales más grandes puede que no se debiera (o no solo se debiera) a una mayor capacidad para interactuar socialmente. Aquí es donde la robustez y la fuerza de los neandertales pudo jugar en su contra, ya que podría haber facilitado en principio la supervivencia de grupos más pequeños.
Ventaja numérica. Las ventajas dadas por la superioridad numérica no acaban ahí, explica Longrich. Un mayor número de personas también ofrece ventaja en caso de conflicto e implica “más cerebros”, es decir, más ideas a la hora de resolver problemas.
A más individuos en un grupo también aumenta (de forma exponencial, según recuerda la ley de Metcalfe) el número de conexiones posibles entre ellos. El crecimiento exponencial de las redes de comunicación implica un mayor reto, pero también fuerza al grupo a adoptar técnicas de comunicación y comportamientos cada vez más complejos.
¿Cuestión resuelta? Quizás nunca lleguemos a descubrir con detalle qué es lo que ocurrió con los neandertales y por qué sucumbieron donde los ancestros de los humanos modernos perduraron. Si bien esta hipótesis “social” de la desaparición neandertal es capaz de explicar algunas observaciones, también existen otras alternativas.
Por ejemplo, la posibilidad de que los cambios climáticos acontecidos durante el último periodo glacial redujeran la densidad poblacional de los neandertales, facilitando que sus grupos se hicieran más pequeños. La competición por los recursos con los sapiens también puede ayudar a explicar el retroceso de la penúltima gran especie humana.
Es probable incluso que una combinación de factores fueran en realidad responsables de la desaparición del neandertal. Una desaparición con asterisco, ya que cabe recordar que el legado neandertal pervive. En nuestros propios genes.
Imagen | Clemens Vasters, CC BY 2.0 DEED
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