Tres físicos buscaron la hoja de papel más peligrosa para la piel humana. No solo la encontraron, crearon un arma

Que levante la mano el que no se haya cortado alguna vez con una hoja de papel. Es un acto fortuito que ocurre en una décima de segundo, uno que a veces va a acompañado de algo de sangre y dolor, pero que pasado un tiempo relativamente corto ni lo recordamos y seguimos con nuestra vida. Sin embargo, para eso también está la ciencia, para estudiar estas pequeñas cosas ordinarias. Un grupo de físicos se dispuso a averiguar si había un papel más peligroso que otros.

El estudio. Tres físicos de la Universidad Técnica de Dinamarca han llevado a cabo un estudio que se ha publicado en la revista Physical Review. Este trío buscaba determinar si existía un papel que tuviera más probabilidades de provocar el temido corte en la piel humana. Por el camino, se dieron el gusto de crear un arma de un solo uso capaz de cortar verduras, frutas e incluso algo de carne.

Buscando el corte perfecto. Los investigadores partieron de hechos conocidos. A saber: además del dolor, una de las mayores molestias de esta herida milenaria es su repentina aparición. En la mayoría de casos la víctima no anticipa el escozor de una incisión tan fina como una navaja al hurgar en el aparentemente inofensivo papel. Además, observaron que la mayoría de las investigaciones realizadas sobre el tema giraban en torno a los factores de infección. Así, formularon la siguiente pregunta: ¿Qué tipos de papel, de haberlos, hay que manipular con más cuidado?

¿Qué hicieron? Utilizaron un tipo de gelatina balística como sustituto de la piel humana, un material gomoso que se suele utilizar para simular nuestra piel mientras se evalúan los posibles daños causados ​​por entornos y armas peligrosas. Tras revisar varios tipos de pulpa de madera y enfoques, el trío se decidió definitivamente por algunos atributos clave que se pueden encontrar en el corte de papel perfecto.

Atributos clave de una hoja cortante. En las pruebas, intentaron cortar la gelatina utilizando varios tipos de papel y observaron la solidez y el grosor del papel, junto a los ángulos en los que se producía el corte. Como detallan, si el material es demasiado fino, como el papel de seda, se dobla bajo presión, no hay problema. Sin embargo, las tarjetas de notas y el papel fotográfico, papeles más gruesos, tampoco son un problema porque la superficie simplemente no cortará mucho porque su superficie se extiende sobre un área demasiado grande.

Sin embargo, explican, “cuanto más cerca esté un papel de los 65 micrómetros de ancho, más preparado está para un corte”. Al parecer, esa temible medida se ve con más frecuencia en ejemplos como las hojas de periódicos o en el papel de impresora matricial (aunque algo obsoleto, es el utilizado en algunas máquinas de escribir o de fax de la vieja escuela).

Bola “extra”. Las notas adhesivas, según los tres físicos, junto a las revistas impresas y el papel de oficina, también son cortantes, o al menos más que la media.

La buena noticia. Afortunadamente para los dedos de los humanos, las variedades que más cortan cada vez son menos comunes: la primera, lamentablemente por la parte que me toca, por el estado actual de los medios impresos, mientras que la segunda se ha reemplazado en gran medida por el papel de inyección de tinta.

Un arma de destrucción. Para finalizar y como decíamos al inicio, los investigadores quisieron demostrar su trabajo con hechos. ¿Qué hicieron? Combinaron un mango de bisturí impreso en 3D con un pequeño trozo de papel de impresora matricial, creando lo que denominaron como "Papermachete".

¿Los resultados? Esta arma improvisada podía cortar pepinos, manzanas, pimientos e incluso pollo. Y es que, al igual que con un cuchillo o una espada, “es más probable que un movimiento en ángulo resulte en cortes en lugar de un acercamiento directo a un objetivo”, zanjan.

Imagen | Gveret Tered, StockVault

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