El pasado dos de enero, la prestigiosa revista Science retiraba uno de los artículos de Frances Arnold, ganadora del Premio Nobel de Química de 2018. Esto supone una señal de la profunda crisis científica que vivimos.
Pero, ¿qué implicaciones tiene? No es un hito común, desde luego, aunque cada día se retiran más y más artículos científicos debido a fallos de todo tipo: desde la reproducibilidad al falseamiento de resultados. Las conclusiones son muy claras: tenemos un problema y hay que solucionarlo.
Lo peor que le puede pasar a un científico
Frances H. Arnold es una de las mujeres más brillantes de este siglo: tiene a sus espaldas el Nobel de Química de 2018, ser la primera mujer en ganar el Premio de Tecnología del Milenio o ser una de las catedráticas más eficientes del Caltech. Con cientos de publicaciones firmadas y dirigidas por ella misma y su equipo, su reputación es intachable. O casi. No hace mucho, Arnold vivía el peor de los golpes que se puede vivir en ciencia: la retractación.
La revista Science anunciaba hace poco la retirada del artículo "Amidación enzimática selectiva del sitio C‒H para la síntesis de diversas lactamas", bajo la petición de los propios autores, entre los que se encuentra la propia Arnold, aunque no la primera, que sería Inha Cho. Según la revista, "los esfuerzos para reproducir el trabajo han mostrado que las enzimas no catalizan las reacciones con las actividades y selectividades reivindicadas. Un examen cuidadoso del cuaderno de laboratorio de las notas de la primera autora [Ina Cho] reveló que faltaban entradas contemporáneas y datos en bruto de los experimentos clave".
La falta de la información en bruto impide cotejar si la información dispuesta en el artículo tiene una fuente real o ha sido modificada o "inventada". Por otro lado, el hecho de no poder reproducir el experimento no siempre es la peor señal en ciencia, pero sí cuando falta la información original ya que incita a la sospecha sobre la falta de veracidad del artículo. Esto no debería servir para poner en tela de juicio la carrera de Arnold, pues en todo caso la responsabilidad principal cae en la primera autora, pero sí que es un problema, como admite la propia investigadora, de falta de responsabilidad de su parte, por no asegurarse de la calidad de los datos.
It is painful to admit, but important to do so. I apologize to all. I was a bit busy when this was submitted, and did not do my job well. https://t.co/gJDU0pzlN8
En definitiva, los autores, entre los que se encuentran Arnold, han decidido retirar el artículo por una falta grave de información o por una invención de los datos. En otras palabras, esto es lo peor que te puede pasar como científico: que te acusen de haber falseado una investigación y que retracten tu artículo, poniendo tu criterio y tu integridad científica, lo más importante para la confianza de esta disciplina, mucho más que tu habilidad o ingenio, en tela de juicio.
¿Cómo funciona "la ciencia"?
Para entender por qué es tan importante la confianza en los científicos hay que entender cómo funciona "la ciencia". El sistema científico actual es un modus operandi que discrimina por naturaleza aquello que se puede considerar ciencia de lo que no es ciencia y hasta lo que se puede catalogar como mala ciencia. A día de hoy, esto tiene una clara manifestación en forma de artículos o papers. Estos son documentos que describen de una manera concreta un avance científico, con su resultado, la metodología seguida, la revisión más actual del "estado del arte" y otra información que permite a otros científicos seguir hasta su origen el hallazgo.
Uno de los puntos más importantes los cuales se publican mediante un método conocido como peer review, o revisión por pares, consistente en que otros expertos en la materia revisan tu investigación antes de que esta sea publicada. Estos expertos independientes, o pares, le dan el visto bueno para asegurar la calidad y la integridad científica del hallazgo. Pero, claro, puede haber un error por su parte o, peor aún, un intento de engaño por parte de los autores.
Esto suele ponerse de manifiesto cuando, una vez publicado, otros científicos tratan de reproducir un descubrimiento para seguir avanzando hacia otro nuevo y se topan con que no funciona. Esto mismo es lo que ha pasado con el paper retractado. El papel de los pares y la importancia de la publicación es mayúscula porque implican un sistema sólido que permita continuar generando nuevos conocimientos.
Cuando esto falla, y se publica nueva "ciencia" en base a publicaciones falsas o erróneas, el sistema termina fallando por completo. ¿Cómo podemos encontrar nuevas soluciones tecnológicas, nuevas medicinas, nuevas fuentes de energía si su desarrollo parte de errores científicos o intentos de engaño? Por esta razón, simplificada, la ciencia moderna pone más peso en la integridad de los científicos que en sus habilidades.
La crisis de la ciencia
Actualmente, el sistema científico vive una crisis cuya problemática está sustentada por diversos puntos. Uno de ellos, precisamente, es el del fraude científico. Cada año se retiran más de 1.400 artículos, un número que crece poco a poco. En parte esto se debe a que muchos no son reproducibles, aunque esto no siempre quiere decir que sean falsos. Otros se hacen por precaución al faltar información.
Pero, precisamente, un grueso de ellos es por fraude demostrado ante las pruebas expuestas tras la revisión. Y esto después de que haya pasado por la revisión por pares, lo que pone de manifiesto los dos principales problemas de esta crisis. La primera, por supuesto, es el frenesí de publicaciones y la necesidad de publicar en las revistas de mayor índice de impacto. El conocido como "publica o muere" (publish or perish) es una consecuencia de este afán.
Quien no publica lo suficientemente rápido y en publicaciones lo suficientemente prestigiosas se queda "fuera de la ciencia" por falta de fondos, de apoyo y de prestigio. Esta falsa premisa es tomada como verdadera por los investigadores, quienes ya viven en un mundo extremadamente competitivo y con poco reconocimiento. En muchos casos, podemos atrevernos a suponer, esta presión puede tentar a cometer fraude para poder mantener el estatus.
En segundo lugar, existe otro problema importante en el mundo de las publicaciones, y es la crisis editorial. Precisamente, como decíamos, el factor de impacto es una cuestión tremendamente importante para los investigadores. Sin embargo, a los pares, o expertos, no se les paga ni prácticamente se les reconoce más allá del hecho de poder ser "pares". Tampoco es posible que uno de estos expertos pueda reproducir el experimento y haga las pruebas pertinentes que aseguren que la investigación es del todo fidedigna. Tampoco se espera esto, pero es cierto que el celo profesional depende de cada experto.
Lo peor de esta compleja crisis científica, donde hay profesionales ahogados por las necesidades del sistema y expertos poco motivados por el sistema a cumplir con el celo de su papel, es que es el propio sistema el que se resiente. La ciencia, entonces, comienza a ver fallos tan graves como que una premio Nobel se vea envuelta en una trama de retractación de papers por unos resultados falseados, algo terriblemente grave para la investigadora y para la ciencia al completo.
Imágenes | Wikimedia, Caltech
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