Se suele decir que algunos rasgos familiares saltan una generación, y tenemos algunas pruebas científicas de que eso es cierto. Pero las personas tenemos cuatro abuelos. ¿Hay alguno que cuente con algún favoritismo evolutivo a la hora de perpetuar sus rasgos?
El secreto de la longevidad. Los científicos se llevan años preguntando el motivo de por qué el ser humano sobrevive un largo periodo después de su edad reproductiva, cosa que nos diferencia de prácticamente todos los animales, incluso de los más cercanos a nosotros evolutivamente. Esto es especialmente notable puesto que en general, las mujeres viven muchos años pasada su menopausia.
Seguimos sin una respuesta clara a esta pregunta, pero la "hipótesis de la abuela" postula que el motivo es que la presencia de estos familiares suponía una ventaja para la supervivencia de los más pequeños.
Pruebas de la importancia de las abuelas. Las teorías sirven de poco sin pruebas que las sustentes, y una de las primeras las aportaron investigadores finlandeses en un estudio publicado en la revista Current Biology. En él comprobaron que la supervivencia de niños entre los 2 y 5 años estaba positivamente correlacionada con la presencia de abuelas.
Los investigadores encontraron que la edad y el estado de salud general de las abuelas estaban también asociados al del niño: cuanto más mayores y más frágiles las abuelas menores los beneficios. Los resultados eran semejantes fueran las abuelas maternas o paternas salvo cuando tenían mucha edad o una salud pobre.
El estado de salud importa. Aquí es donde puede encontrarse uno de los resultados más curiosos este estudio: la posibilidad de competición. Los autores postulaban que las abuelas en peor estado podían tener un efecto negativo sobre el bienestar de los nietos al "competir" por los cuidados, es decir, puesto que los adultos con buena salud deberían repartir estas labores entre más gente. Este efecto era mayor en el caso de las abuelas paternas, aunque los autores explican por qué.
Distintas formas de cuidados. La forma en la que se establecen los vínculos puede tener mucho que ver también con cómo las relaciones se establecen en las familias. La idea de que los padres adquieren un rol severo en la educación de los niños, mientras que los abuelos tienden más a la indulgencia, está muy extendida. Una suerte de poli bueno y poli malo familiar que nos hace ver a las personas de distinta manera.
Y el por qué puede tenerlo también la ciencia: un estudio, éste publicado en la revista Proceedings or the Royal Society B analizó las respuestas cerebrales de abuelas ante imágenes de dos generaciones familiares y otras imágenes de control. El equipo observó que la respuesta cerebral era más acusada con los nietos incluso que con los hijos.
Ambiente y genética. No todo depende de los cuidados. La genética también importa. Uno de los motivos más evidentes es la posible presencia de ciertas enfermedades que se pueden manifestar en los primeros años de vida, muchas de las cuales pueden tener un origen genético.
Aquí es donde podemos hallar un dato curioso puesto en evidencia por la bioestadística Clarice R. Weinberg a través de un artículo publicado en la revista American Journal of Human Genetics. En él daba cuenta de una curiosa anomalía con respecto a lo que la genética predecía, y era un mayor aporte genético matrilineal.
La explicación que daba el artículo era el trasvase de fenotipos entre madre y vástago durante los nueve meses de embarazo. Por ello la impronta genética de las abuelas maternas sería mayor que la que dejarían el resto de ascendientes. Aunque la diferencia no sea grande los efectos pueden serlo cuando esto atañe a enfermedades relacionadas con la genética, algunas de ellas graves.
Herencia matrilineal. La herencia genética matrilineal ha ayudado mucho al desarrollo científico, en este caso gracias al ADN mitocondrial. El ADN mitocondrial, el cual se transmite única y exclusivamente por vía materna nos ha permitido resolver misterios de lo más variado, desde crímenes hasta la muerte del oso cavernario, y por supuesto, nos ha ayudado a entender mejor nuestros orígenes.
Cada familia, un mundo. Tolstoi comenzaba su Anna Karenina diciendo la famosa frase: “Todas las familias felices se parecen unas a otras, pero cada familia infeliz lo es a su manera”. Seguramente se quedara corto porque a buen seguro cada familia feliz es también un mundo. Esto implica que las diferencias pueden ser grandes de una unidad familiar a otra, pero también entre países y regiones y entre épocas. Resulta difícil saber cómo serán las relaciones entre generaciones alternas en el futuro, pero al menos vamos haciéndonos una idea mejor de las bases de esta relación.
Imagen | CDC
En Xataka | La conexión entre una abuela y sus nietos es mayor que con sus hijos. Y la ciencia ha estudiado por qué
*Una versión anterior de este artículo se publicó en septiembre de 2022