Los primeros rastos dejados por seres humanos podrían tener más de 1,4 millones de años
El yacimiento arqueológico de Korolevo fue descubierto hace 50 años y en él no se han encontrado restos óseos de sus antiguos moradores. A pesar de ello, podría ser uno de los sitios arqueológicos más importantes de Europa.
1,4 millones de años. El motivo es un reciente estudio de datación, que ha situado los restos más antiguos del yacimiento 1,42 millones de años atrás en el tiempo (con un margen de error de 100.000 años). Esto implica que estaríamos ante las pruebas más antiguas de presencia humana en Europa, unos 200.000 años más antiguas que las halladas en Atapuerca.
El yacimiento se encuentra en Ucrania, bordeando la frontera con Rumanía. Este asentamiento sirve en cierto modo como nexo de unión ahora, un punto intermedio en la ruta seguida por estos humanos primitivos, entre su paso por el Cáucaso (hace entre 1,85 y 1,78 millones de años) y su llegada a la península Ibérica (las dataciones más antiguas de Atapuerca se sitúan hace entre 1,4 y 1,2 millones de años).
A diferencia de Korolevo, en Atapuerca sí contiene restos óseos de sus moradores, algunos datados en ese marco temporal. Estos aún pueden considerarse los más antiguos de Europa.
Los primeros europeos. Estos primeros moradores (de los que tengamos constancia) habrían habitado el continente alrededor de un millón de años antes de la aparición de los primeros Homo sapiens. Puesto que no tenemos restos fósiles resulta difícil saber a qué especie de homínido pertenecía este grupo.
Los responsables del estudio, basándose en las características de las herramientas halladas en el yacimiento sitúan al H erectus como probable morador de este entorno.
Rayos cósmicos. La datación de los estratos de este yacimiento se realizó mediante la metodología de los nucleidos cosmogénicos. Para ello los investigadores estudiaron la presencia y concentración de dos isótopos, berilio-10 y aluminio-26.
Esta herramienta se basa en el hecho de que estos isótopos se forman en el cuarzo expuesto al aire libre por efecto de la radiación cosmogénica. Cuando el cuarzo queda enterrado estos isótopos dejan de formarse y comienzan a decaer. El periodo de decaimiento de estos es distinto (el periodo de semidesintegración del berilio-10 es de cerca de 1,39 millones de años, mientras que el del aluminio-26 es de alrededor de 705.000 años).
Midiendo el ratio entre los dos elementos es posible datar el momento en el que un estrato quedó enterrado cada uno de los siete estratos diferenciados de este yacimiento y datar así los objetos encontrados en cada uno de ellos. Los detalles del trabajo fueron publicados recientemente en un artículo en la revista Nature.
Hacia el salvaje oeste. La importancia de este trabajo radica en buena medida en que se trata de una prueba importante en favor de la hipótesis de que el ser humano llegó a Europa desde el este y desplazándose hacia el oeste. Es solo una pieza más en el puzle pero es una pieza importante, que conecta varios asentamientos humanos en lo espacial y en lo temporal.
Los investigadores esperan que nuevos hallazgos de este tipo sirvan para ir añadiendo piezas a esta cronología de la primera gran migración en traer humanos a Europa. Una que más de un millón de años después repetirían los primeros H sapiens del continente. Probablemente siguiendo una ruta semejante.
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