Hay "bromas" que salen muy caras. Así lo está descubriendo Aditya Verma, el joven británico que en 2022 hizo saltar todas las alarmas entre Reino Unido y España, hasta el punto de que el Ministerio de Defensa tuvo que desplegar un caza Eurofighter por motivos de seguridad.
Ahora este joven, que tenía 18 años en el momento que fue arrestado provisionalmente, se enfrenta en la Audiencia Nacional por un posible delito de desórdenes públicos.
La falsa alarma de bomba que obligó a desplegar un Eurofighter
Aquel 3 de julio de 2022, el joven decidió enviar un mensaje por un grupo de Snapchat donde aparecía él junto a un avión del aeropuerto de Gatwick en Londres a punto de embarcar hacia el aeropuerto de Menorca y un mensaje que ponía: "On my way to blow up the plane. I’m a member of the taliban" (En camino a volar el avión. Soy miembro de los talibanes).
El mensaje fue captado por los servicios de seguridad de Reino Unido cuando el avión comercial ya estaba a medio camino y decidieron avisar a las autoridades españolas. Este aviso de posible amenaza de bomba provocó que las autoridades españolas procedieran a desplegar un caza para escoltar el vuelo, según describe los hechos la Cadena Ser.
Afortunadamente el avión de Easyjet aterrizó en Menorca, en una zona alejada del resto de aviones. En ese momento la Guardia Civil detuvo al joven y al cabo de dos días fue liberado.
La Audiencia Nacional pide una multa de 22.500 euros y una indemnización de unos 95.000 euros para el Ministerio de Defensa, por el gasto derivado de desplegar el caza.
"No pensé en ningún momento en asustar a las personas de ese vuelo porque el grupo era privado", se ha defendido el joven, que explica que habitualmente bromeaban en el grupo por su color de piel al ser de origen indio. En ese viaje se dirigían a las islas de fiesta tras el periodo de exámenes. "Pensé que era algo relacionado con el conflicto de Rusia y Ucrania", explicó el joven cuando vio el caza español.
Qué dice el Código Penal
Sin embargo, la visión del fiscal es que se trata de una "broma pesada" y que el acusado sabía lo que estaba haciendo pues estaba simulando ser un talibán. Las referencias del Código Penal sobre las falsas alarmas de bomba contemplan estas sanciones:
El Artículo 561 tiene como objetivo proteger a la comunidad y los servicios de emergencia contra alarmas falsas. Esta norma penaliza a quienes:
Afirmen falsamente o simulen una situación de peligro para la comunidad.
Afirmen falsamente o simulen la producción de un siniestro que requiera auxilio.
Provoquen con ello la movilización de los servicios de policía, asistencia o salvamento.
La pena para estos delitos es de prisión de tres meses y un día a un año o multa de tres a dieciocho meses.
En el caso del joven no se ha solicitado penas de prisión, sino económicas. Una multa que la defensa del joven considera "desproporcionada" y que los 95.000 euros de los gastos del caza los debería asumir el gobierno del Reino Unido por "vulnerar la intimidad" del joven, ya que consideran que era "una broma en el ámbito privado".
El mensaje fue interceptado a través del WiFi de la red del aeropuerto de Gatwick, según describe la Audiencia Nacional. Los peritos de la Guardia Civil analizaron el móvil del joven una vez detenido y aunque sí vieron que había investigado sobre enfrentamientos entre Pakistán y la India, no encontraron ninguna vinculación clara con grupos yihadistas o radicales.
La sentencia de la Audiencia Nacional todavía no está clara. Sí parece que los servicios de seguridad británicos actuaron dentro de la legalidad, pues según la Abogacía del Estado se da por hecho que captar ese mensaje a través del WiFi formaba parte de "la publicidad necesaria que integra el artículo del Código Penal".
Actualización: la Justicia finalmente ha absuelto al joven
Finalmente la Justicia ha decidido absolver al joven, anulando cualquier multa. El magistrado apunta que "no puede obviarse que el citado mensaje y la fotografía no se envía a ningún organismo oficial, ni se le da publicidad alguna, que llevaría de forma ineludible a la correspondiente movilización de los pertinentes servicios de policía, asistencia o salvamento, que se revela como lo más adecuado si se pretende provocar la movilización de esos servicios. Muy al contrario, se realizan en un ambiente estrictamente privado, entre el acusado y sus amigos con los que vuela, a través de un grupo privado de la que solo ellos tienen acceso, por lo que ni remotamente el acusado podía suponer (como expresamente señala éste en el juicio), que la broma que gastaba a sus amigos pudiera ser interceptada o detectado por los servicios británicos, ni por terceros ajenos a sus amigos que reciben el mensaje".
Imagen | SAC Helen Farrer/MOD
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