Ya hay acuerdo para la Ley de Datos. El Parlamento Europeo y el Consejo han decidido que se adoptará esta nueva ley. Una ambiciosa legislación que complementará al RGPD y tiene como objetivo acabar con la exclusividad de la información. Es decir, se obligará a las empresas a que compartan con sus rivales los datos de acceso de sus usuarios.
Acceso a los datos por terceros. Es la principal medida de la Ley de Datos. Los usuarios serán capaces de llevarse sus datos a otras empresas, por ejemplo para servicios postventa. Pongamos que queremos reparar un coche de determinada marca y lo queremos llevar a un mecánico no oficial. Con esta ley, la empresa estará obligada a ceder estos datos. Lo mismo con una cafetera, con una lámpara o con cualquier producto.
Para intentar que los fabricantes no esquiven esta obligación, la Ley de Datos también establece obligaciones para contratos justos que no interpongan cláusulas abusivas.
Datos privados accesibles por organismos públicos. Otra opción que se establece es que además de que un usuario pueda llevarse sus datos a un tercero, también los organismos públicos podrán solicitar a las empresas una cesión de datos, únicamente en caso de emergencia como inundaciones, incendios o cuando haya un mandato judicial concreto.
En qué lo notaremos: interoperabilidad. Principalmente en cuestión de reparabilidad y servicio técnico. Recuperando el ejemplo del mecánico del coche, este podrá mantenernos la configuración inicial. Si nos vamos a móviles, se deberá poder acceder a copias de seguridad e información guardada. Esto no implica que el resto de empresas tenga acceso especial, sino que simplemente las empresas deberán garantizar cierto nivel de interoperabilidad entre servicios.
Según explican desde el Consejo de Europa: el rango de la Ley de Datos abarca desde los dispositivos conectados hasta los productos del hogar, pasando por la maquinaria industrial.
La fina línea de lo "razonable". Como ya ocurre con otros reglamentos como el RGPD, lo difícil en este tipo de leyes es que se cumplan. El texto propuesto explica que "la compensación acordada entre un titular de datos y un destinatario de datos por hacer que los datos estén disponibles será razonable". Y aquí es donde muchas empresas podrían justificar que compartir esos datos puede afectar negativamente a su negocio.
De fondo la intención es que los estándares de interoperabilidad sean algo indispensable para cumplir con la ley. Póngase el ejemplo de Matter o el traslado de datos de un servicio a otro entre las tecnológicas.
Se ha añadido un apartado para los secretos comerciales. Es la novedad que faltaba por pulir para alcanzar el acuerdo. La Ley de Datos también añadirá un apartado donde se garantizará un nivel adecuado de protección para los secretos comerciales y los derechos de propiedad intelectual. El objetivo es evitar que este acceso a los datos de los usuarios pueda ser contraproducente para los secretos técnicos y departamentos de I+D de las distintas empresas.
Entrada en vigor al cabo de 20 meses. Ya hay acuerdo de cómo debe ser la Ley de Datos, ahora falta finalizar el texto legal y aprobarla formalmente. Una vez se publique en el boletín oficial, su entrada en acción será al cabo de 20 meses. Es decir, las empresas tendrán casi dos años para adaptarse a estas nuevas exigencias.
Imagen | IRU
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