Los ministros de Finanzas de los tres países nórdicos de la Unión Europea, Suecia, Dinamarca y Finlandia, no están conformes con el impuesto especial para grandes tecnológicas como Google, Apple, Facebook y Amazon que propuso en marzo la Comisión Europea. El desacuerdo de estos países quedó patente entonces y lo acaban de reiterar.
Tres meses después de que Bruselas propusiese gravar con un impuesto del 3 % sobre ingresos a las tecnológicas que facturen más de 750 millones de euros globalmente y más de 50 millones en territorio europeo, las administraciones sueca, danesa y finlandesa se reiteran: creen que va contra el interés de la UE y podría perjudicar la economía.
Estos tres países consideran que el gravamen va contracorriente de los principios internacionales y esta postura debilita aún más la posible salida adelante de la medida de la Comisión. Un impuesto indirecto de carácter temporal para gravar aquellas actividades por las cuales las arcas públicas apenas perciben ingresos en la actualidad.
"La economía digital [...] debería gravarse allí donde se crea valor"
En un comunicado conjunto firmado por los tres ministros nórdicos, Magdalena Andersson, Kristian Jensen y Petteri Orpo, se asegura que este impuesto se desvía de los principios establecidos internacionalmente tal y como está planteado.
"Tradicionalmente, las empresas exportadoras no pagan impuestos en su destino de exportación simplemente porque tienen consumidores allí. La propuesta de un impuesto sobre los servicios digitales significa que básicamente toda la creación de valor se considera que tiene lugar en el lugar del consumidor", explican en el documento publicado el viernes.
Asimismo, aseguran que "un impuesto sobre los servicios digitales se desvía de los principios fundamentales del impuesto sobre la renta al aplicar el impuesto sobre la renta bruta, es decir, sin tener en cuenta si el contribuyente está obteniendo beneficios o no". Por ello, creen que estos "cambios sustanciales" deberían debatirse y acordarse a nivel internacional.
A finales de abril, ya fue noticia que la oposición de casi una decena de países de la Unión Europea bloqueaba las posibilidades de un acuerdo, por el momento, en torno a este impuesto digital especial y temporal.
Además de Suecia, Dinamarca y Finlandia, en el grupo que rechazaban la propuesta de Bruselas estarían Irlanda, Malta, Luxemburgo, Lituania y el Reino Unido. A favor del impuesto se situarían Francia, España, Portugal, Polonia, Eslovaquia, Bulgaria e Italia, mientras que el resto mantenía posturas ambiguas.
Los tres ministros de Finanzas de los países nórdicos de la Unión Europea, sin embargo, sí se muestran partidarios de reformar el sistema tributario en cuanto a lo digital, pero que esta reformulación de impuestos debería llevarse a cabo a través de la OCDE a nivel mundial. La Comisión Europea, explica Reuters, ha defendido que "los cambios internacionales en materia fiscal han sido históricamente muy lentos en entrar en vigor".
Por eso, propuso el impuesto como una medida temporal previa a las reformas globales y como una forma de mantener el mercado único después de que Francia materializase en 2016 una tasa digital y España hubiese anunciado sus planes de establecer un impuesto similar.
La negociación a nivel político de este nueva fiscalidad digital negociación comenzó a finales de abril en el consejo informal de ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea. La propuesta legislativa se tendrá que presentar ante el Consejo de la Unión Europea para su aprobación y al Parlamento Europeo para consulta.
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