Meta parece encaminada a un conflicto de largo recorrido con la Unión Europea. La semana pasada, la compañía de Mark Zuckeberg manifestaba su inquietud por la invalidación del Escudo de Privacidad utilizado desde 2016 por Europa y Estados Unidos para intercambiar datos personales. Si Schrems II, la sentencia de 2020 emitida por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea que anulaba el escudo, seguía adelante, Meta no podría ofrecer sus servicios en los países comunitarios.
Tendría que irse.
La reacción. El documento publicado por Meta era en muchos sentidos un ultimátum. O la Unión Europea modificaba su marco normativo para acomodar las exigencias de la compañía o millones de europeos no tendrían acceso a Facebook e Instagram. Hoy tanto Robert Habeck, ministro de finanzas alemán, como Bruno Le Maire, su homólogo francés, han fijado la postura de la Unión en pleno bloqueo de las negociaciones con Meta.
Y ha sido bastante clara. "Tras vivir sin Facebook y Twitter durante cuatro años, mi vida ha sido magnífica", ha bromeado el ministro alemán. "Puedo confirmar que la vida es muy buena sin Facebook y que podríamos vivir muy bien sin Facebook (...) Los gigantes digitales deben entender que el continente europeo resistirá y afirmará su soberanía", ha añadido Le Maire, tiñendo de épica la postura comunitaria.
Un pulso. Las palabras de Habeck y Le Maire, no exentas de comedia, llegan tras la segunda advertencia de Meta sobre su incapacidad para operar en suelo europeo sin un marco adecuado de transferencia de datos. En su documento original, la compañía explicaba: "Es improbable que podamos ofrecer un número de nuestros productos y servicios más significativos, incluyendo Facebook e Instagram, en el continente". No se trataba de la primera amenaza velada, pero sí de la primera que mencionaba ambas redes sociales, muy populares en Europa.
Acostumbrados. Por supuesto, la Unión está acostumbrada a esta clase de enfrentamientos. En noviembre de 2021, por ejemplo, Google perdía su disputa con la Unión Europea sobre su posición dominante en el mercado y se veía obligada a pagar 2.400 millones de euros en concepto de multa. La Comisión sancionó al gigante en 2017, pero Google agotó todas las vías legales a su alcance. Sin éxito.
En diciembre, la UE aprobaba un nuevo marco regulatorio, la Digital Markets Act, bajo el que aspiraba acotar la libertad de movimientos de las grandes tecnológicas. En esencia, se trataba de una ley que ponía trabas a su permamente expansión y consolidación, favoreciendo a la competencia. Pleitos similares han afectado a Apple por el NFC o por el cargador universal. Meta está lejos de ser la primera tecnológica que choca con la UE. Sí puede ser la que lleve el conflicto más lejos.
Más pasos. Tanto las advertencias de Meta como la respuesta de los ministros alemán y francés deben ser interpretadas con cautela: ambas partes están interesadas en llegar a un acuerdo, y para eso deben extremar sus posiciones. Meta está acostumbrada a multas previas en algunos países, como en Francia. En un contexto de turbulencias y de pérdida de usuarios, necesita mostrarse fuerte. La UE, por su parte, mantiene el mismo tono que ha mantenido ante otros grandes sectores monopolísticos.
Podemos vivir sin vosotros. La cuestión es, ¿podéis vivir vosotros sin un mercado de 500 millones de personas?
Imagen: Alexandre Lallemand/Unsplash
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