La figura de la notarización disuelve las preocupaciones en torno a la seguridad
La competencia repentina bajará precios, como las comisiones que Apple ya ha reducido
La experiencia del macOS con Gatekeeper es el modelo que combina seguridad y libertad
Llevo quince años usando un Mac, así que son quince años utilizando un sistema operativo de Apple (y doce desde que tiene su propia tienda de aplicaciones) en el que he podido instalar lo que he querido, no solo lo que encaja en las normas de la App Store o lo que un estudio de desarrollo ha aceptado crear bajo su política de monetización.
Ahora que estamos a las puertas de que llegue al iPhone el sideloading —instalación de aplicaciones al margen de la App Store— por imposición legal europea, habrá choques de opiniones, con dos corrientes principales: quienes celebrarán la llegada de alternativas, y quienes preferirán el modelo centralizado que hemos tenido desde 2008.
No hace falta pensar en escenarios exóticos e hipotéticos: la experiencia con el Mac nos basta para saber que este proceso tiene muchas ventajas.
Notarización y competencia
Una de las críticas es que el modelo centralizado (una sola App Store) es mucho más cómodo para el usuario. Por supuesto que lo es, pero la App Store de macOS permite seguir un modelo centralizado y nunca ha terminado de triunfar. Y no porque demasiados desarrolladores le hayan dado la espalda, sino porque algunas de sus restricciones son incompatibles con cierto tipo de aplicaciones estupendas.
Un caso paradigmático es el de CleanMyMac, una aplicación polivalente para ejecutar tareas de limpieza y mantenimiento en el Mac. No formaba parte de la App Store, pero hace un par de años tuvo que entrar en ella como una forma de ganar reputación, algo que no tienen todas las aplicaciones de este género: si está en la App Store es que es de fiar.
No obstante, para llegar a la App Store tuvo que descafeinar su aplicación, creando una brecha entre el CleanMyMac de la App Store y el que se puede descargar desde su web (o desde una tienda alternativa como Setapp). Quien la descargaba desde la tienda oficial se encontraba con una versión con menos funciones, porque si no, no pasaba el filtro de Apple.
CleanMyMac no es una aplicación peligrosa ni dañina, al revés, es una estupenda herramienta de mantenimiento que básicamente transforma comandos de terminal en una interfaz agradable y fácil de usar. Pero no tiene cabida al completo en la tienda de aplicaciones.
Esto tampoco significa que la App Store sea una mala tienda. Es estupenda, pero también tiene alguna carencia. En macOS, estas carencias son fáciles de sortear descargando aplicaciones y utilidades desde tiendas alternativas o desde cualquier web, y Apple introdujo hace años una gran función en macOS para protegernos ante posible software perjudicial o maligno: Gatekeeper.
Gatekeeper verifica que el software que estamos instalando provenga de un desarrollador identificado y certificado por Apple como libre de contenido malicioso, además de avisar al usuario para que se reafirme en su intención de instalar esa aplicación.
En el caso de iOS en la Unión Europea, Apple podría lavarse las manos, sabiendo que es una medida que tienen que acatar pero no que quieran hacer, y sin embargo no lo ha hecho: aunque las aplicaciones lleguen mediante tiendas de terceros, necesitarán un proceso de notarización.
Una revisión tanto automatizada como humana en la que se asegurará de que cada aplicación no cruza las líneas rojas sobre privacidad, seguridad y permisos solicitados que fija Apple. Y si hay fisuras, no será culpa del sideloading, será fallo de las medidas que ha puesto Apple en la notarización. Igual que el proceso centralizado de la App Store también ha tenido fallos durante estos tres lustros. Como cuando autorizó una aplicación que se dedicaba a robar nuestra contraseña de Instagram.
Eso sí, esta notarización no tendrá implicaciones para el contenido. Una aplicación de terceros no podrá pedir permiso para acceder a nuestra cámara y nuestra galería si no hay un uso que lo justifique, pero sí podrá contener pornografía, o minado de criptomonedas, por ejemplo.
Esta medida de seguridad puede ser sorteada en macOS si aceptamos instalar una aplicación aunque Apple nos advierta de que no es confiable, pero no será sorteable en iOS, así que el argumento de la seguridad desaparece.
Doce años llevamos en macOS con este sistema y no ha habido catástrofes de seguridad. En iOS, con un proceso todavía más controlado sin margen para la instalación libre (solo aplicaciones notarizadas y solo a través de una tienda, sin posibilidad de la descarga web), la seguridad no debería ser un problema en absoluto.
Puede que la experiencia no sea tan cómoda a partir de ahora, sobre todo si Meta, Google, Netflix, Epic y compañía acompañan a Setapp distribuyendo su software por su cuenta, deslocalizando lo que antes siempre encontrábamos en la App Store. A cambio, veremos más aplicaciones con otro tipo de propuestas. Por lo pronto, los juegos en streaming ya están permitidos (y a nivel global), y para los usuarios será más fácil dar de alta y baja suscripciones de servicios como Spotify, o descubrir el listado de los juegos que tiene Netflix en un lugar centralizado, si se animan con su propia tienda.
Y sobre todo: las comisiones han bajado, permitiendo a los desarrolladores un ahorro por el simple hecho de tener que afrontar competencia. Un ahorro que se hará extensivo a los usuarios.
Si en décadas no hemos tenido grandes tragedias con el sideloading en macOS, tampoco deberíamos esperar crisis por el hecho de que llegue a iOS. Sobre todo cuando además llega de una forma mucho más controlada y centralizada.
Imagen destacada | Xataka, Wikimedia Commons, Mockuuups Studio
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