Imagina la situación de que alguien llama a tu puerta y, cuando abres, resulta que eres tú.
Aunque el saber popular te diga que en el mundo hay otras seis o siete personas que se parecen a ti, la biología está emperrada en contestar lo contrario: puedes encontrar a alguien que se parezca mucho, pero no que sea igual.
Sobre el fenómeno del doppelgänger ya os hablamos antes en Xataka, pero si no dejas que la ciencia se interponga en el camino de una buena paranoia, es mejor saber qué es lo que te puede pasar y qué puedes hacer si te cruzas con alguien exactamente igual que tú. Y, como siempre, la ficción ya ha hecho el trabajo de hipotetizar para que tomes ventaja con unos sencillos consejos, basados en tres probables situaciones.
Pero antes, vayamos con las normas que suelen regir este tipo de artículos: la primera es que, por mucho que me pese, las historias de viajes en el tiempo están casi por completo fuera de este artículo (tratamos de hablar de entes distintos); la segunda es que hay destripes de todas las obras mencionadas, por lo que sigues leyendo bajo tu responsabilidad; la tercera, que no basta con historias de dobles, sino que tiene que haber interacciones entre ellos.
Tu doble no es malo
A veces duele ser uno mismo, como cuando tienes que entregar un artículo para Xataka, el día antes de plazo sólo tienes dos párrafos y elucubras cómo sería tu vida de actuar de otra manera. Este tipo de historias hablan del deseo de conocer: si tu doble ha tenido una existencia distinta (o entrega las cosas en plazo), ¿puedes aprender algo, absorber esa fortaleza?
Así, en 'El príncipe y el mendigo', de Mark Twain, los titulares intercambian sus papeles. Vale, quizá el mendigo no aprenda nada muy útil, pero el príncipe se queda al menos con la copla de que la gente a su cargo vive mal.
Hay miles de adaptaciones al audiovisual de esta historia, pero una de mis favoritas es una que la toma como base: 'Dave, presidente por un día', con Kevin Kline como presidente sustituto y más humano que el burócrata a quien se parece. Pero, ay, como este ejemplo no vale según las reglas planteadas arriba, mejor vamos con la que, seamos sinceros, es la mejor versión de todas: la canción de Moxy Früvous, 'King of Spain'. En ella, el rey de España deja su vida de oropeles para ser pizzero en Canadá.
Música aparte, la redención, en estos casos en los que tu gemelo-no-biológico no es mal tipo, puede jugar un papel importante. En 'Historia de dos ciudades', dos de sus protagonistas guardan un parecido asombroso y muy conveniente: así, cuando uno es condenado a la guillotina durante la Revolución Francesa, el otro le cambia el puesto para enmendar su vida disoluta y satisfacer a la mujer que ama.
Aunque, si hablamos de dobles y de metáforas sobre el caos latente en nuestro paso por el mundo, nadie lo sabe mejor que Spider-man. En los noventa, una vieja trama setentera relacionada con un clon se convirtió en una monstruosa, tremenda, esperpéntica, a ratos divertida, pero en última instancia absurda historia que duró dos años. En un momento dado, Peter Parker llegó a creerse un clon y cedió el puesto de Spider-man al “auténtico” (que en realidad, era el clon). Como digo siempre en estos casos: no preguntes.
La película 'Spider-man: Otro universo' va más allá, ya que el duplicado no es físico, sino espiritual. Por lo que sabemos, el trepamuros tendrá que unir fuerzas con versiones de tierras paralelas.
Y si nos vamos a 'Star Trek', algo que nos gusta más que los cereales de chocolate rellenos de chocolate, no podemos olvidar el divertido error de teletransportador. Si no te acuerdas o no lo sabes, te cuento: el teletransporte en Star Trek funciona desintegrándote y volviéndote a montar en otro mundo, pero a veces hay dificultades con el reensamblaje. En un caso, un error en el envío crea un duplicado exacto, tal como el Teniente Riker (sí, no Comandante) puede ilustrar.
Es mejor saber qué es lo que te puede pasar y qué puedes hacer si te cruzas con alguien exactamente igual que tú. Como siempre, la ficción ya ha hecho el trabajo de hipotetizar para que tomes ventaja con unos sencillos consejos, basados en tres probables situaciones.
Volviendo a un punto más realista, puedes tomar la caza del doppelgänger como un objetivo personal, a lo 'Cómo conocí a vuestra madre'. Durante la serie, hay un chiste recurrente en que estos cinco amigos se topan con sus dobles, al punto que Lily cree que la aparición del quinto y último es la señal que necesita para asumir que está preparada para tener hijos. No faltan, por supuesto, las teorías que desarrollan que estos dobles expresan los deseos de cada uno...
A veces, un doble te viene bien para desengancharte de otras personas, o así lo creyó Rachel en 'Friends'. Cuando corta con Ross, la pija del grupo se enamora de las prostéticas facciones de Russ, que sí, que era David Schwimmer aunque actor y guionistas jugaran al despiste durante años.
La mejor forma de acabar este epígrafe sería con un buen motivo para conocer a tu doble: la curiosidad. Así lo explora la película de 1969 'Más allá del sol', en la que se descubre una Contra-Tierra que es un reflejo de la nuestra; y su contrapartida indie de 42 años después, 'Otra Tierra', cuyo final incluye a su protagonista, una fracasada por una temeridad al volante, conociendo a una versión de sí misma que ha logrado ser astronauta.
¿Qué aprendemos de esto? Si te ves en esta situación, aprende de los errores que no te permitiste cometer o pon en práctica estrategias que no viste o no te atreviste a ejecutar.
Tu doble es malvado (y es probable que te quiera matar o reemplazar)
Algunos doppelgängers surgen con la tarea divina de dar el coñazo y robártelo todo. Porque tú, por poco que tengas, eres propietario de tu vida y tu rostro y ellos, por no tener, no tienen siquiera una cara propia.
Al principio van de buenas, no te creas. Se acercan con esa habilidad magnética que no creías tener, o que la edad te había hecho olvidar, y te convencen de que tienes un hermano, un aliado. ¿Cómo no vas a fiarte de ti mismo?
En 'El doble', de Fiodor Dostoievski, un funcionario aleatorio descubre a un tipo que es igual que él. Al principio la cosa es divertida, porque son idénticos, si bien uno es retraído y el otro un torbellino social; pero al original le va gustando cada vez menos el éxito de su doble, hasta que se vuelve loco.
Volvamos a los cómics. En la etapa de Paul Jenkins de 'Hellblazer', el detective de lo oculto, John Constantine, decide purgar su alma de todo lo malo y lo vuelca en lo que llama un homúnculo, en este caso un doble artificial destinado a ir al Infierno por sus pecados. La cosa no sale bien (como casi siempre para John), pues ni siquiera a un sucedáneo amoral le apetece ir a donde pastorean súcubos.
En el caso del audiovisual, aparte de las películas que adaptan a Dostoievski de manera directa, tenemos series de culto. A un lado, 'Star Trek' y su universo espejo, caracterizado por el uso indiscriminado de perillas (Nota del editor: eso explica algunas cosas de Adrián); al otro, 'Twin Peaks' y su última e imprescindible temporada, en el que el doble del agente Cooper ha campado a sus malvadas anchas durante años.
En este apartado, no nos olvidemos, está el mundo de los videojuegos, que gusta de situar en un lugar especial a los dobles malvados del protagonista. Mario, Link, Samus Aran o la mayoría de los personajes de los juegos de lucha tienen su huequecillo aquí.
¿Qué aprendemos de esto? Cualquier encuentro con un doble debería hacerse con cautela, pero en este caso aún más. Y encima, corres el peligro de ir a la cárcel por un delito que no has cometido…
Tu doble va de buenas, el malvado eres tú (y es probable que le quieras reemplazar o matar)
Ésta es la posibilidad que menos reconocerías; tú, que te consideras una buena persona. Pero tiene todo el sentido. Tu vida no es como la esperabas y hay algo que te decepciona, preocupa o directamente nutre esa parte reptiliana encargada de odiar sin control. Y, de repente, ves una versión de ti mismo que tiene todo lo que perdiste o dejaste escapar.
¿Tendrías disposición para hacer cualquier cosa? Hay obras que así lo creen, convirtiendo al protagonista en el malo. Como por ejemplo 'Coherence' (que gustó mucho en Espinof), en el que la protagonista viaja entre distintas realidades hasta encontrar una tan idílica… que no duda en intentar el asesinato de su contrapartida para sustituirla.
Otras veces, el doble representa aquello de lo que careces. Como el cuento de Edgar Allan Poe titulado 'William Wilson', en el que el personaje titular descubre a alguien semejante que es mejor persona. También más entrometido, porque siempre anda fastidiando los oscuros tejemanejes decimonónicos de William, como seducir a una mujer casada, hasta que el protagonista lo mata… y descubre que ha matado su moral.
Una vuelta de tuerca literaria es 'El hombre duplicado', de José Saramago, en el que un profesor descubre a su doble, un actor de cine, y decide ponerse en contacto para saber quién es el original. Esta vez el juego de identidades afecta también a las parejas de los duplicandos, hasta que la tragedia sacude sus vidas. Su adaptación al cine añade un subtexto sobre dictaduras y un juego raro con las arañas que me llevan a ver 'Enemy' escoba en mano.
Uno de los casos más curiosos de cuantos hay en este artículo es el de 'Tierra 2'. Este cómic de Grant Morrison y Frank Quitely narra cómo la Liga de la Justicia topa con una realidad alternativa poblada por versiones malvadas de sí mismos. El problema viene cuando, en un gesto de buena voluntad, someten a sus dobles y se dedican a ayudar a ese otro mundo… que ansía activamente el dominio y la inmisericordia. Y detrás de este cuento de superhéroes, una moraleja tan bonita como atractiva: que los polos opuestos no tienen por qué pelear, sino que pueden complementarse.
¿Qué aprendemos de esto? Si eres capaz de pensar en asesinato, aunque sea de ti mismo, entrégate a la policía y tira la llave. No olvides pedir la clave del wifi en la cárcel para dejarnos un comentario.
El ataque del doble
Hace ocho años, y juro que no me estoy inventando esto para darle vidilla al final de este texto, me encontré a mi doppelgänger en el metro. Y cuando digo doble es que el tipo no sólo tenía mi cara, también había elegido el tipo de ropa que yo escogería, a oscuras y medio dormido (es decir, como hago siempre), cualquier otro día de mi vida.
Nos quedamos mirando, a apenas dos metros de distancia, mientras la voz del metro se diluía en el ruido sordo de mis pensamientos.
Un año después, no le vi venir. Me dio con el hombro a la salida del metro de Callao. Y esta réplica, que no sé qué quiere de mí o si está esperando su momento, se giró para que viera su cara, para que yo no tuviera dudas del autor del empujón.
Así que hemos llegado hasta aquí y os pregunto, ¿qué creéis que está buscando? ¿Cómo debería actuar si hay un tercer encuentro? Y la más acuciante, ¿no os ha pasado alguna vez?
Imagen | Stig Nygaard
Imagen | B Rosen
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