Considerado un clásico del medio desde los setenta y, sobre todo, los ochenta -década en la que obtuvo el reconocimiento internacional-, Richard Corben encontró el equilibrio perfecto entre un trazo sofisticado, personalísimo y reconocible, y el asumir que los códigos y los tópicos de la fantasía, el terror y la ciencia-ficción estaban ahí para tomarlos, manipularlos, adorarlos y traicionarlos. Suyas fueron creaciones inmortales como 'Den', 'Bloodstar' o 'Mundo mutante', y su labor como ilustrador es ingente, desde la mítica portada de 'Bat out of Hell' de Meat Loaf a sus portadas para comics míticos como 'Creepy' o 'Heavy Metal'.
Corben nació en 1940 en Missouri, y tras desechar una afición temprana al culturismo (que, sin embargo, impregnaría toda su obra como creador), empezó a dibujar primero en fanzines propios, y luego en las míticas revistas de terror de Warren Publishing. Sus primeras historias se leyeron en 'Creepy', 'Eerie' o 'Vampirella', mientras se curtía como colorista en las reediciones del 'Spirit' de Will Eisner.
A mediados de los setenta comenzó a colaborar con la visionaria revista francesa de ciencia-ficción de Moebius, Druillet y Dionnet 'Métal Hurlant',. y luego fue una de las firmas abanderadas de su encarnación norteamericana, Heavy Metal. Fue en esta época donde dio vida a sus dos creaciones más populares, 'Bloodstar' (primer cómic autocalificado como 'novela gráfica', y basado en un relato de Robert E. Howard) y 'Den', una fantasía adolescente llevada al extremo en todos los sentidos, donde un nerd es transportado a una dimensión de fantasía hipermusculada e hipererótica.
El estilo Corben
Exagerados y sensuales hasta el extremo de lo grotesco, los personajes de Corben además eran el perfecto reflejo de su percepción singular y única de la anatomía humana. Corben era también un colorista único e influyente, que usaba una técnica de coloreado con fotolitos, herramienta que explotó como nadie, y en la que hacía de forma analógica, con resultados hiperrealistas, lo que hoy sería sencillo de ejecutar con herramientas informáticas. Por todo ello su trabajo rezuma espíritu ochentero y, a la vez, resulta desafiantemente atemporal.
La amplitud de su trabajo es inmensa, pero se puede destacar también la épica para todos los públicos de 'Rip: tiempo atrás' -versión verbenera de 'El sonido del trueno' de Ray Bradbury-, la adaptación del relato de Harlan Ellison y la película de culto 'Vic & Blood', o las mejores adaptaciones de los relatos de Edgar Allan Poe que jamás se han visto en un cómic, reinterpretando de forma única el erotismo de ultratumba del inmortal escritor.
Un legado impresionante para uno de los grandes configuradores de la imaginería y los códigos del género fantástico en los comics. Los lectores que se hayan curtido en los salvajes ochenta poseerán decenas de sus historias grabadas a fuego en la memoria, y los recién llegados, tienen múltiples formas de redescubrirlo.
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