La nueva adaptación de 'Watchmen' producida por HBO, pese a su extraordinaria calidad y a ser una inteligente continuación de las ideas que Alan Moore y Dave Gibbons plasmaron en su mítico cómic en 1986, no tiene al mítico guionista barbudo acreditado, como es su costumbre. Lo máximo que llegaremos a leer en una adaptación de su obra es, como en esta serie, "Basado en personajes co-creados por Dave Gibbons", es decir, acreditando coautoría solo al dibujante. O si no, apareciendo bajo su seudónimo habitual, 'The Original Writer'.
Un observador poco atento podría pensar que se trata de una forma de proteger su prestigio de adaptaciones horribles, como 'La liga de los caballeros extraordinarios' o 'From Hell', o discutibles como 'V de Vendetta'. Pero no, y la prueba está en que esta versión de 'Watchmen' es, quizás, la más respetuosa que jamás se ha hecho de una obra suya: pero su renuncia a verse acreditado es cuestión de principios. La particular forma de protestar de uno de los guionistas más famosos de la historia del miedo ante el requiebro legal de DC, que retiene los derechos de uno de sus comics más prestigiosos de forma indefinida.
'Watchmen': Ventas directas y jugosas
Pese a su fama de obra compleja y no muy accesible, 'Watchmen' fue todo un éxito de ventas en su día, publicada como una maxi-serie limitada de 12 números entre 1986 y 1987. El cómic se benefició del florecer de un sistema de distribución que nació a finales de los setenta en Estados Unidos, el "mercado directo". Con anterioridad a la popularización del sistema, las distribuidoras llevaban los comics a todo tipo de tiendas a su discreción, y estas no tenían que pagar por los comics no vendidos, simplemente devolver las portadas arrancadas de los cómics.
Pero con el mercado directo, se empezaron a distribuir cómics a las entonces nacientes tiendas especializadas, que tenían que comprar las cantidades que solicitaran, lo que favoreció el mercado de números atrasados (además de abocar, años después, a temas menos agradables, como la especulación entre coleccionistas). Además, el Comics Code, el sistema de autorregulación que había limitado los contenidos conflictivos de los cómics desde el escándalo de los tebeos de terror de los años cincuenta, no afectaba a estos lanzamientos.
Esto favoreció que Marvel y DC empezaran a publicar comics más experimentales y adultos, y en nuevos formatos: series limitadas, tomos unitarios... 'Watchmen' fue el tercer título que continuó una racha de éxitos de DC con este sistema de distribución, que había arrancado solo unos pocos años antes con 'Crisis en Tierras Infinitas' y había proseguido con 'El regreso del Señor de la Noche'.
Ni los abundantes retrasos en la publicación (el editor DC de entonces, Len Wein, comenzó con la publicación cuando solo había tres números terminados, lo que llevó a que la cadencia mensual alcanzara a Gibbons) ni lo laberíntico de la propuesta impidieron que se convirtiera en un éxito y que, a su conclusión, fuera vendido en un solo volumen (o un par) bajo el hoy aún discutido término de 'Novela gráfica'. Con ello (y con el precedente de 'El regreso del Señor de la Noche') DC intentaba distanciarse de la fama de infantiles de los cómics de superhéroes. El éxito de estos recopilatorios llevó a que desde entonces la mayoría de las historias publicadas en formato comic-book fueran diseñadas con vistas a ser recopiladas tarde o temprano.
Es decir, una gallina de los huevos de oro del cómic adulto que DC no estaba dispuesta a soltar tan fácilmente, pese a que, tal y como afirma Moore en esta entrevista de 2012, aceptaron devolver los derechos de explotación de los personajes a sus autores legítimos, asegurando que esta DC moderna tenía más en cuenta a los autores. Moore tenía motivos para no fiarse: desde 1975, DC mantenía una lucha legal con los creadores de Superman, Jerry Siegel y Joe Shuster, por los derechos y la autoría del personaje, en un tema que no se solventaría hasta los noventa por vía judicial. Y el propio Moore acababa de protagonizar una agria polémica con Marvel por los derechos de 'Miracle Man'.
Pero DC prometió que, según Moore, "cuando la obra se agotara, los derechos revertirían a nosotros, lo que sonaba como un buen trato. No tenía razón para no confiar en ellos, Habían sido muy, muy amistosos y parecían encantados con la cantidad de cómics extra que estaban vendiendo." Moore llegó a considerar que "solo con que sean negociantes competentes, no van a traicionar su palabra para hacernos la faena de esa manera". Pero Moore reconoce que no prestó la suficiente atención a lo que firmaron, ya que los contratos no eran muy habituales por entonces en la industria.
La cuestión es que hubo detalles que hicieron que a Moore se le pusiera la mosca detrás de la oreja, como "la decision de vender merchandising de 'Watchmen' y no darnos un porcentaje de los beneficios, porque se consideraba 'promoción autofinanciada'". Fue entonces cuando Moore se dio cuenta de que DC "nunca iba a permitir que Watchmen se agotara". Poco después se fue de la compañía, pero DC seguía interesada en que Moore trabajara para ellos, según Moore porque la cuestión legal en torno a 'Watchmen' era demasiado pantanosa, y en la editorial estaban obsesionados con rodar una película, de la que ya se hablaba en los ochenta, y que dirigiría Terry Gilliam.
DC llegó a comprar editoriales en las que Moore estaba contratado, como la Wildstorm de Jim Lee en 1998, para conseguir que el barbudo guionista volviera al redil, aunque fuera de rebote. Y de paso, seguir interfiriendo en su obra: Moore vio censurado parte del número 5 de 'La liga de los caballeros extraordinarios' por cuestiones de derechos, pese a que DC le había prometido no manipular sus recién adquiridas propiedades a traves de la compra de Wildsdtorm. El prestigio de Moore para DC estaba claro, según afirma él mismo: era el responsable del único cómic conocido fuera de los círculos de lectores de cómic. Y eso era esencial para expandirse a otros medios, como el cine.
DC intentó seguir adelante con el "estilo Moore" aún sin el guionista a bordo. La línea Vertigo de Karen Berger, que generó sus propias y muy singulares obras maestras del medio, nació como un intento de encontrar nuevas obras en la onda de 'Watchmen', y durante un tiempo el prestigio de DC se cimentó en el de haber sido los inventores del formato de la novela gráfica.
¿Cómo está la situación ahora?
Sin duda, beneficia a DC: Alan Moore sigue cobrando los derechos de ventas de las reediciones de 'Watchmen', que es lo que le corresponde por el contrato que firmó en los ochenta. Y sigue muy disgustado con sus antiguos empleadores: para que no suceda lo de Wildstorm (su compra es lo que permitió a DC quedarse los derechos de 'V de Vendetta' y de personajes creados por Moore como Tom Strong), el guionista incluye una cláusula en sus contratos por la que estos quedan anulados si en algún momento la editorial, por modesta que sea, es comprada por DC.
Porque la cosa fue a peor, claro: finalmente la película llegó, y Alan Moore no estaba dispuesto a que su nombre apareciera por ninguna parte vinculado a la adaptación. Dave Gibbons, el dibujante del cómic, tenía una postura más bien opuesta y estaba de acuerdo en que DC revitalizara su obra de 1985. Cuando se puso sobre la mesa la disparatada propuesta de hacer un libro-cómic con las viñetas de las historias de piratas del cómic original, Moore pidió que se incluyera una cartela en el cómic que dijera expresamente que él no estaba implicado, pero DC se negó.
Además, Moore piensa que DC retiró el encargo de la novelización de 'Watchmen' a un amigo personal, Steve Moore, que necesitaba el trabajo, como venganza. La situación estaba tensísima, y más que se tensaría, desenbocando en la ruptura total de la relación de Moore con Dave Gibbons (a quien nunca le perdonó que no le agradeciera el haberse podido quedar con la mitad de los royalties que correspondían a Moore por la adaptación de Zack Snyder) cuando el dibujante bendijo la aparición de 'Antes de Watchmen', una serie de spin-offs basados en los personajes de la serie original.
De hecho, DC llegó a ofrecerle a Moore los derechos de 'Watchmen', "si accedía a que se hicieran algunas horribles secuelas y precuelas", contó a Wired. Les respondió que eso habría tenido sentido en su debido momento, no bien entrado el siglo XXI. Y remató con su célebre frase "No quiero el dinero, quiero que esto no suceda". Pero sucedió, porque DC editó los spin-offs igualmente.
El contrato de Moore con DC nunca se ha hecho público: es muy posible que Moore pueda esgrimir cuestiones de tipo moral, tanto como es posible que DC lo tenga todo atado y bien atado, motivo último de que Moore nunca haya emprendido acciones legales. Dejando de lado que el guionista posiblemente tenga razón solo parcialmente (¿acaso su 'La cosa del pantano' no tomaba un personaje anterior para hacerlo suyo? ¿Y 'Miracleman' ¿Y 'La liga...'?), es evidente que DC ha llevado a cabo algunas maniobras comerciales en las que el creador es el último mono (lo último: personajes de 'Watchmen' interactuando con el universo DC tradicional). Pero claro, por eso lo llaman "industria" del cómic.
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