Hugh Hefner. El hombre del reportaje social, el director del medio de prestigio que publicaba a los literatos del momento. Y la revista de los pechos y los peluches. Como nos hemos enterado esta mañana el magnate que generó una de las marcas periodísticas más importantes de la historia ha fallecido hoy a sus 91 años después de haberse pasado seis décadas a los mandos de Playboy.
The Hef, a favor de la igualdad racial
Mientras en los 50 y 60 era aún enorme la brecha social y la presencia del racismo sistémico, Hefner encargaba reportajes sobre la violencia institucional contra los negros y entrevistas especiales a todo tipo de figuras, Muhammad Ali, Martin Luther King Jr., Malcolm X… También obligaba a los inversores a aceptar que apareciesen en sus programas nocturnos celebridades culturales del mundo afroamericano, como lo fueron Ella Fitzgerald y Nat King Cole, los dos primeros invitados de The Hef.
Haciendo del racismo algo totalmente out
Además de tener entre sus firmas a buena parte del talento periodístico que otros medios no fichaban por prejuicios raciales, el empresario hacía inversiones filántropas a favor de diversas causas sociales. Entre ellas están el ayudar a extender los festivales musicales de jazz donde tocasen grupos mixtos (algo que no se veía bien en la época), financiar el primer kit antiviolanciones y apoyar económicamente a asociaciones en favor de los derechos civiles, algunas de las cuales provocaron noticias que pasaron a la historia. Como comentaba aquí Noel Ceballos, fue el hombre que consiguió que la xenofobia dejase de ser cool.
Si escribías, pasaste por Playboy
Buena parte del estrellato mediático e intelectual pasó por su residencia o sus páginas. Casi más importante que sus portadas lo fueron los relatos firmados por escritores como Arthur C. Clarke, Vladimir Nabokov, Saul Bellow, Margaret Atwood, Joseph Heller, Roald Dahl, Haruki Murakami, Norman Mailer, Kurt Vonnegut o Ray Bradbury, que publicó su el libro Fahrenheit 451 por entregas en la revista.
Aunque fueses periodista o crítico: cualquiera tuvo que pasar por ahí
Los astros no eran sólo maestros de las letras. Los actores le adoraban e incluso algunos críticos de cine, como Roger Ebert, se dejaron pasar alguna que otra vez por su choza.
Porque hablando de choza...
Si la revista era el objeto, el lugar era la archiconocida Mansión Playboy. 2.000 metros cuadrados y 27 habitaciones en los que, como conoceríamos después, muchas mujeres jóvenes trabajaban semanalmente como reclamo para las famosas fiestas.
Un paraíso de conejas y pavos reales
Al lado de los campos de juego de las conejitas, un zoo de pájaros, el grupo de animales predilecto de Hef y una de las excentricidades por las que se conocería a esta villa de uno de los rincones de Holmby Hills, en Los Ángeles.
La vida holgada
También, según cuentan, el fundador tenía cientos de batines de terciopelo o seda. Esta sería la prenda icónica, junto a su pipa y gorra de marinero, con la que le veríamos pasear por su casoplón.
Hefner, el hombre que hizo todos sus sueños realidad
Rodeado de mujeres disponibles, recibiendo en su mansión a toda la flor y nata estadounidense, dirigiendo su propio medio, siendo invitado a todas las grandes fiestas… y pudiendo hacer todo esto en pijama. Demostró que pudo materializar su fantasía adolescente al completo y hasta el final.
La pornografía es politica
La otra cara de la revista siempre ha sido, como sabemos, el espíritu libertino y festivo por el que todos asociamos a la marca del conejo. Desde que publicó los primeros desnudos de Marilyn pre-fama en 1953 y hasta que cerró el grifo del erotismo explícito en 2015 Playboy siempre ha sido el festín a la vista de los hombres heterosexuales.
Y yugo patriarcal
Mujeres desvestidas, siempre sonrientes y sumisas a la mirada masculina. Mujeres sometidas tanto ante los ojos de los fotógrafos de las sesiones de la revista como de los espectáculos a los que acudía Hefner con su harém. Una política sexual que encajaba como un guante en las exigencias de los puritanos años 60 y que se autojustificaban en la libertad de la mujer. Como dijo la periodista Suzanne Moore, el hombre del batín de seda era un chulo.
No eres para progresistas pero mucho menos conservadores
No le odiaba solo una parte del feminismo, también los defensores de la moral cristiana. Hefner se enfrentó a cargos por obscenidad pública en 1963, pero el jurado fue incapaz de alcanzar un veredicto acerca de su conducta.
El sacrificio de toda una vida empalmado
Lo cierto es que, obsceno o no, el director siempre fue promiscuo. Y mucho. Fardaba de haberse acostado con más de 1.000 mujeres. Al perder el vigor de la juventud fue uno de los primeros grandes defensores del uso de la viagra, que ya en sus años vetustos tomaba como si fuesen caramelos. Esto hizo que fuera perdiendo progresivamente el oído, uno de los efectos secundarios descubiertos con el tiempo por el abuso del fármaco. En sus últimos tiempos decían que estaba completamente sordo a no ser que le hablases directamente a escasos centímetros de su oído bueno.
Amante voraz, pero no necesariamente bueno
Dijo Holly Madison, una de las antiguas Playmates, que cuando fue a encontrarse físicamente con su jefe éste no besaba ni acariciaba, sólo ejecutaba el acto mecánicamente. “Nuestro primer encuentro fue muy rápido y nada excitante. Nunca había tenido una experiencia tan desconectada. Hubo cero intimidad. No hubo besos y no hubo nada. Y fue tan breve que ni siquiera recuerdo su cuerpo sobre mí”.
El hombre al que le consentimos tener esclavas sexuales
Entre las protestas más frecuentes de las playmates estaba el régimen de semiesclavitud en el que vivían mientras fuesen conejitas. La fama y caché que recibían trabajando a sus órdenes se pagaba bajo un régimen vital estricto: salir siempre que lo diga el jefe, no tener novios, estar siempre disponible para los invitados y recibir el cheque semanal entrando cada viernes directamente al cuarto del patrón.
Todo lo que sube, baja
Aunque Playboy y su legado siguen vivos la imagen que nos ha quedado en las últimas décadas de este producto no es tanto el de pertenecer a la vanguardia mediática como el de un producto obsoleto, hoy hortera.
Despedida y cierre
El cuerpo de Hef ha abandonado hoy el mundo de los vivos, aunque, como sabemos, su momento histórico hace tiempo que había quedado atrás. Su huella en el periodismo, la lucha civil y la liberación sexual ha sido tan problemático como innegable.
Ver todos los comentarios en https://www.xataka.com
VER 0 Comentario