Del 20% en los sesenta a la mayoría de hoy: así han conquistado las mujeres la Universidad española

El 8 de marzo de 1910 -casualmente, el día que poco después sería el escogido para la celebración internacional del Día de la Mujer- se publicó en la Gaceta de Madrid la Real Orden del Ministerio de Instrucción Pública que permitía que las mujeres pudiesen matricularse en todos los establecimientos docentes españoles. La última Real Orden, de 1888, permitía que lo hicieran, pero siempre supeditadas a la autorización del Consejo de Ministros.

Más de cien años después, las mujeres son mayoría en la universidad española. Y llevan tres décadas siéndolo. El panorama ha ido cambiando desde principios de la década de los sesenta (la primera con datos segregados por género), cuando apenas suponían el 20% del alumnado. La evolución de los veinte años posteriores, hasta finales de los ochenta, fue clave: un ascenso que derivó en un sorpasso en 1986, perdido en 1987 y reeditado en 1988 para no soltarlo hasta nuestros días.

Carreras feminizadas, carreras masculinizadas

Un vistazo a los porcentajes de cada género en el alumnado según la rama académica nos da una sensación de estabilidad mucho mayor: la mujer se ha ido incorporando en gran medida a la universidad en las últimas décadas, pero al menos desde los ochenta su peso en cada rama académica es muy similar, con pequeñas variaciones pero con bastante estabilidad desde que se ofrece datos desde el Ministerio de Educación.

Las diferencias de género en algunas ramas académicas apenas han variado en 30 años

Existe una relativa paridad en las carreras de Ciencias (Biología, Ciencias del Mar, Bioquímica, Ciencias Ambientales...) y en las Ciencias Sociales y Jurídicas (ADE, Ciencias Políticas, Comunicación Audiovisual...).

En Artes y Humanidades (Arqueología, Bellas Artes, Diseño...) ya se aprecia una mayoría (6 de cada 10 son mujeres) y en Ciencias de la Salud esa mayoría se consolida hasta suponer el 70%. Además del histórico peso de la mujer en la carrera de Enfermería, en los últimos años la de Medicina también se ha balanceado hasta que recientemente ya hay más médicas colegiadas que médicos.

Esta mayoría femenina en el campo de la salud se hace extrema, según datos del INE, en carreras como Logopedia (93,7% de mujeres en 2017), Terapia Ocupacional (90,9%) y Nutrición (87,1%). Enfermería y Medicina tienen el 84,3% y el 50,4% respectivamente.

En el otro lado de la balanza, una rama que ha mejorado en los últimos treinta años en sus cifras de alumnado por género (de un 15% de representación femenina a un 25%) pero que sigue muy lejos de la paridad: Ingeniería y Arquitectura.

Dentro de esa rama, la de Informática es la carrera con mayor desigualdad: tan solo el 13% del alumnado actual es mujer. En Xataka ya hablamos de cómo a nivel mundial se produjo un punto de inflexión en los ochenta, cuando los ordenadores pasaron a ser piezas que el marketing trataba como herramientas, aportándoles así un enfoque eminentemente masculino, según contaba Planet Money. Sara Gómez, asesora de la Real Academia de Ingeniería, también dio su punto de vista sobre este fenómeno en El Confidencial:

"En edades tempranas, la mayoría de las niñas aventajan a los niños en todas las materias, incluyendo las matemáticas. Así que la diferencia en sus comportamientos no tiene que ver con la falta de habilidad o los conocimientos adquiridos, sino más bien con la forma de enfrentar los retos".

Tendencia al alza

La tendencia para los próximos años podría ser de un aumento de representación femenina en la Universidad. De los más de 20.000 estudiantes que han hecho las Pruebas de Acceso a la Universidad en la Comunidad Valenciana, el 59% son mujeres. El mismo porcentaje que en la provincia de Málaga.

En Huelva ha sido de un 58%, mismo porcentaje que en Córdoba y en Granada, y casi el mismo que Cádiz. Madrid se queda en un 57%. La senda de los próximos años puede aumentar algún punto porcentual el escenario actual.

Además, según el informe Mujer y universidad: participación, desempeño, inserción laboral y PDI publicado en 2018 por la Fundación Conocimiento y Desarrollo, las mujeres no solo tienen mayor presencia en la universidad, sino también un mejor rendimiento. Sin embargo, sus salarios al pasar al mercado laboral son menores; y su tasa de desempleo, mayor.

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