En 2014, la presentadora del tiempo Evelyne Dhéliat hizo algo poco usual en su espacio dedicado a la meteorología en la famosa cadena francesa TF1. Pronosticó las temperaturas de 2050 emitiendo una advertencia de lo que supondría en el futuro la creciente amenaza del cambio climático. 40°C en París, 41°C en Toulouse, 42°C en Lyon y hasta 43°C en Nîmes: el informe no era del todo ficticio, ya que había sido diseñado muy en serio por Météo France: "Nos arriesgamos a una ola de calor así en Francia cada cuatro veranos", decía la presentadora entonces.
No tendremos que esperar a 2050 para que esto suceda. Las temperaturas hoy, a 15 de junio de 2022, están muy próximas a aquello de lo que hablaba Dhéliat. Sí, 30 años antes de lo esperado.
Temperaturas extremas. Se espera que Francia experimente una ola de calor esta semana devastadora, en plena mitad de junio, que golpeará con temperaturas de 38ºC en el sur del país. Antes incluso de entrar en el verdadero verano, Francia y parte de Europa está a punto de asfixiarse bajo temperaturas abrasadoras. El calor ya se ha sentido en algunas ciudades galas esta semana con 36,2°C a la sombra en Marsella, 35,4°C en Montpellier, 34,8°C en Perpiñán y 36ºC en París. En su punto máximo, el termómetro podría alcanzar los 40°C en Lyon.
Un fenómeno cada vez más común. Los expertos alertan de que las olas de calor ocurren antes y con mayor frecuencia. Es decir, que las temperaturas han comenzado a alcanzar sus niveles máximos en junio cuando normalmente no se registraban hasta julio o agosto. Y bueno, esta intensificación de las olas de calor no es otra cosa que la manifestación más evidente del calentamiento global producido por el cambio climático. Y aquí es donde estamos jugando un papel los humanos.
Para ponerlo en contexto: desde principios del siglo XXI, Francia ha experimentado varias olas de calor excepcionales, entre las que destaca la de junio de 2019 cuando se registró el récord absoluto de calor en Vérargues, con 46°C. "Fuera de Córcega, el umbral de 40°C nunca se ha observado antes del 18 de junio", explicaba Gaétan Heymes, meteorólogo de Météo-France.
La situación en España. En nuestro país lo que se está viviendo no tiene nombre. La primera ola de calor del verano ha puesto a 15 comunidades autónomas en alerta por altas temperaturas, con Andalucía, Aragón, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Extremadura, Madrid y Cataluña bajo aviso naranja. Se trata de la ola más temprana que afecta a España desde que hay registros y también la más intensa para mediados de junio de, al menos, los últimos 20 años.
Las cifras que registran los termómetros son inimaginables: hasta 68 observatorios de la Aemet midieron el lunes más de 40°C. En Córdoba casi se llegó hasta los 43ºC, al igual que Ciudad Real y Jaén. Granada alcanzó los 41,1ºC y Albacete los 40,6ºC. Las temperaturas más altas eran 42,6° en Villarrobledo (Albacete) y 42,3ºC en Talavera de la Reina (Toledo). Para hoy se esperan 40ºC en Valladolid, Zamora y Madrid, y más de 42ºC en Zaragoza y Sevilla.
No es la primera vez que la realidad supera la ficción. Es asombroso observar cómo creíamos que variarían los fenómenos meteorológicos y cómo han variado realmente ahora que nos aproximamos a fechas críticas. Hace un tiempo, ahondábamos en Magnet cómo incluso las predicciones más extremas eran una versión light de lo que estamos viviendo.
En un documental emitido por la BBC en 2007 y narrado por David Attenborough, Climate Change - Britain Under Threat, se exploraba qué sería de Reino Unido en el futuro si la tendencia del calentamiento global se mantenía. Para ello recreaba en el futuro situaciones con temperaturas extremas y se adentraba en fechas ya no tan lejanas como 2020 o 2030. Pronosticaron el "hipotético" tiempo de un verano de 2020, con un "calor abrasador" de +30 ºC. Pues bien, no hizo falta ni llegar a la fecha. Dos años antes, Londres, Birmingham y Liverpool afrontaban un verano con máximas diarias de 31ºC y 33ºC.
¿Qué podemos aprender de esto? Que las alertas de los científicos y de los expertos en materia climática llevaban razón en sus lejanas advertencias de 2007 y 2014. Que una década después, nos enfrentamos a la misma situación que tanto la meteoróloga de la TF1 Evelyne Dhéliat y Attenborough dibujaban por aquel entonces. A veces incluso peor. Y que en casi todo lo que podamos decir que está por venir seguramente nos quedemos cortos.
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