Este fin de semana se estrenan en nuestro país las dos últimas joyas que quedan en el arcón del Studio Ghibli. El recuerdo de Marnie y El cuento de la Princesa Kaguya ponen cierre, hasta nuevo aviso, a las producciones la mítica casa de animación japonesa, que cuenta ya con más de 30 años de historia.
Aunque a finales de este año los japoneses van a poder disfrutar de The Red Turtle, una obra de los franceses de Wild Bunch que también co-produce Ghibli, será éste un caso más de cesión del nombre que de autoría en sí. Desde la casa de animación de El Viaje de Chihiro, Mi vecino Totoro o La Princesa Mononoke han decidido que la ausencia de proyectos rentables en la recámara (y también la semi-jubilación de Hayao Miyazaki, creador del estudio y autor insignia de este arte) es el momento perfecto para echarle el cierre al departamento creativo, notablemente envejecido y sin nuevas voces entre sus filas que puedan idear algún éxito comercial que les saque del atolladero financiero en el que se encontraban.
Por eso mismo este fin de semana no puedes perderte estas películas (especialmente El cuento de la Princesa Kaguya, una de las más hermosas que ha hecho jamás el estudio). Mientras esperamos, nada mejor como recordar todas esas lecciones que sus filmes y sus personajes nos han hecho aprender con tantísimo cariño.
Que los gatos pueden volar.
Y que volar mola mucho, en general.
Que La Sirenita no es como nos la habían contado.
Que Alicia en el País de las Maravillas está por todas partes.
Que las mujeres tienen en su interior mucha más fuerza de la que piensan.
Que la avaricia humana es uno de nuestros mayores males.
Aunque la guerra es nuestra mayor vergüenza.
Que las verdaderas princesas no quieren vestir kimonos.
Que la amistad puedes encontrarla en los lugares más inesperados.
Que nadie es puramente bueno o puramente malo. Todos tenemos nuestras razones.
Que las brujas son chicas de lo más encantadoras.
Que los pequeños detalles es lo que hace que las películas cobren una mayor dimensión.
Que la vida corriente puede estar llena de encanto.
Pero que no hay que olvidar criticar lo malo que tenemos en ella.
Familia son los que siempre están con nosotros.
Que los niños no tienen nada de estúpidos, que suele ser más bien al contrario.
Que los sentimientos es lo que más humanos nos hace.
Que debemos mirar a la naturaleza con respeto y no con superioridad. Venimos de ella y a ella vamos.
Que el mundo de los espíritus está siempre a unos pocos pasos de distancia.
Que a veces el dolor puede controlarse.
Pero que no hay que rendirse nunca por muy mal que estén las cosas.
Y sobre todo, que no debemos perder la imaginación ni el sentido de la maravilla que teníamos cuando éramos niños.
Sayonara, Stubio Ghibli
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