El Alzheimer ya es la causa más frecuente de demencia en Occidente (entre el 60 y el 80% de todas las demencias) y las previsiones nos avisan de que va a más. En los próximos años, con el envejecimiento de la población en todo el mundo, se espera que el número de personas afectadas llegue a triplicarse. Sin tratamiento y con problemas para su diagnóstico en firme, es uno de los enemigos públicos número uno de la medicina actual.
'Alzheimer' para un enorme conjunto de la población es sinónimo de preocupación, tabús y miedo. La amenaza de un futuro en el que los recuerdos (la misma personalidad) se disuelvan como un terrón de azúcar en un vaso de agua caliente. Y es justo ahí, en la desesperación y el dolor, donde crecen las pseudociencias. 3.200 millones de dólares dan buena fe de ello.
Tratamientos ética, médica y financieramente dañinos
Una llamada de atención Esta semana un grupo de investigadores y médicos californianos han alertado en la revista JAMA del preocupante crecimiento de las pseudociencias orientada a sacar partido el miedo a la demencia. En especial, los autores quieren llamar la atención sobre los suplementos dietéticos.
Un mercado crecimiento que no deja de crecer. No les falta razón. Los suplementos dietéticos para mejorar la cognición y la salud cerebral ya representa un mercado de, como poco, 3.200 millones de dólares y tiene una altísima penetración en los medios escritos, radio, televisión e internet.
Ninguna evidencia. Por ser claros, no es que no haya ningún suplemento dietético conocido capaz de prevenir el deterioro cognitivo o la demencia (que no lo hay); es que la industria escoge esta denominación para evitar controles. Los suplementos son, en realidad, un coladero porque, a diferencia de los medicamentos, no tienen que someterse a medidas estrictas de control y, por supuesto, no tienen que demostrar ningún tipo de eficacia.
En cambio, sabemos que no son inocuos. Hay muchos ejemplos de efectos secundarios e interacciones, pero me gustaría centrarme en uno de los suplementos más de moda: la vitamina E. Tenemos de evidencia bastante convincente de que el exceso de esta vitamina está relacionado con un aumento de la mortalidad por todas las causas y del riesgo cerebro cardiovascular hemorrágico en particular. Se siguen vendiendo por todo el mundo sin problema.
Más allá de los suplementos El problema no se circunscribe a los suplementos, sino que incluye todos los casos de intervenciones pseudocientíficas promovidos por los propios profesionales sanitarios. Terapias de nutrición intravenosa, desintoxicación personalizada, quelación, antibióticos o células madre se pueden encontrar en el mercado con una simple búsqueda en internet: pero no solo no están reguladas, sino que, en muchos casos, son potencialmente dañinas.
Alarma entre los especialistas Las sociedades médicas, científicas y de pacientes llevan años denunciando que estos suplementos no son solo inútiles, sino que son caros para el paciente e inducen a confusiones que dañan la adherencia al tratamiento. Los autores señalan que la 'medicina complementaria' no se autorregula con eficacia y, en muchas ocasiones, acaba convirtiéndose en 'medicina alternativa'. Y, como dicen los autores, si estas intervenciones no son “éticamente, médicamente o financieramente benignas” es hora de ponerle coto a un problema que solo puede ir a más.
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