La policía surcoreana está muy cerca de resarcirse de la peor mancha en su historial: podrían haber encontrado al culpable de las violaciones y asesinatos en serie de Hwaseong, la historia que conmocionó al país en los años ochenta y noventa que dejó sin culpable a un asesino en serie que había terminado con la vida de diez mujeres en un poblado a 50 kilómetros al sur de Seúl. Un evento con tal importancia en la cultura popular que ha sido fuente de multitud de adaptaciones a la televisión y al cine, siendo la más célebre la del filme de culto Crónica de un asesino en serie (Memories of Murder) de Bong Joon-ho en 2003.
Hwaseong serial murderer suspect is finally caught, the DNA matches... Wow after 20+ years... https://t.co/WFcpQse00P
Todo son informaciones de Yonhap, la principal agencia de noticias de Corea del Sur y que, desde que se dio a conocer hace pocas horas el giro en la investigación, llevan actualizando la noticia cada poco tiempo con nuevos datos.
La división local de la Agencia Nacional de Policía anunció este jueves que después de tres décadas han encontrado a su primer principal sospechoso de los asesinatos, un hombre de 56 años ya preso en la cárcel de Busán con cadena perpetua por violar y matar a su cuñada en 1994. La policía dice que es posible conectarle con tres de las muertes del asesino de Hwaseong.
La tecnología ADN que está ayudando a resolver crímenes de décadas atrás
El caso ha resurgido tres décadas después gracias a la novedosa tecnología de identificación genética del ADN. Se trata del mismo avance que ha llevado al auge en el estudio de la genealogía familiar en Estados Unidos, a aplicaciones prácticas para la mejora del rendimiento de los deportistas de élite y también a la identificación de criminales de casos con décadas de antigüedad. Sólo en Estados Unidos esta nueva ciencia consiguió señalar el año pasado al responsable de unos crímenes en la Universidad de Standford de 1973 o al famoso asesino del Golden State, entre otros.
El pasado julio un equipo de policías del departamento de casos por resolver de la provincia de Gyeonggi Nambu enviaron al departamento forense antiguas pruebas del caso Hwaseong para un nuevo estudio de su ADN.
“Ahora sabemos que es posible detectar nuevas fuentes de ADN en objetos sobre los que ha pasado mucho tiempo y encontrar algo aunque los investigadores no lo encontrase en un primer lugar. Es un buen punto de partida para el análisis forense”, afirmó uno de los agentes. Encontraron resto de ADN en una de las piezas de ropa íntima de la novena víctima, y la policía no ha querido decir cómo, pero afirma haber encontrado una forma de relacionar este material con el de otras dos víctimas.
La investigación sigue en marcha. Por el momento, la policía ha afirmado que han entrevistado al nuevo sospechoso y que éste, con total calma, ha afirmado no tener nada que ver con los asesinatos. Los funcionarios de la prisión de Busan han declarado que el sujeto es un preso modélico, muy callado, y que tanto los oficiales como el resto de población reclusa se han sorprendido enormemente por la noticia.
El asesino de Hwaseong violó y después mató entre 1986 y 1991 a diez mujeres de entre 13 y 71 años (la mayoría rondaba la veintena). Merodeaba los alrededores de esta provincia campesina y poco poblada, y cazaba a sus víctimas mientras éstas volvían a sus hogares hacia el atardecer o la noche. Los asesinatos fueron tildados de “brutales” por los investigadores, y normalmente las asfixiaba con sus propias manos o con la ropa interior de las víctimas.
Fueron unos crímenes que conmocionaron a la opinión pública, con un gran seguimiento mediático, y los cuerpos de seguridad del estado llegaron a entrevistar a 20.000 posibles sospechosos. Se dice que se gastaron dos millones de jornadas de trabajo policial, lo que convierte a este caso irresuelto en la mayor operación policial de la historia del país.
Un culpable sin condenas
Los agentes también han confirmado que, aunque el actual sospechoso pudiese ser culpado de los asesinatos, los crímenes expiraron en abril de 2006. Aunque las leyes penales ampliaron en 2015 los plazos de persecución de crímenes violentos, los hechos de Hwaseong no podrían acogerse a la nueva normativa. Aun así la policía confirma que sigue investigando las nuevas pesquisas para arrojar luz sobre una de las mayores heridas abiertas de su historia criminal.
Los medios coreanos también han contactado con Ha Seung-kyun, uno de los detectives que llevaron el caso en su momento. Ha, de 72 años y ya retirado, ha dicho encontrarse “emocionado y enfadado”, por descubrir que podría culparse al fin al responsable y por saber que no cumplirá condena por ello. El detective fue uno de los principales personajes de la famosa película del director Bong Joon-ho, y fue encarnado por el prestigioso actor Song Kang-ho.
"Crónica de un asesino en serie", más conocida como Memories of Murder, fue la primera adaptación audiovisual de una historia que ha tenido otras tantas ficciones en los años siguientes, como Confession of Murder en 2012 o las series Gap-dong y Signal, en 2014 y 2016 respectivamente. Además de utilizar los hechos reales, Bong adaptó la obra teatral sobre los propios crímenes Come See Me, del poeta Kim Gwang-rim. También dijo inspirarse en la novela gráfica de Alan Moore From Hell.
El thriller procedimental de Bong fue visto en su momento por más de cinco millones de espectadores en Corea del Sur, yse convirtió en todo un fenómeno social, así como en una película de culto en muchas partes del mundo. Ganó la Concha de Plata a la mejor dirección en el Festival de San Sebastián y se seleccionó para la competición del Festival de Cannes, donde su director ha ganado este año la Palma de Oro por su película Parasites.
En 2003, cuando la película se exhibió y aún había plazos para encontrar y condenar al culpable, Bong dio una entrevista donde afirmó que el asesino seguramente seguiría vivo y vería la película. De ahí que el cineasta decidiese que para el último plano de la película el detective al que da vida el actor Song Kang-ho (el mismo al que han entrevistado hoy los medios) mantuviese su mirada ante la cámara, de forma que el personaje acabase la obra mirando a los ojos del verdadero asesino.
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