Las recientes subidas del precio de la luz evidencian cada vez más el gran problema sin resolver que tiene España con la electricidad. Los consumidores se han encontrado este mes de junio con una sorpresa que toca de lleno a sus bolsillos: la tercera factura más cara de toda la historia, consecuencia directa de los altos precios en el mercado mayorista y la entrada en vigor de la nueva facturación por tramos horarios. Comparando el precio con el mismo mes del año pasado se ha incrementado un 46%. Una cifra abismal en medio de una crisis económica.
El Gobierno llevaba semanas debatiéndose con posibles soluciones: bajar el IVA, crear una empresa pública de energía, ampliar dos horas el tramo más barato o reducir el precio de la potencia contratada. De momento, ya ha optado por la primera.
El precio más alto. Atendiendo a los últimos datos, el precio de la electricidad ha llegado a niveles estratosféricos. El pasado miércoles alcanzaba los 94,63€ por megavatio/hora (MWh) en el mercado mayorista, el tercer precio más elevado de la historia, según los datos del Operador del Mercado Ibérico de Electricidad (OMIE). Si se analizan los registros históricos, esta cifra sólo ha sido superada en dos ocasiones y con razones excepcionales. El 8 de enero, por el temporal Filomena se llegó hasta los 94,99€ el MWh y el máximo histórico diario, registrado el 11 de enero de 2002, que fue de 103,76€.
¿Por qué sube la luz? Hay diversos motivos. Este incremento tan agudo se debe en gran parte a la fuerte revalorización del gas natural en los mercados internacionales y a la subida del mercado del CO2. Hablamos de un cambio en la cotización brutal. El mes pasado, el principal mercado de gas natural europeo (TTF) registró una cotización de alrededor de 25 €/MWh. Una subida de nada más y nada menos que del 400% con respecto al año pasado.
Por otro lado, los precios en el mercado de emisiones han subido en más de un 100% en tan solo seis meses. Si antes el precio medio estaba entre los 25-30€ la tonelada, ahora este se sitúa entre los 50 y 55€. Esto afecta de forma directa a los precios diarios en nuestro país y el resto de Europa, que también se ven golpeados por el aumento de la demanda con la llegada del verano. Sólo el coste de las emisiones de carbono en junio de 2021 dobla prácticamente al precio medio anual que se registró en todo 2020 (24,75€/tonelada).
La nueva tarifa. En un principio el objetivo de la nueva factura de la luz era fomentar el ahorro energético y promover la eficiencia, el autoconsumo y el uso de energías más limpias, según explicaba el Gobierno. Sin embargo, el nuevo sistema tarifario, que introduce tres periodos de discriminación horaria —punta, llano y valle— y que hemos explicado con detalle en este artículo de Magnet, ha sido recibido con críticas y temor por el consumidor medio. De momento, aunque todavía no permite una comparación homogénea con facturas anteriores para un consumidor tipo, algunos estudios ya indican que la nueva factura no ayuda.
¿Por qué no ayuda? Algunas asociaciones de consumidores como FACUA presentaron hace unos días un análisis de varias decenas de miles de facturas en viviendas habitadas que arrojaba una idea bastante desesperanzadora del fenómeno: con datos consolidados hasta el 15 de junio, calculaba que el recibo de la luz se ha encarecido en casi 28€ con respecto al mismo período del año pasado, al pasar de 60,58€ en junio de 2020 a 88,11€ ahora para una potencia contratada de 4,4 kilovatios y un consumo de 366 kilovatios hora mensuales.
Básicamente el precio del kilovatio hora ha crecido hasta los 30,57 céntimos en hora punta, 18,36 céntimos en hora llana y el en hora valle el precio medio ha sido de 14,71 céntimos. Si se pondera el porcentaje de consumo del usuario medio en cada uno de los tramos, el precio medio es de 20,26 céntimos: un 79,1% por encima de los 11,31 céntimos que costó de media (sin ponderar) el kWh en junio de 2020. Hay que tener en cuenta, no obstante, que esto sólo afecta a los que están en mercado regulado, que son minoría, y que ese aumento respecto a 2020 no viene por la reforma tarifaria en sí, sino porque el coste de la energía está excepcionalmente caro.
La respuesta del Ejecutivo. El Gobierno ya ha dado el primer paso: aprobar una rebaja del IVA de la electricidad del 21% actual hasta el 10% para los clientes que tengan una potencia contratada de hasta 10 kV, es decir, que beneficiará a los consumidores domésticos y hogares pero no a las empresas. Una reducción que estará vigente hasta el 31 de diciembre de 2023 de momento y que se mantendrá siempre que el mercado mayorista de la electricidad se encuentre por encima de los 45€/MWh.
Y no solo eso, el Gobierno va a suspender el impuesto del 7% a la generación eléctrica durante el tercer trimestre de este año. Esta bajada supone que el importe total de los recibos de la luz serán un 11% más baratos. Para que os hagáis una idea, una factura de 60€ se reducirá en 6,6€, y quedaría en 53,4 euros. Para un importe de 50€, el ahorro será de 5,5€, hasta los 44,5€. Pero cuidado, hay que tener en cuenta que el IVA se aplica sobre el importe final del consumo eléctrico y no afecta a los precios de la luz. Esto quiere decir si las tarifas siguen altas (como ahora), el importe será más caro y el IVA aplicado también subirá.
Otras alternativas. No es la única propuesta encima de la mesa para intentar aplacar la subida del precio de la luz. Unidas Podemos verbalizaba hace unos días en el Congreso la idea de crear una empresa pública de energía para garantizar una "competencia real" entre las grandes compañías, una medida que según el ministro de Consumo, Alberto Garzón, ayudaría a una rebaja importante del precio de la luz. También la formación morada es partidaria de adelantar dos horas (a las 22:00 h) el tramo valle (el horario más barato) en el consumo de la luz.
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