Desde principios de los 2000, ha habido una creciente investigación sobre las conexiones entre el transporte y la exclusión social en Europa. Varios estudios han empleado la noción de "propiedad forzosa de automóvil" para referirse a los hogares que, a pesar de los recursos económicos limitados, poseen y usan vehículos como la única forma viable de acceder a la vivienda, servicios esenciales y oportunidades. Algo que se ha relacionado con una variedad de consecuencias negativas, incluida la reducción de la actividad de viajes, recortes en otras partes del presupuesto familiar y vulnerabilidad a los aumentos en el precio del combustible.
Ahora, con el precio de la gasolina por las nubes, a raíz del conflicto en Ucrania y la paralización de la cadena de suministros, este conjunto de personas vive un drama.
Propiedad forzada de automóviles. La noción de "propiedad forzada de automóviles" (FCO), nacida de la investigación del transporte en las áreas rurales del Reino Unido, se utiliza para definir los hogares que poseen automóviles a pesar de los recursos económicos limitados. Se cree que esta condición hace que los hogares reduzcan el gasto en otros necesidades y/o la reducción de la actividad de viaje al mínimo, lo que puede dar lugar a la exclusión social. Además, la tenencia y uso forzoso de un bien duradero puede ser causa de privaciones materiales, estrés económico y vulnerabilidad ante aumentos en el precio de los combustibles.
El estudio. Varios investigadores han usado datos de "Ingresos y condiciones de vida" de la UE de 2012 (EU-SILC) para arrojar luz sobre este fenómeno en Reino Unido y Alemania. A través del análisis de datos pudieron mostrar los patrones sociales y espaciales, la intensidad de la exclusión social, la privación material y la tensión económica entre los hogares. La investigación concluyó que nada menos que el 6,7% de los hogares del Reino Unido y el 5,1% en Alemania eran FCO.
¿Qué implica? Esto puede sugerir que la posesión y el uso de un bien duradero costoso como el automóvil (ya sea “forzado” o no) puede resultar en privaciones y estrés económico para los hogares con recursos limitados. En particular, encontraron evidencia de que este conjunto puede renunciar al gasto en calefacción del hogar para pagar el uso del automóvil. Además, los hallazgos sugieren una relación entre la condición y la deuda de los hogares. Es relativamente probable que tengan atrasos impagos, incluso posiblemente por préstamos para coches. Los resultados también muestran que los hogares son más propensos a tener hipotecas y menos propensos a alquilar a tasas reducidas.
Un problema hoy en día. Los europeos, que ya luchan contra el aumento del costo de la vida, ahora enfrentan un impacto aún más profundo en sus medios de vida, ya que el conflicto en Ucrania eleva los precios del combustible y los alimentos y amenaza con socavar una frágil recuperación económica. El aumento del precio del crudo en los mercados mundiales ha provocado el mayor salto semanal de la historia en los precios de la gasolina en algunas estaciones de servicio de Europa, empujándolos en algunos casos por encima de los 2 euros el litro de combustible sin plomo.
En Portugal, el país más pobre de Europa occidental con el 10% de la población con un salario mínimo de 705 euros, los conductores se han apresurado a llenar los tanques antes de que lleguen más aumentos de precios. Un automóvil diésel con un tanque de 50 litros cuesta 91 euros de llenar. La organización automovilística alemana ADAC estimó que los precios del diésel habían subido un 28% en seis días desde el 1 de marzo. Y es que los precios del combustible para calefacción también están aumentando a medida que los propietarios de viviendas aumentan las compras del combustible, que todavía utilizan muchos alemanes para calentar sus casas.
Caos para los hogares. En Gran Bretaña, la Resolution Foundation estimó que el conflicto conduciría a una mayor inflación, reduciendo un 4% el nivel real de los ingresos familiares típicos durante el próximo año, la caída más pronunciada en casi medio siglo. El Ministerio de Economía de Italia señalaba en un informe que "el aumento de los precios de la energía y el consiguiente aumento de la inflación representan un fuerte riesgo para el bienestar económico de los ciudadanos".
En España, esta semana, la gasolina de 95 octanos alcanza ya en los surtidores españoles un precio medio de 1,680 euros por litro. Y el gasóleo se le acerca, marcando un importe medio de 1,581 euros por litro, según los datos del último Boletín Petrolero de la Unión Europea. En ambos casos se trata del precio más elevado desde que hay registros, lo que equivale a decir que es el más caro de la historia, puesto que el boletín sigue el mercado español desde el año 2005. Sin duda, aquellos que dependen del coche para vivir son los que peor parados van a salir de esta.
Imagen: Unsplash
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