7.600 personas en El Sardinero. 10.000 personas en La Romareda. 17.000 personas en Mestalla. 21.000 personas en Anoeta. 22.000 personas en el Metropolitano. 48.000 personas en San Mamés. El fútbol femenino parece haber dado su salto hacia la universalización. Cada vez son más las entradas reseñables en los partidos de Primera División. Todo ello en un contexto de auge general del deporte femenino.
2019, el año. A finales de enero el enfrentamiento copero entre Athletic Club y Atlético de Madrid reunió a más de 48.00 personas en el nuevo estadio de San Mamés. Es el récord de asistencia de la Liga Iberdrola, una cifra comparable a la de cualquier gran partido de la Liga BBVA. Lo relevante es la tendencia: ayer 10.000 personas visitaban El Sadar para animar al Osasuna Femenino... En Segunda División.
¿Es 2019 el año de asentamiento definitivo del fútbol femenino? Preguntemos a la selección: 9.000 personas asistieron a su primer enfrentamiento con Estados Unidos en el José Rico Pérez. Otro récord.
¿Por qué? Por un lado, por el espectáculo: Athletic, Atlético de Madrid, Barcelona y Levante llevan años invirtiendo en sus secciones femeninas, aglutinando talento y compitiendo con gran emoción en Liga y Copa. Eso ha atraído a más espectadores. Por otro lado, por la proyección del fútbol nacional: la selección es competitiva, y ya ha ganado campeonatos mundiales y europeos en categorías inferiores.
Hay futuro. Y se gana. En cualquier deporte, eso se traduce en más gente mirando.
¿Cuánta? En televisión, una media de 105.000 en cada partido. En los estadios la asistencia varía mucho en función del estadio (pocos equipos juegan en arenas de Primera División). Se espera que el récord de San Mamés se rompa este mes en el Wanda Metropolitano, cuando el Atlético de Madrid, enfilado hacia el título liguero, reciba al Barcelona Femenino. Más de 50.000 personas podrían acudir al campo.
En 2018, 36 partidos superaron los 100.000 espectadores.
Estructural. La explosión es transversal: culmina en una Liga Iberdrola cada año más competitiva, pero brota de una base en continua expansión. El número de licencias federativas se ha multiplicado por dos durante los últimos ocho años: son ya 42.000 en todo el país, con el grueso de su crecimiento (12.000) registrado durante el último trienio. También ha avanzado en su profesionalización: por primera vez, las jugadoras están negociando su convenio colectivo.
Derechos. La palabra clave es otra: dinero. El crecimiento del fútbol femenino lo ha convertido en un negocio rentable. Mediapro ha renovado sus derechos televisivos por tres años (9€ millones). Su gestión ha generado un cisma: por un lado, la Asociación de Clubes de Fútbol Femenino, deseosa de continuar con el modelo que tanto éxito les está generando (y que controla); por otro, la Federación, que busca la creación de una liga paralela dentro de sus estructuras.
Más deportes. Tanto a nivel político como social, la sociedad española está virando su atención hacia las mujeres. El baloncesto femenino registró ayer su particular récord de asistencia: 13.000 personas disfrutaron del partido del Estudiantes frente al Magec Tias. Tanto en tenis como en atletismo como en ciclismo, con la creación del primer equipo femenino de primera categoría, el Movistar Team, las mujeres crecen.
Imagen: Bagu Blanco/GTRES
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