El bisonte ha sido históricamente uno de los animales más extendidos en Europa. Esta especie, el herbívoro más grande que tenemos en el continente, vagaba por todo el territorio pacíficamente. Sin embargo, la caza y la destrucción de hábitat de los últimos años los llevó al borde de la extinción. Al igual que ellos, osos, lobos, linces, castores y un sinfín más de especies corrieron el mismo destino, disminuyendo durante milenios y acrecentándose su caída sobre todo en los últimos 500 años.
Ahora, nuevos datos nos muestran que muchas de las poblaciones de mamíferos del continente están floreciendo otra vez. Osos, lobos, bisontes, castores e incluso tortugas están regresando en Europa. Veamos qué ha pasado y por qué.
Para entrar en materia hay que hablar de un importantísimo estudio reciente realizado por una coalición de organizaciones conservacionistas, incluida la Sociedad Zoológica de Londres, Birdlife Internacional y Rewilding Europe. Juntas, analizaron datos sobre 50 especies cuyo tamaño de población y distribución geográfica se han expandido en los últimos 40 años para mostrar cómo la protección legal y la restauración del paisaje pueden impulsar la recuperación de especies en peligro.
Tal y como muestra este gráfico realizado por Our World in Data con datos de ese informe, los lobos grises son una de las poblaciones que experimentan una vuelta a la vida en Europa. Estos animales que solían vagar por el continente casi desaparecieron en el siglo XX, cuando los humanos invadieron sus hábitats y los cazaron. Ahora han aumentado su población en un brutal 1.871% desde 1965.
No sólo lobos, también el oso pardo es otro carnívoro que está de vuelta. Desde 1960, la población ha aumentado en un 44%. Y así, decenas de especies. A principios del siglo XX sólo había 1.200 castores en Europa. Ahora, hay más de un millón. Mientras, las poblaciones de bisontes europeos han aumentado en un 399% desde 1971.
Los tejones euroasiáticos se duplicaron. Los ciervos crecieron un 331% y el lince, que tenía poblaciones cada vez más reducidas después de décadas de declive, ha resurgido inesperadamente (+529%). El número de focas grises sorprende aún más: ha aumentado un 6.273% desde 1971.
¿Cómo lo hemos logrado?
En pocas palabras: deteniendo todas aquellas actividades que estaban acabando con ellos. Si hacemos una lista, la protección contra la caza, la sobreexplotación y la destrucción de hábitats ha sido el elemento diferenciador para que se de este fenómeno esperanzador. Por ejemplo: el uso de la tierra agrícola ha disminuido en toda Europa en los últimos 50 años y eso permitió que los animales regresaran a sus hábitats.
Si conseguimos producir más con menos, podemos dejar espacios salvajes libres. Las mejoras en la productividad agrícola no sólo detuvieron la expansión, sino que permitieron que incluso produjeramos más alimentos.
Otro buen camino que hemos seguido es el de dejar de cazarlos. Muchos países del continente introdujeron políticas de protección efectivas, como prohibiciones de caza o cuotas, áreas designadas con protecciones legales, patrullas para atrapar cazadores furtivos ilegales, y esquemas de compensación por la reproducción de ciertas especies. La mayoría de los mamíferos ahora están incluidos en esquemas de protección regionales con regulaciones estrictas, como la Directiva de Hábitats y Especies de la UE; la Convención de Berna y CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres).
Vamos, que los países se han puesto las pilas. En 1981, Suecia introdujo cuotas de caza de osos pardos y se cree que este es el principal impulsor de la recuperación de esta especie. También estableció un esquema de compensación con recompensas por la reproducción de glotones. Por otro lado, ha habido una prohibición en toda Europa de la caza de focas comunes, con la excepción de Islandia y Noruega. Lo que muestran estos cambios es que la recuperación de la fauna es posible.
A pesar de todas estas buenas noticias, la vida silvestre todavía desaparece a una velocidad récord en todo el planeta, con un millón de especies en peligro de extinción y la gran mayoría de los paisajes de Europa en malas condiciones. Aunque muchos de estos animales han mostrado una recuperación en los últimos años, siguen a siglos de declive.
Imágenes: Unsplash | Gráfico: Our World in Data
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