7 datos que explican la gravedad de la pobreza infantil en España

7 datos que explican la gravedad de la pobreza infantil en España
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Obligado a defender unos Presupuestos que hace dos semanas criticaba con dureza, el gobierno socialista de Pedro Sánchez necesita buscar otros espacios para marcar distancias con el ejecutivo de Rajoy. ¿El primero? La pobreza infantil. Hoy mismo el entorno de Sánchez ha filtrado la futura creación de un "Alto Comisionado para la Pobreza Infantil" dependiente directamente del presidente para atajar uno de los principales problemas del país. Un drama, hasta ahora, silencioso.

El anuncio de Sánchez está íntimamente ligado a su "agenda social" que permita marcar terreno no sólo con su predecesor en la Moncloa, sino con Podemos y otros partidos a la izquierda del espectro político. Maniatado en lo económico (las hipotecas del ejecutivo anterior no se limitan a las partidas presupuestarias: llegan hasta Bruselas), el PSOE necesita desplegar gestos simbólicos y prácticos que permitan ilustrar el talante del cambio. La capacidad de gobernar con iniciativa propia.

Dada la preponderancia de la desigualdad en nuestro discurso político moderno, un papel preeminente fruto de los rigores de la larguísima crisis económica y sus consecuencias, la pobreza infantil parece un buen punto de partida. Indicador clave del desempeño futuro de millones de niños, su carácter casi siempre creciente, su insoslayable urgencia moral y ética y su singular arrinconamiento en el discurso público lo convierten en un asunto trascendental.

El fenómeno no es particular de España (Unicef lleva años advirtiendo del crecimiento de la pobreza infantil en todos los países industrializados), pero sí es de especial gravedad. ¿Cuánto? Aquí van siete datos que ilustran hasta qué punto la pobreza infantil es un problema central.

1. El 30% de los niños, bajo el umbral de pobreza

Hay numerosos indicadores capaces de definir la pobreza, pero uno tiene una preponderancia sobre todos los demás: el dinero. En función de qué métrica escojamos, el porcentaje de niños por debajo del umbral de la pobreza relativa en España varía, pero es consistentemente preocupante. Si la definimos como un poder adquisitivo familiar por debajo del 60% de la mediana nacional, alrededor del 30% de los niños españoles es pobre (si optamos por el 50%, cae al 20%).

En ambos casos, sin embargo, el cuadro es alarmante: sólo dos países de la Unión Europa, Letonia y Rumanía, tienen cifras peores a las españolas. La riqueza global de España es muy superior a la de otros países de continente, pero la de sus niños no.

Pobreza Relativa Tasas de pobreza relativa. (Unicef)

2. La brecha de pobreza, al 40%

Vale, entre el 20% y el 30% de los niños españoles se encuentran en situaciones de pobreza relativa. ¿Pero cómo de lejos se encuentran de la media nacional? Es decir, ¿cómo de grande es la brecha que separa a los niños acomodados de los niños pobres? Aquí el dato, aportado por este estudio de Unicef, es aún peor: los ingresos medios de las familias más pobres están un 40% por debajo de la línea de pobreza. No hay ningún país de Europa donde la desigualdad sea tan grande.

Para dejar de ser pobres, los niños españoles tienen que remontar más que nadie.

Nicef Brecha Infantil La brecha de pobreza. (Unicef)

3. Del 35% andaluz al 9% vasco

Como en casi cualquier otro parámetro socioeconómico que ataña a España, la brecha también es territorial. Como acredita este estudio del CIPI, mientras alrededor del 35% de los niños andaluces, extremeños, canarios o castellano-manchegos viven en riesgo de caer en la pobreza, tan sólo el 15% de los cántabros, el 11% de los riojanos y el 9% de los vascos se encuentran en situaciones similares. El dato es consistente con todas las demás métricas de desigualdad regional.

4. La inversión en infancia ha caído un 16%

Parte de las reivindicaciones de los colectivos dedicados al bienestar infantil surge de la cruda realidad presupuestaria de España durante los últimos años. Pese a que en global el gasto público se ha contenido, algunas partidas han sufrido más que otras. Como analiza Pau Mari Klose en este artículo, entre 2010 y 2013 el gasto dedicado a programas infantiles descendió un 16% (unos 7.000 millones de euros). En 2007, el Estado invertía en sus niños el 50% de lo que invertía en pensiones.

Seis años después, ese porcentaje se había reducido al 30%. España cada día se gasta menos en la infancia (un cómputo agregado de educación, salud, prestaciones sociales y bienestar social) y cada día más en sus pensionistas.

5. El 43% de los niños pobres deja los estudios

Como decíamos, los expertos tienen numerosas formas de estudiar el impacto de la pobreza en las poblaciones infantiles. La renta familiar es una de ellas. La educación es otra. Se sabe que existe una alta correlación entre fracaso escolar y pobreza infantil. En España, según cifras de Save The Children, alrededor del 43% de los niños en riesgo de exclusión social abandona sus estudios de forma prematura. Es una cifra abrumadoramente superior a la media nacional (19%), de por sí la segunda más alta de toda la Unión Europea.

El dato es problemático porque el fracaso escolar, para muchos hijos de familias pobres, borra las herramientas que los adultos del futuro tienen para eliminar las desigualdades que sufren. También es consistente con otro dato: en España casi el 15% de los adolescentes entre 15 y 19 años ni estudia ni trabaja. Es el país con la tasa NEET más alta de Europa.

Asa Neet Tasa NEET. (Unicef)

6. El 80% de los niños pobres serán adultos pobres

Escapar de la pobreza es difícil. Se sabe que la exclusión social y económica tiene un grave impacto en aspectos cotidianos de la vida diaria como la estabilidad laboral, la salud o el desempeño laboral. De ahí su persistencia a lo largo de toda una vida: según un informe de la Fundación FOESSA alrededor del 80% de los niños que son pobres a día de hoy lo seguirán siendo en el futuro. Serán adultos pobres. Una "herencia" de las desigualdades cuyo rastro es difícil de borrar.

7. Solución: ¿4.000 millones de euros?

De ahí la urgencia y la premura de muchas organizaciones a la hora de atajar las desigualdades desde las edades más tempranas: es la herramienta potencialmente más útil para reducir las enormes diferencias sociales agudizadas por la crisis económica. Según Save The Children, un programa social de 4.000 millones de euros sería una herramienta hábil para combatir la pobreza infantil, que afecta a millón y medio de niños en todo el país.

La cifra, por supuesto, es aproximada, e interesada de parte. Reducir las desigualdades en una sociedad requiere de políticas a largo plazo estructurales. Un reto al que se enfrentan todas las sociedades modernas, no siempre con éxito. Pero también ilustra lo factible (y al mismo tiempo lo complejo del consenso político) para reducir la pobreza infantil.

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