No hay nada más perturbador que un pez durmiendo, flotando en un trance en el que la falta de párpados parece que los deje despiertos las 24 horas del día. Recientemente se ha grabado cómo duermen los tiburones, moviéndose de forma mecánica con las fauces abiertas, y aunque no es una imagen que sorprenda especialmente por su naturalidad, vuelve a dejar en entredicho lo poco que sabemos de las profundidades marinas y los alucinantes bichos que nos aguardan allí.
Como en el caso del tiburón dormido, que mantiene una parte de su cerebro activa para seguir respirando, al final todos los misterios submarinos acaban encontrando una explicación que sobrepasa las leyendas conocidas. Para ello hemos recopilado un puñado de animales marinos que en su día fueron fuente de incontables pesadillas y que, pese a sus pocos registros gráficos, acabaron encontrando la fama y una explicación.
Regalecidae
Conocidos también como peces remo y alcanzando longitudes de hasta 17 metros, las 400 espinas de estas bestias marinas son el origen de mitos de la antiguedad como el Leviatán o la serpiente de Midgard. Aunque hoy en día su población está más controlada en las costas del pacífico, la mayoría de ejemplares de esta longitud se encuentran muertos, una idea que probablemente no te parecerá tan mala la próxima vez que vayas a la playa.
Idiacanthus atlanticus
Aunque parece sacado de la mente de H.R. Giger, el conocido como pez alien por su aspecto de Xenomorfo es una de las muchas bestias de pesadilla que pululan por las profundidades marinas. Para encontrarlo tendrás que sumergirte hasta dos kilómetros en aguas del hemisferio sur, donde la luz que emite para atraer a sus presas es prácticamente invisible para el ojo humano, lo que lo hace aún más difícil de detectar.
Mesonychoteuthis hamiltoni
Cuando los científicos utilizan la palabra colosal no lo hacen para acaparar miradas, la utilizan porque no hay otra forma de describir a una bestia que, con sus 14 metros de longitud, es el invertebrado más grande conocido. Curioso que con semejante magnitud apenas se hayan vislumbrado una decena de calamares colosales en toda nuestra historia. Una lástima para los veranos de tapeo y la ausencia de bocadillos con calamares del tamaño de una rueda de tractor.
Imagen | Wikipedia
Mola mola
El pez luna es el ejemplo perfecto de cómo los nombres pierden todo su sentido en determinadas traducciones. Encontrarte a este bicho de dos toneladas en la Costa del Sol, algo que no sería descabellado dada su presencia en nuestras aguas, está a kilómetros de molar por mucho que se parezca a un Pokémon. Sus más de tres metros de longitud lo convierten en el pez óseo más pesado del mundo y su carne está considerada un manjar en Asia pese a estar prohibida su comercialización en la Unión Europea.
Isópodo Gigante
Los que tenemos fobia a los insectos tampoco estamos seguros en las profundidades marinas, y es que el cuquismo generado por una cochinilla en tierra se torna en auténtico pavor si conseguimos cruzarnos con alguno de estos crustáceos gigantes que pululan por las profundidades de nuestras aguas. Aunque llevan en el planeta desde tiempos inmemoriales, no se encontraron ejemplares hasta 1879.
Imagen | Wikipedia
Hapalochlaena
¿Quieres ver un pulpo de anillos azules? Con ese nombre nadie podría negarse, pero si la siguiente pregunta es ¿quieres tocarlo? Te aconsejamos que corras como alma que lleva el diablo. Pese a su reducido tamaño se trata del cuarto animal más venenoso del mundo y un único ejemplar de esta especie podría acabar con más de 20 humanos en apenas unos minutos. Que no haya antídoto no ayuda a recibirlo con más cariño por muy cuqui que sea. Imagen | Wikipedia
Mitsukurina owstoni
Seis metros de tiburón cuya mayor característica es la posibilidad de alargar sus fauces hacia adelante para capturar a sus presas convierten al tiburón duende en otra de las criaturas que no querrías encontrarte este verano. Por suerte los especímenes conocidos de este tiburón son escasos, así que la probabilidad de encontrarte con uno es muy pequeña. A no ser que vivas en Galicia, claro.
Imagen | Wikipedia
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