El bienestar y la salud animal son cuestiones cada vez más relevante para una gran mayoría de personas. El ascenso de algunos partidos animalistas, como el PACMA en España, pone de manifiesto la creciente preocupación por la relación del ser humano con su entorno animal, y el modo en el que trata a las especies, domésticas o salvajes, que tiene a su alrededor. Algunas ideas, como el no abandono de mascotas o la prohibición de la tauromaquia, ya se han instalado en nuestro imaginario colectivo, al margen de su apoyo o rechazo por determinados grupos. Otras, sin embargo, se observan con mayor exotismo.
Es el caso de algunas de las propuestas de algunos grupos animalistas que más revuelo han causado durante los últimos tiempos, tanto por lo inusual de su contenido como por lo, en apariencia, extravagante de sus reivindicaciones. Hemos recopilado algunas de ellas:
1. Comer higos es comer insectos
Los higos no son un simple fruto nacido a partir de un árbol. Son una especie de flores invertidas… que en su proceso de formación pueden acoger cadáveres de avispa en su interior. Sí, este descubrimiento, que podría revolverle las tripas al humano medio, es también un motivo de debate para veganos en incluso vegetarianos.
Pero no hay consenso dentro de esta comunidad alimentaria sobre si el consumo de higos es criminal o no. A fin de cuentas, estas avispas tienen una relación simbiótica con el fruto de la higuera, y sin unos no existirían otros. Además, la mayoría de las higueras que se cultivan a día de hoy son partenogenéticas, y por efecto de la selección artificial se ha logrado que no sea tan necesaria la acción de las avispas, aunque es relativamente habitual encontrar casos de este tipo en higueras naturales.
2. Ordeñar vacas, una forma de esclavizarlas
Ha sido una de las ideas más comentadas de forma reciente en las redes sociales. En Igualdad Animal, una organización internacional destinada a la defensa de los derechos de los animales, ofrecen una breve explicación del fundamento teórico de la reivindicación: según ellos, las vacas son explotadas, apartadas de sus familias, relegadas a meros elementos de producción sin interacción social en aras de obtener un producto, la leche, que ni es necesario en nuestra dieta y que puede ser sustituido por otro tipo de alimentos.
Hay quien, además, considera la explotación y el ordeñamiento de las vacas un acto machista:
3. Los perros guía, en condiciones de servidumbre
Los perros guía cumplen una relevante labor social, proporcionando apoyo y visión a un sinfín de personas invidentes. Sin embargo, algunos colectivos animalistas han planteado preguntas morales relativas tanto al adiestramiento de los caninos como a las condiciones de vida que disfrutan durante su servicio. Desde pequeños, los cachorros labradores se ven sometidos a constantes cambios en su entorno y hábitat (y apartados de familias con las que habían socializado desde pequeños).
Su adiestramiento, además, sería duro, y no siempre tendría en cuenta las necesidades del perro, según algunas voces animalistas. De forma paralela, otras corrientes los definen en un estado similar al de las vacas: servidumbre inaceptable, al igual que los perros policía o los de rescate.
4. Prohibir el foie gras, origen del maltrato a patos
Es una idea con mayor aceptación política de la que pueda aparentar. En el estado de California, de hecho, su producción y venta ya se han prohibido. ¿La razón? El agresivo procedimiento mediante el cual los criadores obtienen tan preciado producto culinario de los patos, forzando su rápida ingesta de grandes cantidades de comida. PACMA lo lleva en su programa. La polémica ha afectado a Francia como a ningún otro estado, lógicamente, y ha obligado a François Hollande, presidente galo, a salir en defensa de tan icónico producto nacional.
5. Fin de la pirotecnia, causa de trastornos animales
Otro de los grandes campos de batalla de algunas organizaciones animalistas, aunque, por lo general, de poca repercusión mediática. La pirotecnia, según ellos, causaría severos daños psicológicos en los animales (les asustaría de forma notable, al ser el campo auditivo de un perro, por ejemplo, superior al de un ser humano) y debería ser o bien prohibida o bien limitada y controlada. No afectaría sólo a animales domésticos como perros o gatos, sino también a especies salvajes, como algunas aves, que huirían de su entorno.
6. Garantizar derechos legales a los animales
O a algunos de ellos, más bien. Exploramos la idea en profundidad en "El gran debate de los derechos del chimpancé". No es en absoluto una idea mainstream dentro de la gran corriente de pensamiento animalista, pero cuenta con algunos notables apoyos. Entre otros, el de Peter Singer y Steve Wise. Este último, de hecho, ha tratado de defender desde un punto de vista legal y constitucional la obligatoriedad de extender los derechos naturales del ser humano a determinados animales como los chimpancés.
De forma resumida, los animales no serían propietarios de sus dueños y tendrían derecho a llevar a juicio a los mismos en casos de maltrato, dado que contarían con "personalidad jurídica". En Argentina hay antecedentes: un orangután obtuvo derechos legales no humanos en la corte.
7. Proteger a los animales del uso publicitario
La Fundació para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales, FAADA, con sede en Barcelona, es una de las organizaciones más activas en la defensa de los derechos animales. O más bien: en la denuncia de las condiciones de explotación a la que muchos de ellos, a su juicio, se ven sometidos. Una de sus campañas más reconocibles es la recopilación de anuncios o campañas publicitarias que se valgan de animales domésticos o salvajes para comercializar un producto cualquiera. Se puede ver el listado completo aquí.
Muchos de ellos son recurrentes y aparecen en más de un anuncio. Aquí por ejemplo vemos a un primate reaparecer en un anuncio de coches, y aquí, a un tigre anunciar medicamentos.
8. Abolición total de los zoológicos
Algo más conocida: tanto PACMA como otras asociaciones animalistas rechazan de plano la idea de utilizar a los animales para entretenimiento humano. Los circos, por supuesto, están en la lista negra animalista, pero también los zoológicos. Estos últimos serían vistos como cárceles donde animales salvajes, apartados de su hábitat natural, no podrían desarrollarse en plenitud de condiciones. Como exploramos en su momento, el debate es más complejo, y cuestiones como la conservación de determinadas especies también han de ser tenidas en cuenta a la hora de evaluar el papel de los zoos hoy en día.
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