Era un año especialmente interesante para Pyonyang. Se marcaba el 70º aniversario de su fundación desde la separación entre las dos Coreas. También es el momento en el que, según el discurso oficial, se ha convertido ya en una potencia militar capaz de defenderse a sí misma. No necesitan una mayor militarización y ahora pueden centrarse en el desarrollo económico. Por otra parte, Kim Jong-un está embarcado en un aperturismo político con China y Estados Unidos que podría culminar en un enfriamiento de las tensiones.
Un clima propicio para los sentimientos esperanzadores para la población norcoreana, que como cada año (unas dos o tres veces cada año) se engalanó y se dirigió a la plaza de Kim Il-sung para corear vivas al líder o desfilar mostrando la cohesión y el poderío de su brazo armado.
9 de septiembre. Día del orgullo coreano. La plaza de Kim Il-sung rebosaba de dignatarios extranjeros y generales nacionales para saludar a las tropas en su desfile militar.
El país ha invitado a un gran grupo de periodistas extranjeros de todas partes del mundo, que han podido filmar exhaustivamente la celebración.
Son escenas típicas de otras demostraciones de poder del país asiático. Un pueblo entregado y perfectamente coordinado enarbolando banderas y flores mientras circulan los tanques. Tropas de soldados milimétricamente ordenados dando el paso de ganzo.
Lo que sí ha cambiado este año es que, pese a que cuentan con ese armamento, no se han mostrado los misiles intercontinentales. Tampoco, como sí ha ocurrido en los dos años anteriores, se han realizado ensayos nucleares para dar cuentas de sus avances técnicos militares.
Los temas oficiales de la conmemoración han sido ”el desarrollo nacional y compromiso internacional”. Desde las reuniones con Xi Jinping y Trump así como con Moon Jae-in, presidente de Corea del Sur, para negociar finalmente la paz después de siete décadas, la Corea dictatorial parece dispuesta a pacificar la situación.
Un gesto esperanzador es el apretón de manos victorioso que se dieron Kim Il-sung y el emisario chino Li Zhanshu, tercer miembro más relevante del partido en su país. Pero del acto simbólico hay otras lecturas: a nivel internacional sigue habiendo dudas sobre el compromiso de Corea del Norte de abandonar su proyecto nuclear, y ya anteriormente ha defendido este discurso mientras aumentaba su arsenal al margen de las miradas internacionales. Tal vez por eso China, gran aliado del país, no ha querido enviar a su presidente, lo que se leería como un apoyo más firme al régimen de Pyonyang.
Juventudes norcoreanas durante la celebración del 70 aniversario de Corea del Norte en Pyongyang.
Las Gippeumjo durante la marcha. Este equipo femenino es el ejército de 2.000 chicas dedicadas a entretener y satisfacer al Partido de los Trabajadores de Corea, especialmente en términos sexuales.
Kim Il-sung como un dios, y Kim Jong-il como el hijo de un dios o "Sol de la Nación". En la festividad sacaron a pasear dos de las cientos de estatuas en honor a los líderes del país.
Otra novedad: Kim Il-sung se ha mantenido silencioso y ha dejado que sea Kim Yong Nam, el jefe de Estado de Corea del Norte, se encargase de dar el discurso durante el acto.
A pesar de ese aparente trabajo en pos de la desmilitarización nuclear, los coreanos también han exhibido en su desfile carrozas que celebraban el desarrollo tecnológico atómico. Es decir, han evitado jactarse públicamente de sus armas nucleares, pero al mismo tiempo no se han referido a ningún plan de desnuclearización.
Las carrozas sobre la unificación de las Coreas ha sido uno de los temas más celebrados por los norcoreanos, que han alzado banderas en pos de este objetivo político.
Tras el desfile matutino y las marchas militares, las marchas civiles en el Estadio May Day. Con capacidad para 150.000 espectadores, las gradas contemplan los espectáculos de ejercicios físicos, danzas y mosaicos humanos en los que participan decenas de miles de jóvenes del país, los famosos “juegos de masas”, que no se habían representado en los últimos cinco años y que siguen siendo la mayor representación gimnástica del mundo.
En el Estadio también se pudo leer en inglés el mensaje previsto para este año: relaciones internacionales multilaterales. En un momento del espectáculo, Corea retrasmitió una gigantesca imagen de Kim dándole la mano a Moon Jae-in en su cumbre de abril.