El cine quinqui retrató la delincuencia coetánea del país, en los años 70 y 80. De este 2021 es Las leyes de la frontera, película de Daniel Monzón que adapta la novela de Javier Cercas ambientada en el ecuador de aquella España posfranquista. Como han dicho algunos críticos, la mirada de Monzón es “romántica” o nostálgica con aquella etapa, cuando algunos de los primeros títulos de José Antonio de la Loma o Eloy de la Iglesia tenían mucho de realismo documental. Dicho de otra forma: antes podías encontrarte con un Vaquilla. Hoy en día, no.
El fin del atraco: Los asaltos a sucursales bancarias han caído un 96% desde los años 90, tal y como dicen las estadísticas y desgranó este reportaje de El Confidencial. Hace 30 años había casi 3.000 atracos anuales, mientras que en 2012 se produjeron 393 y hoy en día apenas sobrepasan los 100. Lo mismo ha sucedido para los secuestros: mientras en 2002 se registraron 216, en 2019 cayeron a 86, siendo hoy, según este inspector de la Policía Nacional en la Brigada Provincial de Madrid, secuestros relacionados con “temas de drogas y deudas, y que muchas veces es peor el secuestrado que el secuestrador”.
En España y en el resto del mundo. Según la Oficina Federal de Policía Criminal (BKA) en Wiesbaden, Alemania, en el país han pasado de los 1.623 ataques contra “instituciones financieras y oficinas de correos” en 1993 a los 80 de 2020. La reducción es casi idéntica a la nuestra, un 95% menos entre esos años. La policía consideran este tipo de ataques “extintos”, y de hecho los representantes dicen que "Cualquiera que [hoy en día intente] robar un banco es bastante estúpido". Washington Post comparte una infografía: en Estados Unidos, donde el atraco a bancos formaba parte de la “quintaesencia” del crimen organizado, se ha pasado de 7.500 robos anuales en 2003 a 4.030 en 2015. La última gran operación contra la Cosa Nostra italiana tuvo lugar en Tenerife: se arrestó a más de 100 personas de los clanes Casamonica, Camorra, Nuvoletta y Sacra Corona Unita. Trabajaban juntos no en golpes físicos, sino digitales.
¿Por qué? Para el caso español, la combinación de factores es la siguiente: la disminución de la drogodependencia, que cada vez hay menos dinero físico en las sucursales (por no decir que cada vez hay menos sucursales en sí) y que no hay reposición criminal. El inspector Francisco Mangas cuenta que hoy en día los que mantienen la tradición son antiguos reincidentes de más de 70 años, gente que empezó en ese arte en su juventud y hoy en día no sabe hacer otra cosa. El hecho de que los bancos apenas cuenten ya con efectivo, es un gran incentivo, pero es que además la policía y las cajas han mejorado sus sistemas de protección, de tal manera que entre el 80 y el 90% de los golpes se frustran.
El cibercrimen, mucho más lucrativo. El periódico norteamericano señalaba que el dinero extraído de los ataques a bancos cayó en 15 años de 73 a 28 millones de dólares. En ese mismo tiempo el dinero recaudado por palos cibernéticos ha pasado de 126 millones a 1.000 millones al año. En Alemania los incidentes cibernéticos están creciendo alrededor de a un 12% anual. En ese atípico año que fue 2021 la ciberdelincuencia se duplicó en nuestro país, pasando a ser en torno al 10% del total de delitos que se cometen en nuestro país. El phishing, el jackpotting o los randsomware a pymes son más cómodos, hay en ellos más negocio y acarrean menos penas de cárcel en caso de que te pillen que un robo a mano armada.
El gánster hacker. Hoy los banqueros no tienen que buscar a su posible agresor hacia adelante, sino dentro de la pantalla. Al parecer, las mafias intentan reclutar a personas con acceso a información privilegiada dentro de las grandes firmas financieras para sortear sus muros de protección. También son hackers en países como Corea del Norte o en menor medida Irán. Las “mulas” de hoy en día son individuos que se acercan de forma simultánea a cajeros en varias regiones para hacer retiradas simultáneas de dinero. A veces el oro del banco no es el dinero en sí, sino los datos que manejan.
Un mundo sin violencia física. En cuestión de unas pocas décadas los países desarrollados se han vuelto, por lo general, en sitios mucho más seguros que antes, reafirmando la tesis pinkeriana que defiende que, en conjunto, somos cada vez "más buenos", generaciones entrenadas para la paz y para las que el uso de la violencia se hace cada vez menos tolerante. Los robos con intimidación también han caído a la mitad en este mismo tiempo.
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