Lo advirtió el ministro de Sanidad, Salvador Illa, desde el primer día. El camino hacia la "nueva normalidad" estaba repleto de saltos hacia adelante, pero también de retrocesos. Los territorios que accedieran a nuevas fases bien podrían regresar a estadios más restrictivos si la situación empeoraba. Ayer se dio el primer caso. Tres comarcas de Huesca han regresado a Fase 2 a consecuencia de un nuevo brote.
Qué ha pasado. Se trata de La Litera, el Cinca Medio y el Bajo Cinca. Los contagios se concentran en una empresa frutícola local (Frutas La Espensa, en Zaidín) y entre una quincena de trabajadores jóvenes, la mayor parte de ellos asintomáticos. Pese a haber quedado aislados, la provincia ha registrado hasta 25 nuevos casos, con previsión de aumento en los próximos días. Salud Pública teme transmisiones locales.
Circunstancias que han llevado al gobierno de Aragón a recuperar la fase 2 para las regiones afectadas. Adiós a la nueva normalidad.
Implicaciones. Lo vimos en su momento: el retroceso impone límites al aforo en espacios de culto (50%), comercios minoristas (40%), restauración y hostelería (40%), terrazas al aire libre (50%), salas culturales (30%) y bares o discotecas (cerrados). Regresan las franjas para determinadas actividades (10:00-12:00 y 19:00-20:00 reservadas para los mayores) y el límite a la concentración en lugares públicos (máximo de 15 personas).
Idénticas condiciones a las sufridas por el resto del país hace unas tres semanas. La vida al ralentí.
¿Movimientos? Con una gran diferencia. Quien así lo desee podrá desplazarse a otras comarcas o provincias. El Estado de Alarma expiró el pasado domingo, 21 de junio, desapareciendo así el único instrumento legal que las autoridades disponían para restringir los movimientos de la población. Las tres comarcas oscenses están en fase 2, pero sus ciudadanos podrán trasladarse a otras residencias y cruzar sus fronteras siempre que lo deseen. Sin que nadie se lo pueda impedir.
Petición. De ahí que el gobierno aragonés haya apelado a la "responsabilidad" de los vecinos para que se queden en sus comarcas. Fue una de las cuestiones más controvertidas durante las semanas finales del confinamiento: ¿era o no era necesario el Estado de Alarma para prevenir los desplazamientos internos? El gobierno y sus socios así lo creían. La oposición proponía la Ley de Seguridad Ciudadana o la Ley de Salud Pública para confinar a determinados territorios.
¿Es así? No está claro. Los juristas difieren respecto al alcance de legislaciones menores para limitar la libre circulación. La Ley de Salud Pública permitió a Cataluña perimetrar Igualada antes del Estado de Alarma, aunque su competencia legal para una medida tan drástica estuvo en entredicho desde el primer momento. Otros gobiernos autonómicos, como el riojano, aplicaron cuarentenas similares.
Como explican dos constitucionalistas en Nius, aunque estiráramos los supuestos de la Ley de Salud Pública faltaría algo esencial para un confinamiento: el mando único del gobierno central. Las competencias de Sanidad son autonómicas. Aragón o Cataluña pueden establecer cuarentenas quirúrgicas en determinados puntos, pero no impedir que la población, en general, se mueva entre provincias.
Difuso. El artículo 52 de la ley permite a las autoridades "actuar en las actividades públicas o privadas para proteger la salud de la población". ¿Suficiente para suspender un derecho fundamental? No tanto. Las comunidades podrían utilizarla para, como se explica aquí siguiendo el ejemplo de Asturias, controlar "enfermos o a las personas que estén en contacto" con ellos, pero en ningún caso de forma "generalizada" e impidiendo la llegada de otras personas.
Plan B. La propia naturaleza del Estado de Alarma fue discutida en su momento. Para algunos juristas se trataba de un "Estado de Excepción encubierto", en tanto que se impuso una "suspensión material de la libertad de circulación", no una mera "restricción intensa". Es difícil imaginar un confinamiento igual de estricto bajo ordenamientos legales menores y mucho más laxos, como la Ley de Salud Pública.
De ahí que gobierno y oposición se hayan estrujado la cabeza para entrever un Plan B que habilite a restricciones y cuarentenas sin una norma excepcional, y que el ejecutivo haya sido claro sobre el riesgo de regresar al Estado de Alarma.
Corto plazo. El escenario de las tres comarcas aragonesas puede servir como anticipo de otros que están por venir: restricciones parciales en comercios y espacios públicos y, quizá, cuarentenas específicas para determinados pueblos o grupos. Pero sin restricciones a la movilidad y con el tráfico entre provincias abierto. Una marcha atrás relativa, y un confinamiento, sin Estado de Alarma, improbable.
Imagen: Nacho Doce/Reuters
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