Admitámoslo: nadie necesitaba 280 caracteres. Quizá necesitábamos 160, 170 0 180, pero definitivamente no 280. La decisión de Twitter de doblar la cantidad de palabras e iconos que puedes incluir en un tuit tiene un importante potencial disruptivo: ya no necesitamos pensar tanto para ser concisos y precisos. Twitter ha abierto la caja de pandora del desbarre literario injustificado.
Tras una década tuiteando en 140 escuetos caracteres, la mayor parte de los usuarios aún no se ha acostumbrado al cambio. Nos sobra espacio. ¿Qué hacer con él? Hay para todos los gustos. La NASA ha comenzado a dibujar lienzos estrellados. CityLab han creado un mosaico con emojis celebrando la movilidad sostenible. Y otros, más geniales, han comenzado a jugar al cuatro en raya y al ajedrez.
La historia del cuatro en raya la destapó @Jdawg926 con un tuit en varias capturas de su TL. En él, aparece varios usuarios copiando un tablero de 7 filas y columnas de círculos blancos que se van sustituyendo poco a poco con fichas rojas y negras hasta que uno de los dos gana la partida. La trivialidad ha alcanzado ya los 20.000 retuits, quizá prueba palmaria del enorme sentido de la comedia que la mente colmena de Twitter ha alcanzado.
El cuatro en raya no es el único juego de mesa puesto en práctica gracias a los 280 caracteres. En otro ejercicio de indudable ingenio y simplicidad, el ajedrez también se está haciendo un pequeño hueco en los TL de Twitter.
De nuevo, es sencillo: dado que el Politburó de Unicode cuenta con la representación de las figuras del ajedrez, tan sólo se necesitan ocho columnas y ocho filas (las cuatro centrales, al principio, en blanco) para desarrollar una elegante partida. Han sido numerosos los ejemplos de diversos usuarios desarrollando toda una amplia variedad de paneles, e invitando a otros seguidores a retarles a una partida, en larguísimos hilos-juegos que se pueden alargar hasta el infinito.
De forma similar, otros juegos, como las damas, también tienen espacio en los nuevos y relucientes 280 caracteres. Lo que en el fondo revelan los inocentes juegos de mesa aplicados a Twitter es la relativa pertinencia de la medida tan a bombo y platillo anunciada por la red social. En lugar de ocuparse de los problemas reales de la plataforma, como la proliferación de cuentas verificadas o el insoportable, constante acoso, Twitter lo resume todo a razones cosméticas.
Los 280 caracteres, sin embargo, cambian de forma radical el modo en que nos relacionamos en Twitter. Liberadas las cadenas de la concisión, hay más posibilidades para dibujar columnas de opinión en torno a un hilo y de escribir parrafadas de las que desconectar a la tercera línea. El punto de adicción de Twitter, la recompensa rápida y directa de mensajes en 140 caracteres, se puede ver severamente mermada por un espacio si bien menos dado a la polarización... Más denso y aburrido.
Eso sí, con ajedrez.
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