Los Juegos Olímpicos están a la vuelta de la esquina, así que París ha empezado a limpiar sus calles... de sintechos

  • Cada vez más voces critican a las autoridades galas y denuncian una "limpieza social" de la capital

  • El Gobierno niega que haya relación: "La política pretende repartir la carga por todo el territorio"

Paristecho
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El Olimpismo presume de una larga lista de valores entre los que destacan la amistad, el respeto, la solidaridad o el humanismo. Sin embargo y a solo unas semanas del inicio de la cita olímpica de París, su última edición se está viendo empañada por una polémica que poco o nada sintoniza con esas cualidades. El motivo: a lo largo de los últimos meses se han sucedido voces que acusan a las autoridades francesas de estar sacando a miles de indigentes de la ciudad de las luces para que precisamente no 'desluzcan' el gran escaparate que son al fin y al cabo las Olimpiadas. "No quieren marginados visibles para las cámaras".

Hay quien ya habla de un ejercicio de "limpieza social".

5.000 personas desalojadas. La cifra la desliza The New York Timese n un reportaje reciente en el que, bajo un titular bastante elocuente —'Francia expulsa de París a los inmigrantes sin hogar antes de los Juegos Olímpicos'—, analiza qué está ocurriendo en la capital francesa en vísperas de la gran cita deportiva.

Como fuente cita a un alto funcionario federal de París, quien calcula que durante el último año la policía y los tribunales han desalojado a unas 5.000 personas, en su mayoría hombres solteros. La cifra es contundente, pero supone una fracción de los sintecho que, de nuevo según el rotativo, residen en París y sus alrededores.

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Una "limpieza social". La declaración es en este caso de Paul Alauzy, de Médicos del Mundo, y su altavoz es la cadena France24, que se ha hecho eco también de las voces que critican la actitud de las autoridades galas. Hay diversas pruebas que permiten emplea el término 'limpieza social'", señala Alauzy, portavoz de 'Le Revers de la médaille', una agrupación creada para denunciar la política que se aplica en París durante los meses previos al encendido de la antorcha olímpica.

"Las operaciones de desalojo no son nuevas, no se crearon con los Juegos Olímpicos en mente", admite el activista, quien sí aprecia un punto de inflexión ante la inminente celebración de los Juegos Olímpicos: "Lo que ha cambiado a medida que se acercan es la frecuencia con la que se desalojan los lugares ocupados y el envío sistemático de los desalojados a otra región del país".

Para no quedarse únicamente en las declaraciones el grupo lanzó en junio un informe en el que resumen sus investigaciones entre abril de 2023 y mayo de 2024, un lapso amplio que, aseguran, deja una conclusión clara: "Múltiples indicadores sugieren que los Juegos Olímpicos (JJOO) y Paraolímpicos están acelerando la dispersión y el traslado de personas en situaciones de vulnerabilidad".

Buses con destino incierto. El modus operandi lo han descrito en mayor o menor medida medios nacionales y extranjeros, incluidos, entre otros, TNYT, The Guardian, France24, L´Équipe, Semafor, US Today o la agencia Anadolu Ajansı. En su crónica de investigación el diario neoyorquino habla de que las autoridades han subido a inmigrantes sin hogar a autobuses con la promesa de un alojamiento cuando su realidad acaba siendo bien distinta: al menos una parte termina de nuevo sin un techo, fuera de París, o incluso se enfrenta a la deportación.

Las autoridades los animarían a trasladarse a otros puntos de Francia, como Marsella o Lyon, lejos de la Villa Olímpica que levantada en uno de los suburbios pobres de la capital. "Te dan un billete al azar. Si es para Orleans, te vas a Orleans", relata Oumar Alamine, de la República Centroafricana. TNYT habla de sintechos que participan sin ser conscientes en programas para valorar si pueden solicitar asilo, refugios temporales, órdenes de deportación e inmigrantes que pese a haberse subido a los buses acaban viviendo de nuevo en la calle.

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Más piezas para el puzle. Importan los hechos, pero también el contexto. Seine-Saint-Denis, por ejemplo, pieza clave de los Juegos Olímpicos de París y en el que el Gobierno ha invertido millones, es también una zona con un fuerte peso de la población inmigrante. "Para conseguir una ciudad de postal, reubicamos a las personas, las hacemos invisibles", ironiza en France24 Antoine de Clerck, miembro también de 'Revers de la médaille'. "Lo que observamos sobre el terreno refleja lo que ocurrió en anteriores Juegos Olímpicos en el extranjero: no quieren que las personas más marginadas sean visibles para las cámaras o turistas".

"No tiene nada que ver". Las autoridades lo ven distinto. La ministra de Deportes, Amélie Oudéa-Castéra, insistía en marzo en que los desalojos no están relacionados con la cita olímpica. "No tiene nada que ver con los Juegos Olímpicos, no hay ninguna limpieza social", subrayaba la dirigente: "Esta política de acogida de emergencia pretende repartir la carga por todo el territorio… Operaciones de este tipo se realizan de forma regular, no están dictadas por la agenda olímpica y paralímpica". Desde el Gobierno galo se incide en que lo que está en marcha es un programa voluntario que aspira a paliar la escasez de vivienda que padece París.

"Expulsiones para embellecer". A pesar de sus mensajes, las autoridades no han logrado espantar la sombra de la duda. Y no solo entre la prensa. El principal organismo estatal encargado de velar por los derechos humanos aseguró en enero que investigaría la supuesta reubicación de personas sin hogar en vísperas de los Juegos y si se está trabajando para "invisibilizar" a  parte de la población. 

Incluso el relator especial de Naciones Unidas sobre derecho a la vivienda Balakrishnan Rajagopal recordó que las "expulsiones para embellecer París" no distarían mucho de lo que han hecho antes en países como China o India en vísperas de grandes citas, recuerda France24. "¿Cómo lo justifica Francia?"

Vaciando edificios okupados. Una de las decisiones de las autoridades francesas que más repercusión alcanzó fue el desalojo, a mediados de abril, del mayor edificio okupado de Francia, una construcción situada en un suburbio sur de la capital. Se calcula que en el complejo, la sede abandonada de una empresa de autobuses levantada en Vitry-sur-Seine, podían vivir hasta 450 personas, incluidos refugiados con papeles en regla, empleo y niños escolarizados que sencillamente residían allí al ser incapaces de encontrar otra vivienda que poder costear. 

The Guardian asegura que cuando salían del bloque se animaba a los okupas a subirse a buses para reubicarse en otros puntos del país, como Orleans o Burdeos. El de Vitry-sur-Seine no fue sin embargo el primer edificio "desokupado" por las autoridades. Meses antes había ocurrido algo similar en otra construcción de Ile-Saint-Denis, cerca de la Villa Olímpica, y el verano pasado sucedió en Thiais.

La cadena France24 revela que en cuestión de tres años el número de órdenes emitidas por las autoridades municipales y regionales para desalojos forzosos en la región de París se han multiplicado: de 15 entre 2021 y 22 han pasado a casi medio centenar entre mayo de 2023 y el pasado abril. Voces críticas, como la del 'Collectif accès au droit' insisten en la coincidencia entre la “aceleración” de los desahucios y las opciones de alojamiento temporal y la proximidad de los Juegos Olímpicos.

Imágenes | Eric Salard (Flickr), David Dennis (Flickr) y Dominique Bernardini (Flickr)

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