La ciudad de Bakhmut se ha convertido en un enclave estratégico en la guerra y la batalla que se libra en ella está siendo una de las más largas y sangrientas. Pero también ha acabado convirtiéndose en un símbolo de la resistencia ucraniana y una prueba de que a Rusia no le va tan bien como pensaba. En la ciudad han muerto miles de combatientes de los dos bandos y se han agotado las reservas de artillería de los dos ejércitos, con miles de proyectiles disparados diariamente. Wagner, el grupo paramilitar ruso de mercenarios, había estado encabezando desde hace meses el intento de Rusia por capturarla.
Hasta ahora. El grupo de mercenarios ha comunicado que no puede seguir combatiendo sin el apoyo de Rusia y amenaza con su retirada.
El discurso. Según EEUU, más de 20.000 soldados rusos han muerto en la guerra desde diciembre, y la mitad de ellos son mercenarios de Wagner. Eso ha llevado a Yevgeny Prigozhin, fundador del grupo paramilitar, a anunciar que sus combatientes abandonarán la ciudad el 10 de mayo debido a una supuesta escasez de municiones.
En un video publicado en varios medios rusos, se dirige a Putin y el alto mando del Ejército culpándolos de las pérdidas sufridas. "Estos son muchachos de Wagner que murieron hoy. La sangre aún está fresca”, dice Prigozhin. "Vinieron aquí como voluntarios y se están muriendo para que ustedes puedan sentarse como gatos gordos en sus oficinas de lujo. Estoy sacando las unidades de Wagner de Bakhmut porque, en ausencia de municiones, están condenadas a morir sin sentido", añade.
¿Qué significa? Es la última pero más expresiva muestra de crítica y escepticismo hacia Moscú. El grupo paramilitar lleva semanas acusando a Rusia por sus tácticas militares, acusándoles de "alta traición" por no proporcionar municiones a su grupo. De hecho, los expertos han dicho que Rusia parece estar racionando sus proyectiles después de 14 meses de intensos combates con Ucrania.
Por otro lado, este hecho también habla de las luchas internas que están floreciendo en el seno ruso y que llegan precisamente en un momento delicado, cuando el Kremlin necesita más que nunca difundir un mensaje de estabilidad y unidad frente a la inminente contraofensiva ucraniana que se producirá en los próximos meses.
Críticas internas. Y es que no sólo es la munición el origen de todas las quejas. Las críticas del grupo paramilitar hacia el país por el que luchan ilustran una ola de pesimismo militar sobre el terreno. Hace unos días, el discurso era más drástico: "Tenemos que dejar de engañar a la población y decirle que todo marcha bien para nosotros. Debo decirlo de manera honesta: Rusia está al borde del desastre", señalaba el líder del grupo Wagner. Es decir, no todo se resume a que haya un grupo paramilitar en apuros. Sino que las tropas están mal y lo están comunicando alto y claro.
También estamos viendo otras maniobras que demuestran las flaquezas del Ejército ruso, como sus continuos cambios en el mando militar. Hace poco Mikhail Mizintsev, conocido como el "Carnicero de Mariúpol", fue cesado de sus funciones como jefe de logística del ejército. También se decidió sustituir al general Dmitry Bulgakov por fallos en las líneas de suministro.
Qué es Wagner. Emmanuel Macron, presidente de Francia, los calificaba de "mercenarios criminales" al inicio del conflicto. Lo cierto es que más del 80% de los miembros de esta organización paramilitar son convictos, reclutados en prisiones, y el resto mercenarios que han estado desplegados en varios países donde Rusia tiene intereses en juego como Siria o Libia. EEUU estima que Wagner tiene unos 50.000 soldados luchando en Ucrania y algunos exsoldados han admitido previamente haber cometido crímenes de guerra en el país.
En el terreno, los combatientes de Wagner han estado al frente de los esfuerzos de Rusia para capturar a Bakhmut, sufriendo grandes pérdidas. Esto ha hecho que las tensiones entre Wagner y el Ministerio de Defensa de Rusia se hayan intensificado, con Prigozhin acusando al ejército ruso de atribuirse el mérito de las victorias obtenidas por los combatientes de Wagner y de frenar los avances de sus unidades en Ucrania.
Lo que Rusia no se esperaba. El Ejército de Zelenski está resistiendo más de lo que los rusos pensaban a priori. Además, la decisión se produce dos días después de que Moscú acusara a Ucrania de disparar drones contra el Kremlin en un intento de matar al presidente Vladimir Putin. Y también tras otro ataque con aviones no tripulados que golpeó la refinería de petróleo Ilsky de Rusia al este de Crimea el viernes pasado. También se produce en un momento clave de la guerra, en el que se espera que Ucrania lance una contraofensiva inminente después de haber realizado una gira por Europa con el objetivo movilizar un mayor apoyo armamentístico.
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