Hace cinco años cualquier adulto podía mirar con mofa y escepticismo a Abraham Mateo, ese niño-producto que, junto a los Gemeliers, podríamos considerar nuestro fenómeno Justin Bieber particular. El miniyo de belleza aurea que se empezaba a labrar su carrera versionando a Nino Bravo en las noches de Canal Sur con su tono dinámico (esa “sonrisa telefónica” aplicada a la modulación de voz), sus pasos de baile propios del club Disney y una mutación del acento gaditano al latino que no puede explicarse mediante causas naturales.
Era un producto para chicas adolescentes y poco más.
Pasan los años y entonces llega su acuerdo con Sony, el éxito masivo de Señorita, los premios en Miami y los carteles de entradas agotadas en las grandes capitales latinoamericanas. Tenía 15 años y las chicas le amaban y así ha seguido siendo durante estos cuatro años de carrera meteórica, riéndose de aquellos que no veían su potencial para sobrevivir.
Abraham Mateo feat 50 Cent: niño bueno muere a balazos
La adaptabilidad de Mateo ha quedado más que demostrada en sus colaboraciones, lo mismo le da que sean los reyes del reggaetón que el último adolescente probeta. Capaz es de hacer videoclips metaficcionales que le pone voz a una princesa Disney. En fin, no cualquiera hace que su perro tenga una cuenta de Instagram. Lo que haga falta.
¿Y qué es lo que hace falta en 2017? Que ahora que AM se ha asentado definitivamente como un valor seguro en la industria musical, necesitamos reconvertirle a adulto. A demostrar que es un joven real, tan atormentado y problemático como cualquier chico de su edad. Si el año pasado descubrimos que el Abraham angelical que todos conocíamos había muerto sepultado bajo una pila de músculos, ahora además debemos olvidarnos de su actitud friendly-positive. Abraham Mateo ya no sale de catequesis, sale directo de los barrios bajos de Nueva York.
Aquí te dejamos una imagen que va a redefinir a partir de ahora tu manera de ver a este veinteañero: ahora estamos ante ese artista latino que colabora con 50 Cent.
Rebranding a base de cárcel y drogas. Mi inocencia ya no vende
¿Y funcionará la fórmula Abraham malote? Es muy probable que sí, porque la idea se la han tomado prestada de algunos casos anteriores que tal vez recuerdes. ¿Te suena el nombre de algún otro miembro de la extinta banda NYNC que no sea Justin Timberlake? Tal vez sea porque ninguno de los demás probó la transición en solitario mostrando un pecho de Janet Jackson durante la Superbowl.
Qué decir de Miley Cyrus, la delicada estrella del country que se transformó de la noche a la mañana en una agresiva máquina erótica que lo mismo perrea sobre tu paquete que intenta entrar en tu cama como una bola de demolición. La era Bangerz le ha valido las imágenes y videos por las que la recordaremos, olvidando para siempre a Hannah Montana.
“Sexo, drogas y violencia“ son ideas con las que pocas cantantes y modelos de conducta de millones de adolescentes deberían quedar vinculadas. Aunque el hábitat natural en el que la habíamos conocido era protagonizando la serie de Disney Channel Los Magos de Waverly Place, al año de terminar su emisión y en pleno proceso de revolución pubescente Selena Gómez se dejó guiar de la mano de un director de cine indie y transgresor para protagonizar Spring Breakers, toda una oda a la muerte de la inocencia y que prometía desde su tráiler romper su imagen de princesa del pop. Selena Gómez sigue siendo de las buenas, pero ahora sabemos que lo es por elección propia, no por ingenuidad.
Christina Aguilera con el video que hizo junto a Redman, la etapa de bajona de Britney, de la que nunca sabremos cuánto había de orquestado y cuánto de jugada promocional antes de que se permitiese un tiempo de descanso… Bieber es, sin embargo, a quien más podría parecerse en el futuro la carrera de Abraham Mateo.
Al gaditano le están pasando muchas cosas que ya le ocurrieron al canadiense con el que soñaban admiradoras de todo el planeta. Bieber se mazó, empezó hacerse fotos adultas, sus letras dejaron de subrayar su imagen de amante entregado y empezó a adoptar la pose de rompecorazones, de chico que te enamora pero que te lo va a poner mucho más difícil porque, ya sabes, tiene su torturado mundo interior.
Además, su credibilidad como artista adulto aumentó cuando empezó a ganarse fotos de arresto cuando se le pilló borracho y quemando rueda en su Lamborghini por las calles de Miami. O traducido: si eres lo suficientemente mayor como para encontrarte con problemas con la justicia, lo eres también para dejar de ser el nieto favorito de todas las abuelas.
Por el momento Mateo no ha tenido problemas con la policía, pero sí empezamos a verle en esas sesiones rodeado de personajes que le insuflan toneladas de respect callejero, ese que le vendría bien si quiere introducirse en el mercado estadounidense. Para ponérselo un poco más fácil a los de allá, la canción, que se estrenará este viernes, se llama Háblame bajito.
En fin, mucha suerte, Abraham Mateo. Está claro que no la vas a necesitar.
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