Los incendios forestales de 2019 en la Amazonia brasileña provocaron un alarmante aumento de la deforestación con casi 10.000 kilómetros cuadrados de bosque perdidos por primera vez en una década. Sin embargo, debido a que está lloviendo por debajo de la media y a que las tasas de deforestación son aún más altas, parece que la temporada de incendios de 2020 va a ser aún peor.
Más allá de la destrucción inmediata causada por los incendios forestales en 2019 (desde la fauna y flora carbonizadas al aumento de las emisiones de dióxido de carbono) los incendios de la Amazonia llamaron la atención en todo el mundo porque todos fueron causados por el hombre. La enorme cantidad de humo y las llamas eran una indicación de que la deforestación a gran escala ya se estaba produciendo antes de que se publicaran las estadísticas oficiales.
Muchos incendios forestales son provocados por personas con el fin de retirar los árboles talados en el proceso de deforestación, pero el fuego también es una técnica común para preparar la tierra para la agricultura. Desafortunadamente, estos incendios pueden propagarse más allá de las tierras de cultivo y pastos.
En el pasado, cuando las lluvias eran abundantes y los bosques se mantenían húmedos, este tipo de incendios no solían propagarse más allá de las zonas que habían sido previamente despejadas para la quema. Pero desde que los bosques están más secos debido a la disminución de las precipitaciones, pueden arder durante meses, devastando decenas o cientos de kilómetros de reservas forestales y tierras de cultivo.
Teniendo en cuenta que los incendios son tan perjudiciales para la biodiversidad y para las personas, ¿por qué los agricultores de la Amazonia siguen provocándolos?
Por qué los agricultores utilizan el fuego
A los agricultores les gusta tanto utilizar el fuego porque hace de forma gratuita el trabajo de los fertilizantes, los pesticidas y los trabajadores. Primero, dejan la tierra en barbecho para que se recupere después de unas pocas cosechas, pasando a ser dominada por plantas pioneras y plagas. Entonces la vegetación que vuelve a crecer se corta y se quema, lo que proporciona una forma económica de limpiar los escombros y fertilizar la tierra mientras a su vez se acaba con las plagas.
Pero depender del fuego hace que el suelo se vaya degradando de forma gradual y, tal y como determinó nuestra investigación, es menos rentable a largo plazo en comparación con los sistemas agrícolas que utilizan maquinaria, integran árboles en las tierras de cultivo o rotan los pastos. Encontramos que entre los agricultores con extensiones similares de tierras, capital y mano de obra, los que utilizaban el fuego tuvieron un 63% menos de beneficios que aquellos que no recurrían al uso del fuego.
El problema es que los incendios de otras granjas hacen que sea muy arriesgado para los agricultores invertir en costosos sistemas para preparar la tierra sin recurrir al fuego, puesto que los cultivos o dicha infraestructura pueden acabar siendo destruidos en un incendio. En una encuesta realizada entre 580 agricultores de la Amazonia oriental, el 43% se había visto afectado por lo menos por un incendio que se había propagado fuera de control en los últimos cinco años.
Analizamos el nivel de exposición de los agricultores a los riesgos de los incendios forestales según el número de incendios detectados por satélite en la vecindad de sus propiedades. Si la exposición al riesgo de incendio aumentaba por lo menos en un 70%, los beneficios de invertir en un sistema sin fuego ya no compensaban. Las tierras fertilizadas y preparadas de forma mecánica cubiertas con vallas, madera y plantaciones de árboles frutales son altamente inflamables. Cuando el riesgo de incendio es alto, la agricultura que utiliza el fuego es más rentable, pero aumenta el riesgo de incendio para otros agricultores. En este tipo de situaciones, los agricultores que utilizan fuego ganan más dinero que los que no lo utiliza, pero los ingresos de la agricultura son mucho menores de lo que serían si se redujera el riesgo de incendio.
Ingresos agrícolas en la Amazonia oriental
Las medidas de prevención de incendios forestales, como los cortafuegos alrededor de la zona designada para la quema, pueden reducir en gran medida el riesgo de propagación de las llamas, pero los cortafuegos tardan semanas en prepararse. Si el riesgo de que el fuego de un vecino se propague es demasiado alto, entonces la probabilidad de que tus tierras se quemen es muy alta, independientemente de lo que hagas, reduciendo el incentivo para crear cortafuegos.
De la misma manera que el riesgo de la propagación de incendios anima a más agricultores a crear sus propios incendios, también hace que la gente se desanime a la hora de invertir en sus propias medidas de prevención de incendios forestales.
Hacer el uso del fuego más sostenible
A no ser que se realice un esfuerzo coordinado para reducir el riesgo de incendios de manera colectiva, no existe ningún incentivo para que los agricultores dejen de utilizar el fuego de forma individual o aumenten sus esfuerzos para prevenir los incendios. En investigaciones anteriores, encontramos que los agricultores quieren que el gobierno brasileño ayude a coordinar este tipo de esfuerzos, pero, ¿cómo podría ayudar el gobierno?
Una opción sería prohibir el uso del fuego, pero es una mala idea en general, puesto que el fuego puede ser utilizado de forma sostenible de la misma forma que los pueblos indígenas llevan haciéndolo durante generaciones. Una prohibición también podría perjudicar los ingresos de muchos agricultores que no pueden permitirse cambiar a otras prácticas.
La preparación de las tierras con maquinaria y productos químicos es una buena alternativa en algunas regiones de la Amazonia, pero resultaría demasiado caro y complejo mecanizar la agricultura de los pequeños agricultores en zonas más remotas. Además, aumentando el número de tractores cerca de los bosques, el gobierno se arriesgaría a una mayor deforestación, puesto que se podrían utilizar para la tala de árboles.
Hacer que los agricultores cumplan las medidas de control de incendios forestales y subvencionar las técnicas alternativas cuando proceda, podría ser la mejor opción. De esta forma se reduce el riesgo de incendios forestales para todos y se basa en la sabiduría local. También sería útil contar con más fondos para dotar de recursos a las brigadas de bomberos de la zona.
Para encontrar las mejores soluciones, necesitamos comprender mejor las causas de los incendios forestales en la Amazonia. Si se trata de una zona que ha sido talada recientemente, probablemente los incendios forestales estén relacionados con la apropiación de tierras, la industria maderera y la minería. Para acatar estos problemas es necesario que se cumplan las leyes medioambientales.
En el caso de que los incendios forestales sean el resultado de las prácticas agrícolas locales, la solución es que los agricultores cuenten con más apoyo y trabajar con las comunidades locales para ayudarles a salir de la pobreza.
Fotos: Bruno Kelly, Fabio Teixeira, Ricardo Moraes.
Autores: Federico Cammelli, investigador asociado postdoctoral en Política Ambiental por el Instituto Federal Suizo de Tecnología de Zurich; Jos Barlow, profesor de Ciencias de la Conservación por la Universidad de Lancaster; Rachael Garrett, profesora asistente de política medioambiental por el Instituto Federal Suizo de Tecnología de Zúrich.
Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí.
Traducido por Silvestre Urbón.
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