No es sólo el PSOE: así está siendo la debacle de la socialdemocracia europea

Esther Miguel Trula y Sandra Sánchez

El pasado miércoles, 17 miembros de la Ejecutiva del PSOE se desplazaron a Ferraz, sede del partido, para presentar su dimisión en bloque. La intención de este movimiento era clara: forzar el cese de la dirección federal del PSOE, con la consiguiente caída del líder de la formación, Pedro Sánchez, y obligar la aparición de una gestora, que se hiciera cargo del partido hasta que emergiera la figura de un nuevo secretario general.

Todo esto ocurría en una sóla tarde en la que Ferraz se convertía en el foco de todas las miradas. El PSOE escribía una de las páginas más negras de toda su larga historia y hacía así tangible una crisis interna que se había ido cocinando a fuego lento durante meses y meses.

Pero la debacle de la socialdemocracia en España, que se ha materializado por medio del PSOE, no es la única que vive sus horas más bajas. Es tan sólo un ejemplo más de la misma crisis europea a la que hemos asistido durante estos últimos años y que constatamos en la siguientes líneas.

Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de España: una década en precipicio

Esta semana la formación socialista es probable que haya asistido a una de las peores crisis que se recuerda en mucho tiempo, pues las grietas que en ocasiones pudieron ser a nivel regional, han pasado al plano nacional para dibujar un partido dividido completamente en dos.

Y es Pedro Sánchez quien marca esa línea divisoria que posiciona a los que le ven como su líder y a los que ya han hecho de él la figura del antagonista. Sin embargo, tal y como podemos ver en este gráfico, el PSOE lleva perdiendo adeptos desde hace más de una década.

Fue con el ex secretario general José Luis Rodríguez Zapatero con quien el PSOE ha vivido los años de bonanza de su historia más reciente. El que fuera presidente del Gobierno durante siete años cogió en el año 2000 el timón de un PSOE que, ni mucho menos, andaba en su mejor momento.

Los socialistas, con Joaquín Almunia al frente, acababan de perder las elecciones generales en las que el popular José María Aznar había obtenido la mayoría absoluta, después de superar en casi 3 millones de votos a su eterno rival. Unos resultados que propiciaron que Almunia pasase el testigo a Zapatero.

El PSOE jugó durante los siguientes cuatro años el rol del principal partido de la oposición hasta que llegaron los comicios del 2004. Entonces, los socialistas terminaron adelantando por la izquierda al PP in extremis. Una cita con las urnas que llegó, por cierto, después de que España viviera el peor atentado terrorista de su historia y que terminó condicionando las elecciones.

José Luis Rodríguez Zapatero fue el presidente del Gobierno de España desde abril de 2004 hasta diciembre de 2011.

Pero si la estimación de voto del PSOE llegó a su punto más álgido con Zapatero, también con él, durante los últimos años de su mandato, y en medio de una enorme recesión económica, los socialistas se encaminaron hacia un precipicio con una pendiente suficiente para mantenerlos en caída durante 12 años.

Los duros recortes, la reforma laboral, la gestión de la crisis por parte del PSOE, y el caso de corrupción de los ERE en Andalucía, fueron algunos de los motivos de más peso que hicieron que los socialistas bajasen hasta 20 puntos en estimación de voto en 10 años.

Durante el fugaz paso de Alfredo Pérez Rubalcaba, que fue secretario general del partido de 2012 a 2014, el PSOE siguió bajando en las encuestas mientras a su izquierda emergía un nuevo partido político, bajo el sello de Podemos. La fuerte irrupción de la formación comandada por Pablo Iglesias, sirvió casi de forma indirecta para sacar a flote todas las desavenencias del partido socialista.

Micaela Navarro, Pedro Sánchez y César Luena, durante una reunión de la Ejecutiva Federal del PSOE.

Ahora, es Pedro Sánchez quien conduce un bólido socialista al que apenas le queda gasolina y cuya próxima parada será un Comité federal, que determinará el futuro de un PSOE partido por la mitad. Así se resume a grosso modo la historia reciente de un partido socialista, al que ya se le compara con su homólogo griego, el PASOK. De hecho, tal y como se puede ver en el siguiente gráfico, España y Grecia eran a principios de los 90, los principales referentes de la socialdemocracia en Europa. Un puesto, que 26 años más tarde, han relegado ambos hasta última posición.

Y es que cuando se hace humor sobre la pasokización del PSOE es, tal vez, por el temor a que eso es lo que le acabe pasando. Porque la trayectoria del PASOK es, desde luego, para estudiarla.

El Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK) de Grecia: el gran hundimiento

Cuando se abrieron las puertas de la democracia en la Grecia de 1981, Andreas Papandréu ganó un apoyo holgado de su ciudadanía, un 48% de los votos. Era el partido de izquierdas de la nación, y así lo fue por muchos años en un país que no dudaba en revalidar sus mandatos. La economía de Grecia prosperaba, los ciudadanos fueron equiparando sus derechos a los que ya disfrutaban los otros países europeos y demostró ser un gran negociador en el contexto internacional.

Andreas Georgios Papandréu, elegido varias veces primer ministro de Grecia entre 1981 y 1996.

Tras una década en el poder, comenzaron a aflorar los escándalos por corrupción en su nación, losa que iría erosionando poco a poco el apoyo a su partido, pero, en términos generales, el PASOK gobernó de forma continuada hasta 2004. A veces en exclusiva y en algunos mandatos formando coaliciones. Papandreau fue su dirigente más importante, pero después de él vino Costas Simitis, quien gobernó la nación en dos legislaturas consecutivas.

El período de Simitis se conoció como la época de modernización, cuando Grecia entró en la UE y vivió sus Juegos Olímpicos. Dentro del partido había otros candidatos al liderazgo, entre ellos Yorgos Papandréu (sí, hijo de Andreas, ya que la política interna del partido estaba muy marcada por esta dinastía), que defendía un proyecto de partido más continuista. Años más tarde George tomaría el control del partido.

George Papandreu fue primer ministro de Grecia entre octubre de 2009 y noviembre de 2011.

Tras dos legislaturas gobernados por los conservadores del NP, Papandréu hijo se alzó como ganador en las urnas en 2009 con un 44% de los votos, y fue ahí donde se produjo la escisión. Pactaron con la Troika, implantaron los durísimos recortes que hemos conocido por la prensa. En sólo unos meses en el gobierno, las encuestas demostraron el descontento con el partido que habían elegido. Un 92% de los ciudadanos se sentían defraudados por Papandréu.

A las siguientes elecciones, en sólo tres años, el PASOK pasó del 44% de los apoyos a un 12%. Fue la traición sentida por el pueblo griego y la brutal pérdida económica de la nación lo que castigó al partido que durante años había hecho prosperar al país. En las sucesivas y volátiles elecciones de los años siguientes el PASOK fue perdiendo apoyo y convirtiéndose en un partido de coaliciones con otras fuerzas. El voto de izquierdas se había trasladado mayormente a SYRIZA. En septiembre de 2015 sus resultados fueron del 6%.

El Partido Laborista (LP) en el Reino Unido: muerte al bipartidismo

El pasado del Partido Laborista británico está lleno de momentos críticos y rencillas, pero no se puede decir que no hayan repensado sus fórmulas y sus proyectos con la intención de aglutinar al electorado de izquierdas británico, en un país cuyo sistema a dos vueltas (y con un bipartidismo tan fuerte) condiciona a los partidos a apostar por unas medidas que convenzan a la mayor cantidad de gente posible.

A finales de los 80 Neil Kinnock no estaba preparado para reconocer abiertamente los beneficios de la economía de mercado, pero ideológicamente condujo al partido hacia una transición del estado socialista a una variante europea de la socialdemocracia. Eso no significa que sus políticas fuesen un éxito, y de hecho su derrota en el 92 fue especialmente amarga, ya que nadie apostaba por el triunfo de los conservadores.

Tony Blair fue primer ministro británico desde mayo de 1997 hasta junio de 2007.

Del 92 al 94 John Smith trabajó por hacer que el partido estuviese bien unido. Lo logró consolidando las corrientes internas, escorando el poder hacia los miembros que apostaban por una visión más europeísta y eliminando la presión que los sindicatos ejercían en su organismo, que acabaron por perder toda su influencia un par de años después. Tras la muerte en el 92 de Smith tomó el testigo un joven Tony Blair que se volvería el rostro público del partido por muchos años.

El Partido Laborista se había modernizado, lo que planteaban ahora era un centro radical o una tercera vía mucho más seductora. Y ganaron, claro. Vaya si lo hicieron. En 1997 ese “nuevo laborismo” se alzó con 179 escaños, el mejor resultado de la historia del partido y la mayor escalada de un partido desde 1945. Las voces internas que pudieran haber criticado a una gestión que estaba centralizándose y que había aceptado no seguir luchando por revertir las políticas tatcheristas se quedaron mudas.

La siguiente década fue la de instaurar una serie de medidas progresistas, entre otras, y muy importantes, las de darle más soberanía a los territorios independentistas. En 2003 empezó a caer el apoyo de los ciudadanos a Blair, cuando se alió con Bush para ir a la Guerra de Irak, pero pese a ello en 2005 el LP volvió a ganar las elecciones (ya sin tanta ventaja).

Gordon Brown fue primer ministro británico desde junio de 2007 hasta mayo de 2010.

Tras los últimos movimientos, los de dentro querían a Blair fuera, y eso es lo que hizo al renunciar como líder a finales de 2006. Se sabía que los resultados electorales del año siguiente serían malos, pero con Gordon Brown ahora a la cabeza la cosa fue peor de lo esperado, y algunas encuestas de 2008 demostraron que sólo el 28% de los ciudadanos seguiría apoyándoles en las urnas. En ese tiempo, su peso en Escocia fue mermando frente a partidos regionalistas que estaban empezando a cobrar fuerza. La financiación también iba mal: una parte sustancial de los inversores del partido abandonó el barco en el mismo momento en que lo hizo Blair.

En 2010 ni laboristas ni tories contaban con los suficientes votos como para formar gobierno. Los de izquierdas tendrían que haber pactado con algún partido minoritario, pero después de que fracasaran las negociaciones con los liberales económicos (también, por la influencia de las distintas corrientes internas del partido), Brown dimitió como Primer Ministro y dirigente del partido. En los siguientes cinco años Ed Miliband afronta el temporal, que mejora levemente en algunas regiones, como en Escocia en 2012, pero el batacazo para las elecciones de 2015 fueron sonadas. Al mismo tiempo crece el partido antiinmigratorio UKIP, una tercera fuerza política que ha roto el juego del bipartidismo.

Jeremy Corbyn es el actual líder del Partido Laborista.

Sale Miliband y entra Jeremy Corbyn, un candidato que está intentando reformar el partido virando hacia la izquierda, pero que no cuenta con el respaldo de muchos de los suyos. Al poco tiempo de estar al frente del partido se produjo una rebelión parlamentaria parecida a la que está viviendo ahora mismo Pedro Sánchez, pero en el último proceso de elecciones internas, dos tercios de los afiliados apoyaron a Corbyn, frente al rechazo de los laboristas que creen en una política más moderada. Entre otros laboristas, Sadiq Khan, el nuevo alcalde de Londres, le recuerda públicamente en la conferencia anual del partido que “lo primero es ganar”.

El Partido socialista (PS) en Francia: adiós a la liberté, égalité, fraternité

Como para otros partidos, el inicio de la transformación del partido socialista francés se marca en el momento en que se abraza el proyecto europeísta. En marzo de 1983 y bajo la presidencia de François Mitterrand el PS apaciguó sus reivindicaciones sociales para adoptar políticas más liberales. Cuando el partido ganó las elecciones en mayo en el 1981 sedujeron al electorado con el llamado Programa común, un plan que, entre otras cosas, pretendía nacionalizar 30 bancos y cinco grandes industrias estratégicas, así como aumentar los subsidios a las familias.

Dos años después y, aun estando en el gobierno, varios ministros defendieron que había que plegarse al Sistema Monetario Europeo e integrarse laboralmente en el panorama global. Se implantó la medida, y se enterró el Programa. Los ministros comunistas dimitieron. En los años siguientes, la política de gasto fue de reestructuración industrial, y el caso Rainbow Warrior (el gobierno fue responsable activo en el atentado contra un barco en el que murió una persona) también escandalizó a la opinión pública.

En el 86 los socialistas perdieron el control de la Asamblea Nacional, que tuvieron que ceder al conservador Chirac, pero en las nuevas elecciones del 88 el pueblo volvió a apoyarles, los políticos con un programa mucho más moderado y los electores con unos resultados en las urnas más modestos.

Lionel Robert Jospin fue primer ministro de Francia desde junio de 1997 hasta mayo de 2002

En esos cuatro años, en los que estuvieron al frente de los ministerios económicos políticos bastante conservadores, saltó a la opinión pública un escándalo sobre la financiación del partido y la ratificación de Francia del Tratado de Maastricht. En las siguientes elecciones obtuvieron sus peores resultados electorales en treinta años. De 260 diputados pasaron a tener 53.

De los políticos más izquierdistas que habían salido del PS cuando empezó a virar a la derecha salió un grupo llamado los Mitterrandistas, que formaron una nueva coalición política que hizo para las elecciones al Parlamento Europeo del 94 unos resultados electorales superiores a los del PS. Dentro de la crisis de liderazgo del partido, los afiliados pudieron por primera vez votar a su candidato, que resultó ser Lionel Jospin, uno distinto al que había propuesto el aparato. Pero eso no evitó que los conservadores les ganaran en los siguientes comicios.

François Mitterrand, presidente socialista de la República Francesa de 1981 a 1995.

A partir del 95 el PS se reformula en una Izquierda Plural, en la que ha invitado a pequeños partidos radicales y verdes que ayudan a insuflar más credibilidad política como fórmula de izquierdas. Ganaron en el 97 e implantaron las 35 horas, pero el difícil equilibrio de fuerzas provocó un desgaste que eliminó parte del peso de los grupos minoritarios. De cara a las elecciones de 2002 Francia y el PS tenían otro problema: el Frente Nacional de Le Pen había entrado en escena con fuerza. Algunos políticos socialistas, en vista de sus malas expectativas electorales, clamaron al pueblo a votar a los conservadores para contener el ascenso de la extrema derecha.

Pero el pueblo contestó en 2004 de una forma totalmente distinta: el miedo al crecimiento de Le Pen les dio un fortísimo impulso en estas elecciones (50% de los votos en la segunda vuelta), en las que se presentó Hollande manteniendo la coalición de la Izquierda Plural. Hubo unas fuertes discusiones dentro del partido sobre la estrategia que debía afrontarse de cara al proyecto europeo, y salió el sí a la UE).

Una nueva lucha por el liderazgo se transformó en la victoria del conservador Sarkozy en 2007. Volvían a tener problemas con las coordenadas ideológicas del partido, y los socialdemócratas y conservadores luchaban contra los izquierdistas. En las elecciones de 2008 para elegir al nuevo Primer Secretario, ya que Hollande no quería saber nada. Ganó una (Aubry) a otra (Royal) por un 50.03% de los votos, y hubo aclamaciones de fraude electoral. La visión de la opinión pública del PS estaba por los suelos, y aunque Sarkozy estaba fuertemente desgastado por las políticas de austeridad, en las elecciones al Parlamento Europeo de 2009 sólo superaron por un mínimo al partido ecologista.

François Hollande, actual presidente de Francia.

Hollande tuvo que volver. Estuvieron a punto de nominar a un candidato que era el favorito de una buena parte de las bases y los miembros internos, pero el escándalo de Nueva York le retiró de la política. Tras la política de recortes de los conservadores que se habían estado ejecutando en los últimos cinco años y con un voto antiinmigratorio cada vez más fuerte, Hollande ganó las elecciones de 2012, y su mandato está a punto de terminar. Su autoridad dentro del partido está por los suelos, y en toda la historia de la república francesa moderna nunca un presidente había desperdiciado tanta legitimidad en un plazo de tiempo tan corto.

El Partido Democrático (PD) de Italia: refundación infinita

Francamente, creo que haría falta una carrera universitaria para comprender del todo cuál ha sido la trayectoria de la izquierda italiana (o bueno, no). Desde su fundación, la República Italiana ha vivido en la inestabilidad política y gobernada por complejas coaliciones de gobierno. Para los 90 es importante recordar que el país venía de unas fuertes tensiones sociales, del terrorismo de las Brigadas Rojas y de la corrupción política que explotó en el caso Manos Limpias y dejó a Italia sin sus dos principales partidos políticos hasta el momento.

Siempre se ha mantenido muy latente en el país la importancia del comunismo, una ideología con tanto o mayor empuje como lo tenía en las comunidades soviéticas. Pero también un territorio ideológico altamente segregado. Parece que sus escisiones políticas nunca eran capaces de ponerse de acuerdo. En el 95 Romano Prodi impulsa un proyecto que pretende aglutinar a las fuerzas de izquierda y de centro del país, L'Ulivo, y la agrupación que se explica con la foto que veis ahí arriba. Para 1996 Prodi se convierte en Primer Ministro.

En febrero de 1998 el PDS se fusionó con partidos de centro-izquierda para convertirse en los Demócratas de Izquierda (DS). En marzo de 2002 varias de estas escisiones, incluida la de Prodi, se unifican en La Margarita. Un año después Prodi sugiere que la mayor cantidad de fuerzas de centro izquierda posible se vuelvan a refundar en una lista conjunta para las elecciones al Parlamento Europeo de 2004, que se logró formar en Uniti nell'Ulivo. Obtuvieron el 31,1% de los votos y después fue abandonado por uno de los grupos más importantes de su seno.

Cristianos, comunistas liberales y socialistas llevan colisionando en este difuso grupo político en toda su trayectoria en algo que sólo puedo imaginar es la traslación del poliamor de Gossip Girl al panorama político. Mientras esto sucede, ha tenido lugar una reforma electoral que intentaba poner orden en el caótico sistema electoral. Esto es, favorecer a los partidos mayoritarios para crear estabilidad, es decir, al polémico, populista, corrupto Silvio Berlusconi que tantos ciudadanos apoyaron (con algunas interrupciones) entre el 94 y el 2011 y que sólo fue detenido por los tecnócratas de Europa.

Matteo Renzi, actual Primer Ministro de Italia por el Partido Democrático.

En los últimos tiempos un demócrata cristiano carismático y con gran sentido del maquiavelismo llamado Matteo Renzi se ha alzado como líder de esta coalición, según algunos, aprovechando lo que parece un signo identitario de la cultura política italiana: traicionando a sus compañeros para escalar dentro del partido e instrumentalizando su imagen pública en la televisión de un modo populista (aunque por la derecha también amenazan los de Cinco Estrellas). Para el ala más izquierdista del partido es un hombre de derechas, que no duda en ceder a las presiones de la OTAN y el Vaticano. Es el Primer Ministro de Italia desde febrero de 2014.

Alemania, Partido Social Democrático de Alemania (SPD): de la agenda neoliberal

Gerhard Schröder, Canciller alemán por el SPD entre 1998 y 2005.

Aunque el votante alemán se ha caracterizado en los años posteriores a la caída del muro por ser conservador (se considera que la Unión Demócrata Cristiana fueron los responsables de la unidad alemana), el Partido Social Democrático de Alemania tiene su importancia… y su historia. Es uno de los partidos más longevos de Europa, con orígenes fuertemente marxistas y socialistas, pero después de muchos años convulsos a partir de finales de los 80 se optó por un modelo que apostaba por lo que ahora entendemos por socialdemocracia, aunque apoyando con mucha fuerza por los sindicatos. El SPD es, antes que nada, fuerte en base a territorios donde hay tradición de voto socialista (léase, industria).

Pero todo esto cambió a partir de finales de los 90, cuando Gerhard Schröder se alzó como ganador en una disputa por el liderazgo del partido contra Lafontaine. Schröder, al contrario que Lafontaine, era muy moderado y consideraba que alta tasa de desocupación era un problema que podía afectar profundamente a la nación y sumirla, con el tiempo, a la recesión.

En su primer mandato, de 1998 y 2002, se hicieron algunas reformas positivas para la ciudadanía, pero al ganar sus segundas elecciones este mismo año se inició la puesta en marcha de una reforma llamada Agenda 2010, que implicaba una profunda reestructuración del mercado laboral y del sistema de seguridad social. Eso hizo que capas de la población que votaban tradicionalmente al SPD se alejaran de sus filas, lo cual sumió al partido en una larga crisis de identidad. Para las Elecciones europeas de 2004 sólo el 21% de la población les votó. Era el peor resultado del partido en todo el siglo.

Oskar Lafontaine, político por muchos años del SPD y posteriormente portavoz del grupo parlamentario Die Linke (fusión del PDS y el WASG).

Empezaron las escisiones internas del partido. Muchos de sus políticos internos salieron en enero de 2005 para formar el partido WASG, ya que consideraban que el SPD era ahora una agrupación neoliberal. Como figura más reconocible de esta agrupación se alzaría Lafontaine, y poco después, para las siguientes elecciones, el WASG se aliaría con el PDS del este (un partido comunista) y formarían en común El Partido de la Izquierda o Die Linke. El resultado electoral de las elecciones de ese mismo año concedería al SPD apenas 1% más de votos que a Die Linke.

Desde entonces algunas figuras internas del SPD han sido públicamente críticas con las posturas conservadoras de su agrupación, y en sus propuestas hay menos rastro de los recortes públicos y más en el refuerzo del apoyo social, pero su credibilidad ya no es lo que era. Un pequeño consuelo de tontos: el partido de los Demócrata Cristianos, los rivales electorales de derechas (o más o menos, ya que ahora mismo están aliados), están ahora mismo en una situación igual de comprometida.

Partido Socialista (PS) de Portugal: remando hacia una difícil izquierda

En Portugal no han surgido nuevos partidos con una masa significativa, como sí ha ocurrido en otras grandes democracias a raíz de las medidas en pos de la austeridad. Pero puede que esto esté justificado en la tradición política portuguesa: la fragmentación electoral en cuatro agrupaciones se ha mantenido más o menos estable desde los años 70. Eso no quiere decir que el PS no se haya visto afectado por la crisis. Pero ahora lo vemos.

José Sócrates, primer ministro de Portugal que dimitió en 2011.

El Partido Socialista portugués se encontraba a finales de los años 80 en un momento desafortunado. La inestabilidad interna hace que en un corto período de tiempo cambien varias veces de Secretario General, y en el 87 proponen una moción de censura contra el gobierno de los rivales del CDS y PP, que habían ganado por una mayoría simple. En las nuevas elecciones los partidos de centro y derecha salen reforzados y vuelven al Gobierno que se mantiene por un par de legislaturas.

Entre el 95 y 2011 tienen lugar seis elecciones generales, de las que ganan cinco y la que perdieron, frente a los partidos de centroderecha, fue por un margen mínimo. Fue Antonio Guterres el que les llevó a la victoria por primera vez en más de una década, y José Sócrates el que tomó el testigo después de un nuevo gobierno CDS-PP. Cuando en 2011, bajo el mandato socialista, Europa le impone al país la aprobación de unas duras medidas económicas. Sócrates intenta instaurarlas, pero el Parlamento al completo rechaza su propuesta. Entonces el dirigente socialista dimite, se convocan unas nuevas elecciones y su apoyo cae a los mínimos, un 28%.

Antonio Costa, actual Primer Ministro de Portugal por el Partido Socialista.

Le siguió un gobierno de derechas que durante cuatro años instauró las medidas de austeridad que los socialistas no habían podido llevar a cabo, y fue muy duro para mucha gente. A las elecciones generales de 2015 el pueblo portugués se comportó de una forma inaudita comparado con otros países: castigó al gobierno de derechas, pero no causó la debacle del PS en favor de otras agrupaciones. El PS ganó las elecciones, aunque sólo tuvieron un 32% de los votos, un aumento de cinco puntos porcentuales con lo de 2011. Antonio Costa, el líder socialista, consigue algo inaudito: pacta con todas las pequeñas formaciones de izquierdas, incluidos los anticapitalistas, lo que le da el apoyo suficiente para formar gobierno. Llevan menos de un año de legislatura en un contexto convulso, pero la mano del optimista Costa está manteniendo el tipo.

Partido Socialdemócrata (SAP) en Suecia: prosperidad social detenida

En muchos países tenemos como referente del triunfo del modelo de sociedad del bienestar a Suecia, y buena parte de esto se debe a que hablamos de un país que, históricamente, ha estado dominado por un voto socialdemócrata muy estable, así como por la mayor importancia de las políticas regionales frente a la nacional.

Desde 1930 el Partido Socialdemócrata Sueco o SAP no había recibido un nunca apoyo electoral inferior al 40% de los votos, y ha estado casi ininterrumpidamente en el gobierno: de 25 elecciones en toda su historia, 20 las han ganado ellos, en muchos casos pactando con grupos verdes y comunistas. Además, este partido tuvo por mucho tiempo al que probablemente fue el líder más carismático de la socialdemocracia europea de toda su historia, el queridísimo Olof Palme, asesinado en 1986.

Olof Joachim Palme, Primer Ministro de Suecia por el Partido Socialdemócrata entre 1969 y 1974.

Pero en 1998 registró un récord histórico con unos resultados del 36%, y en las elecciones de 2010 y 2014 apenas recibió el 31%. A mediados de los años 90, y como ha ocurrido con otros tantos partidos de toda Europa, un germen de mayor aceptación del movimiento neoliberal cambió algunas de sus políticas. El desempleo y la deuda nacional se convirtieron en un tema de debate público, algo inaudito hasta entonces.

Cuando los social demócratas volvieron al poder en 1994 y hasta 2002 implantaron unas medidas que redujeron algunos de los beneficios sociales (por ejemplo, la proliferación de servicios televisivos privados) que habían conquistado ante el momento, ya que el principal objetivo era encarrilar la situación económica de la deuda. Eso no evitó que el pueblo le diera el gobierno a conservadores (a la unión de cuatro partidos que van del centro a la derecha) en 2006 y 2010.

Håkan Juholt, presidente del SAP hasta 2012, antes de su escándalo por corrupción.

Y ahí empiezan los problemas internos. La brutal derrota del 2010 lleva a que la dirigente Mona Sahlin, primera mujer en encabezar el partido dimita. Toma el testigo Håkan Juholt, a quien quieren en las altas esferas del partido y también en las bases, pero un escándalo sobre los beneficios en el parlamento le hicieron forzar su marcha. Para las siguientes elecciones estuvo al frente. Estos dos políticos fueron los primeros de la historia del SAP en presidir el partido y no terminar convirtiéndose en Primer Ministro.

La dirección del partido puso a Stefan Löfven al frente, que dio un golpe de timón en la política interna buscando el consenso. Pese a ello, en las elecciones al Parlamento Europeo de 2014 provocaron un resultado desastroso, el peor desde 1921, meses después y en las elecciones generales el pueblo sueco les dio aún menos votos, pero los suficientes como para que Löfven pudiera formar un gobierno en minoría junto a los ecologistas, aunque en el Riksdag ya no les apoya ni el Partido de la Izquierda (algo más comprometidos con la causa), que tradicionalmente sí les había dado apoyos puntuales.

Kjell Stefan Löfven, Primer Ministro de Suecia.

Están ahora mismo en descenso en las encuestas, verdes y socialdemócratas, viendo cómo el partido antiinmigración Demócratas Suecos se convierte en tercer partido más importante y subiendo por encima de sus resultados de 2014. Los moderados tampoco quieren tumbar su Ejecutivo, pues para formar gobierno tendrían que pactar con DS. Löfven también ha cambiado. Cuando hace unos meses decía "mi Europa no construye muros", ahora nos encontramos con un Primer Ministro que sentencia "hemos asumido a demasiados durante demasiado tiempo". También están instaurando controles migratorios en la frontera con Dinamarca.

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