Albania quiere fundar un nuevo microestado independiente en su capital: un Vaticano musulmán que permita el alcohol

El Estado Soberano de la Orden Bektashi dispondría de su propio pasaporte y ocuparía unas 11 hectáreas

De momento es solo una iniciativa, un plan que se mueve aún en el resbaladizo terreno de los proyectos, pero la idea es tan potente que ha captado ya la atención de todo el mundo. Albania ha puesto en marcha su maquinaria administrativa para impulsar un nuevo estado en Europa. Y no uno cualquiera. Lo que quiere lanzar su primer ministro, Edi Rama, es un microestado —el más "micro" de todo el orbe— enclavado en un puñado de hectáreas al este de su propia capital, Tirana.

Al imaginar la nueva nación, que sería soberana y dispondría de su propia administración, fronteras y pasaportes, es difícil no pensar en el Vaticano. Y no solo por una cuestión de (micro) tamaños. A la espera de que se concreten sus detalles, la nueva nación servirá de sede a una orden religiosa musulmana.

¿Un nuevo estado en Europa? A eso aspira el primer ministro albano, Edi Rama, en el cargo desde hace más de una década. Hace unas semanas, durante un discurso en la Asamblea Genera de la ONU, el dirigente anunció su deseo de crear en el corazón de su país un nuevo microestado, soberano y que en cierto modo seguirá los pasos del Vaticano en Italia. Eso sí, con una diferencia clave.

A falta de que se conozcan más detalles, la nueva nación se llamará Estado Soberano de la Orden Bektashi, lo que da una idea aproximada de cuál será su enfoque. El territorio servirá de hogar institucional a los bektashíes, un grupo religioso musulmán surgida en el siglo XIII en Anatolia, y que a comienzos del siglo XX se vieron obligados a abandonar Turquía y trasladarse a los Balcanes.

Unas manzanas de Nueva York. Si Rama logra su objetivo, el nuevo microestado podrá presumir de un mérito peculiar: será el más pequeño del mundo, con permiso de aventuras de legitimidad cuestionable como la de Sealand en el Mar del Norte. Se calcula que medirá entre 10 y 11 hectáreas, la cuarta parte que la Ciudad del Vaticano, que con unas 44 hectáreas de superficie ostenta ahora el récord Guinness del país independiente más pequeño de todo el planeta.

Para hacernos una idea, el nuevo microestado que quiere impulsar Edi Rama ocuparía lo mismo que cinco manzanas de Nueva York, una pequeña porción de terreno situada al este de la capital albanesa. Todo eso si sale adelante, claro.

Soberano y con pasaporte (verde). Si bien el proyecto está todavía en una fase muy inicial y tendrá que sortear unos cuantos escollos políticos y sociales para convertirse en realidad, ya conocemos algunos de sus detalles. La futura nación se plantea como un enclave soberano, con su propia administración y pasaportes para sus ciudadanos, aunque a priori, aclara la agencia Swiss Info, esta estaría reservada solo para un puñado de personas: el clero y personal de sus instituciones.

¿Pero cuántos serán? ¿Habrá mucha gente con la ciudadanía? ¿Poca? Las crónicas que ya han dedicado medios internacionales del alcance de BBC o The New York Times hablan de que la futura nación no tendrá ejército, ni guardias fronterizos, ni tribunales. Al frente estaría el líder de los bektashíes, Baba Mondi, quien hace unos días aseguraba al rotativo estadounidense que lo que sí necesitaría el microestado musulmán probablemente es un servicio de inteligencia. "Porque también tenemos enemigos", se justificaba. Hay otro detalle también se ha decidido ya: sus pasaportes serán verdes, un color crucial en el Islam.

Pero… ¿Por qué? La pregunta del millón. Los detalles del nuevo microestado quizás sean lo más curioso del proyecto, pero hay una cuestión más relevante: ¿Por qué crearlo? ¿Qué sentido tiene? ¿Y por qué ha decidido el primer ministro albano lanzarse a una iniciativa tan peculiar? Rama fue claro durante su intervención en la asamblea de la ONU. Lo que busca es "un nuevo centro de moderación, tolerancia y coexistencia pacífica". Y cree que una pequeña nación centrada en los bektashíes, un credo surgido de una rama del sufismo, es la mejor forma de lograrlo.

"Tolerancia religiosa". Rama recordó que a lo largo de las últimas décadas, Albania ha dejado unos cuantos "buenos ejemplos de defensa de la humanidad”, acogiendo a población judía durante el Holocausto o afganos cuando los talibanes tomaron las riendas del país, y que un microestado como el que plantea promoverá una visión más tolerante del Islam. "Debemos cuidar el tesoro que es la tolerancia religiosa y que nunca debemos dar por sentado", argumentaba hace poco en una entrevista. Una nación propia, reivindicó, enviará un mensaje claro: "No permitan que el estigma de los musulmanes defina quiénes son los musulmanes".

¿Y quiénes son los bektashíes? La otra gran pregunta, sin la que difícilmente se entenderá la anterior. Los bektashíes son un grupo religioso antiguo, que hiende sus raíces en el siglo XIII, y procede de Anatolia. Hace casi un siglo trasladaron sin embargo su sede de Turquía a la capital de Albania. Su gran peculiaridad no es sin embargo su historia, sino su credo. "Dios no prohíbe nada, por eso nos ha dado la mente", afirmaba hace unos días su líder, Edmond Bahimaj, más conocido entre sus acólitos como Baba Mondi, durante una charla con The New York Times.

De ahí que, a pesar de plantearse como un estado teocrático musulmán, en la futura nación que Rama quiere crear en Tirana no sería descabellado encontrar alcohol y no habrá segregación por sexos ni códigos de vestimenta. Las mujeres podrán salir a sus (pocas) calle con la ropa que mejor consideren, libres de imposiciones estrictas o la obligación de cubrirse con un hijab o burka.

Amor, bondad… "Todas las decisiones se tomarán con amor y bondad”, garantiza Mondi, que hoy tiene 65 años y llegó a ejercer como oficial en el ejército albanés. En la misma entrevista con New York Times el líder religioso mostraba su desdén hacia los dogmas rígidos y aquellos musulmanes extremistas que recurren a la violencia. “Son solo cowboys”. Su interpretación del Islam ha llevado a que no pocos chiitas y sunitas conservadores consideren a los bektahsíes unos herejes.

"Chiitas y sunitas los repudian porque dicen que se han desviado mucho del verdadero mensaje del Corán", comenta a la BBC Ignacio Gutiérrez de Terán, profesor de Estudios Árabes e Islámicos la Universidad Autónoma de Madrid.

"La Orden Bektashi, conocida por su mensaje de paz, tolerancia y armonía religiosa, obtendrá una soberanía similar a la del Vaticano, lo que nos permitirá gobernar de forma autónoma desde un punto de vista religioso y administrativo", defiende la organización en un comunicado citado por DW. En su opinión, que la orden alcance la soberanía le permitirá "fortalecer la inclusión y armonía".

… y sobre todo polémica. La propuesta de Rama no ha tardado en generar polémica. Y no solo por los bektashíes. Al líder albanés le han afeado cómo se ha hecho pública la propuesta, deslizada primero en The New York Times y lanzada luego usando el altavoz de la Asamblea General de la ONU, sin discutirla antes por ejemplo en el Consejo Interreligioso de Albania. La iniciativa también ha llamado la atención sobre el peso que los propios bektashíes tienen en la sociedad albanesa.

La BBC recuerda que el censo de 2023 recoge que alrededor del 50% de los habitantes de Albania, que hoy ronda los 2,76 millones, son musulmanes, la mayoría son sunitas. Aproximadamente el 10% pertenecerían a la comunidad bektashi. El resto de la población religiosa es cristiana, católica u ortodoxa.

¿Un movimiento político? Hay quien también ha cuestionado la motivación real del primer ministro, más allá del deseo que ha manifestado de establecer un nuevo "centro de moderación, tolerancia y coexistencia pacífica", como argumentó ante Naciones Unidas. Algunos críticos ven razones mucho más mundanas, como una estrategia de Rama para atraer al electorado de la comunidad a las puertas de las elecciones de 2025, una forma de relanzar su popularidad o impulsar la entrada de Albania a la UE o incluso un intento por atraer inversión de Oriente Medio.

"El primer ministro tiene la tendencia a perseguir causas extrañas para desviar la atención del público de los problemas que verdaderamente importan a la sociedad", censura en la BBC Artan Hoax, profesor en Pittsburg.

¿Ayudará a la tolerancia religiosa? La idea tiene partidarios que la consideran una "buena iniciativa" para promover la cooperación, coexistencia y tolerancia, como reflexiona Albert Rakipi, el presidente del Instituto Albanés de Estudios Internacionales. Pero también detractores. Sin ir más lejos, la Comunidad Musulmana de Albania no parece sentirse cómoda con la idea y advierte de que sienta "un precedente peligroso" y se ha lanzado sin buscar antes el consenso.

"No tiene fundamento afirmar que este supuesto Estado Bektashi tendrá un impacto positivo en el clima de tolerancia de la región", advierte Besnik Sinani, investigador del Centro de Teología Musulmana de la Universidad de Tubinga. En su opinión es "un caso sin precedentes de ingeniería religiosa contemporánea" y cualquier comparación con el Vaticano "no resiste el análisis histórico".

¿Tiene posibilidades? No lo tendrá fácil, desde luego. La propuesta ha despertado un interés que se extiende mucho más allá de las fronteras albanas y hace unos días TNYT aseguraba que hay ya un equipo de expertos redactando la legislación que definirá el estatus del nuevo microestado. Para salir adelante sin embargo la medida tendrá que superar unos cuantos escollos. El primero, los límites reflejados en la propia Constitución albanesa, que en su artículo 1(2) establece con claridad que la república es "un Estado unitario e indivisible".

Cambiar ese punto necesitaría el respaldo de dos tercios de los legisladores, una mayoría de 94 votos de los 140 diputados del Parlamento. Rama tiene fuerza en la cámara, pero su partido alcanza solo 75 escaños. Y la oposición no se ha mostrado entusiasmada con una medida que, en palabras del líder del Partido Democrático y ex primer ministro del país, Sali Berisha, solo busca "distraer la opinión pública" de otros problemas, como la despoblación. Otra cuestión clave, en caso de que la medida salga adelante, es qué países reconocerían al microestado bektashi.

Imágenes | Xiquinhosilva (Flickr) 1 y 2 y Kryegjyshata Boterore Bektashiane

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