Hace nueve décadas, la Ley Seca mantuvo en vilo a Estados Unidos durante 13 años. Hasta la última gota de alcohol desapareció de las calles (más allá del tráfico ilegal). Cuando finalizó, en 1933, no sólo no habían bajado los niveles de alcoholismo, sino que se produjo un aumento de la demanda de bebidas que echó por tierra todos los esfuerzos del Gobierno. La historia se repite. No por una ley ni un cambio político, sino por la escasez brutal a la que nos ha abocado la pandemia.
No es que no haya alcohol, es que no hay botellas para meterlo. Se vienen unas navidades atípicas.
Escasez en todos lados. Desde hace meses, las distribuidoras temen lo peor: llevan registrando falta de stock de marcas conocidas: Absolut, Beefeater, Jameson o Seagram's. También los espumosos escasean. Ni vino ni champán. Las cuatro marcas mencionadas suelen ser importadas de Reino Unido, por lo que la premisa más lógica sería pensar que todo esto se debe al Brexit y el desastre de los envíos fronterizos, la falta de camiones y los problemas burocráticos. Pero no, el problema va más allá.
Las bodegas están teniendo dificultades para embotellar el vino porque les están empezando a faltar este materiales. Más concretamente: vidrio, tapones de corcho y etiquetas. El cartón es un 30% más caro y también hay problemas de suministro de las cápsulas de aluminio que cubren las botellas. "Hay uva, lo que no hay es vidrio para las botellas", explicaba la Federación Española del Vino (FEV).
¿Por qué? Prácticamente todo el embrollo tiene su origen en la pandemia que azotó al mundo entero hace ya más de un año. Durante su transcurso, las fábricas rebajaron su nivel de producción, cuando no la pararon completamente. La gente no podía salir de sus casas, los bares estaban cerrados, la vida nocturna de clubes y garitos dejó de existir. Y ahora, con la vuelta a la “normalidad”, la demanda se ha disparado. Y lo que es peor: no ha habido una previsión de que esto podía pasar.
“Arrancar una planta industrial requiere tiempo, por mucho que queramos las botellas no pueden hacerlas”, explicaba Víctor Manuel Aragonés, de Reyes Grupo, en este reportaje de El Español. Muchos de estos envases se hacen en china. Y ellos los están usando para su consumo propio. Resultado: no hay para occidente. Pero no sólo de China vienen las trabas. El transporte marítimo de contenedores se ha encarecido un 350%. Y ya hay empresas caribeñas (exportadoras de ron) que están prefiriendo fletar un avión a pagar un barco.
Queríamos fiesta y unas navidades normales. Y claro, la situación se agrava más si tienes en cuenta que en dos meses empiezan las fiestas de Navidad. Para colmo, uno de los sectores que más tiempo han tardado en recuperar su actividad ha sido el del ocio nocturno y ahora no puede ni abastecer a todos los clientes que se agolpan en sus barras con ganas de marcha. Y es que, hace pocos meses, con las discotecas y pubs cerrados a cal y canto, muchos empresarios de la noche tuvieron que vaciar sus bodegas para que no les caducaran las bebidas y tirarlas sin obtener beneficio de ellas.
Con el mercado totalmente detenido, ¿para qué se iban a seguir embotellando bebidas que nadie iba a consumir? Además, algunas fábricas se reconvirtieron en aquellos momentos para producir y vender gel hidroalcohólico. Muchas aún siguen en este negocio de forma paralela al de las bebidas alcohólicas, con una producción menor de estas. Cuando se han reabierto los locales, se ha producido un pico de demanda que está siendo difícil asumir.
¿Entonces el Brexit también juega un papel o no? Muchas de las ginebras y whiskies más famosos que se consumen en España provienen directamente de Reino Unido. Martin Miller's Westbourne, Tanqueray, Bombay o Hendrick's son solo algunas de las marcas que producen en el país británico. Y sí, el Brexit también está causando estragos en todos los frentes, viéndose afectadas sus exportaciones a países europeos como el nuestro. No solo por los aranceles, sino también por la crisis de los camioneros que está sufriendo el país y que le ha llevado a una tormenta de problemas de suministro en las gasolineras por falta de profesionales cualificados que lleven la mercancía.
¿Cuánto puede durar esto? Sin fecha. La situación, aunque no nueva, es delicada. Cuando Reino Unido abrió, también se quedaron sin reservas cerveceras, aunque en esa ocasión por la alta demanda, no porque faltasen productos. Los expertos en el gremio no se atreven a dar una fecha. Pero no parece que vaya a ser pronto. Febrero atisban algunos. Para Año Nuevo, prevén los más optimistas. Y mientras, la restauración desolada. Llevan dos años deseando volver a vender el producto y ahora no hay producto.
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