Cada día mueren unas 800 personas en Europa por causas atribuibles al alcohol. Y todavía enfrentamos el desafío de reducir el consumo ya que los daños siguen siendo muy altos. Para que os hagáis una idea: el 8,4 % de la población adulta de la UE consume alcohol a diario, el 28,8% a la semana, el 22,8% al mes y el 26,2% nunca. Aunque el consumo es común y culturalmente aceptado, se trata de una droga. Y casi un tercio de todas las muertes están relacionadas con el cáncer.
Ahora bien, las tasas de mortalidad derivadas del alcohol varían de país a país. Curioso es también que en España e Italia, donde se beben grandes cantidades de alcohol en comparación con la media, no existen tantas defunciones. ¿Hay alguna explicación?
Más consumo no quiere decir más muertes. Para ahondar en el asunto, hay que recalcar que el porcentaje de personas que beben alcohol a diario más alto se encuentra en Portugal y el más bajo en Lituania. La ingesta diaria de alcohol es más frecuente en el país luso, con una quinta parte (20,7%) de la población consumiendo alcohol todos los días, seguida de España (13,0%) e Italia (12,1%). Por el contrario, la proporción más baja es de alrededor del 1,0% en Letonia y Lituania. En los Países Bajos, casi la mitad de la población (47,3 %) consumía alcohol semanalmente, seguida de cerca por Luxemburgo (43,1 %) y Bélgica (40,8%).
El consumo mensual en la UE fue el más alto en Lituania con un 31,3 %, Letonia (31,1 %) y Chipre (30,4 %). Entre los Estados miembros de la UE, Croacia tenía la proporción más alta de la población (38,3 %) que nunca consumió alcohol o no había consumido nada en los últimos 12 meses.
¿Dónde hay altas tasas de mortalidad? Se encuentran en el este del continente. Bielorrusia a la cabeza, con una siniestra tasa de 21,3 cada 100.000 habitantes como vemos en este mapa. También Rusia con un 14,6, Ucrania (13,2) o Alemania (8,2) son otros ejemplos similares. Y podemos ver que la tasa es bastante alta en Polonia, Dinamarca, Letonia, el este de Austria, el oeste de Hungría y Escocia.
En general, parece ser mucho mayor en la mitad norte de Europa que en la mitad sur. Aparentemente en culturas donde la embriaguez está mal vista y donde el alcohol solo se consume en compañía de otros y se sirve junto con las comidas. Como en España e Italia, por ejemplo.
¿Por qué? Una razón son los episodios de consumo excesivo de alcohol al menos una vez al mes. Esto se define como la ingesta del equivalente a más de 60g de etanol puro en una sola ocasión. Entre los Estados miembros de la UE, entre el 4 % (Chipre e Italia) y el 38 % (Dinamarca) de los adultos declararon participar en episodios de consumo excesivo de alcohol al menos una vez al mes. Entre estos, la mayoría lo hacía todos los meses, mientras que una proporción menor (entre 3 y 19 veces menor) realizaba la conducta al menos una vez por semana.
Y si prestamos atención, los países que más lo hacen son en mayor medida los que sufren también una mayor tasa de mortalidad.
Comportamientos culturales. Además, en toda la UE existen numerosos comportamientos culturales relacionados con el consumo de alcohol. De hecho, se ha establecido una distinción tradicional entre los países del norte de Europa y sus contrapartes del sur de Europa en términos de consumo de alcohol y patrones de bebida.
En la encuesta Eurobarómetro sobre el alcohol de 2002, Irlanda, Reino Unido y Finlandia tenían el mayor número de ocasiones en las que las personas pensaban que "habían bebido demasiado" y tenían el porcentaje más bajo de consumo de alcohol con las comidas, siendo Italia el que tenía el más alto. Históricamente, los países europeos han restringido la demanda con controles rígidos que incluyen:
- Restricciones a la disponibilidad de alcohol (tanto para la venta dentro como fuera del comercio)
- Restricciones en el número de locales con licencia para vender alcohol
- Horario limitado de comercio y precios altos (lo vemos en España)
- Monopolios estatales sobre la producción y el comercio de alcohol.
El vino local, una clave. La naturaleza de la industria del alcohol en el sur de Europa también es diferente, con una gran variedad de diversos productores de vino y producción local o regional. El consumo de vino en Italia o España, por ejemplo, estaba estrechamente relacionado con los estilos de vida rurales y la migración de las zonas rurales a las urbanas llevó a que se bebiera menos vino.
Se produjeron tendencias similares en Francia gracias a la urbanización, pero el consumo ha seguido cayendo hasta la década de 1990 en adelante.
Cambiando la manera de consumir. Las medidas adoptadas por la Comisión Europea a finales de la década de 1970 para reducir la producción de vino y mejorar la calidad del producto como parte de la política agrícola no pueden explicar por sí solas la caída del consumo interno. Y aquí entran en juego los cambios generacionales.
Por ejemplo, cómo las clases medias se convirtieron en las pioneras del cambio en Francia, que ya estaban bebiendo menos que otros grupos, prefiriendo optar por opciones de alta calidad: "botellas con corchos" en lugar de bricks baratos. Esto sugiere que la mejora de la salud pueden ir de la mano moviéndose hacia la calidad y alejándose de la cantidad.
En resumen. A pesar de la creciente homogeneización del consumo de alcohol en Europa, las tendencias en cada país indican que hay una serie de factores diferentes que repercuten en los niveles de mortalidad hepática atribuible al alcohol. En el norte de Europa, una combinación de factores principalmente económicos y de mercado ha contribuido a aumentar los niveles de consumo total y sus daños asociados, mientras que en el sur de Europa los cambios sociales han contribuido a la tendencia descendente de las muertes hepáticas relacionadas con el alcohol.
Sin embargo, el consumo sigue siendo alto y las tendencias entre jóvenes significan que se deben tomar medidas rápidas para lograr un disminución de la cirrosis hepática. Y vamos en mal camino.
Gráficos: Eurostat | Institute for Health Metrics and Evaluation
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