Alemania ha colado la vieja "mili" en su debate político. A base de filtraciones y referencias más o menos claras de su ministro de Defensa, Boris Pistorius; pero desde luego de forma efectiva. Al país no le están sirviendo de mucho sus esfuerzos por reclutar voluntarios para reforzar sus Fuerzas Armadas. Y entre eso, el notable incremento del gasto militar y el complejo escenario internacional, marcado por la invasión rusa de Ucrania, las tensiones entre Europa y Moscú y un Vladimir Putin que no ha dudado en recordar que el Kremlin dispone de armamento nuclear, en Berlín han decidido dejar botando una pregunta espinosa sobre el tablero político: ¿Sería descabellado que el país recuperase el servicio militar obligatorio?
La respuesta no es sencilla. Y ya ha levantado polvareda.
"Fue un error". Que Boris Pistorius no ve con malos ojos la posibilidad de recuperar el servicio militar obligatorio no es ninguna novedad. Hace unos meses, en diciembre, ya deslizaba en una entrevista con el diario Welt am Sonntang que en, su opinión, acabar con la mili en Alemania en 2011 había sido una mala idea. "Entonces había razones para suspender el servicio militar obligatorio. Mirando hacia atrás, sin embargo, fue un error", señalaba el dirigente, aunque reconocía: "Reintroducirlo ahora es estructural, constitucional y políticamente difícil".
De las palabras… a las directrices. Si ahora el tema ha cobrado relevancia y saltado al debate político germano es por las nuevas declaraciones de Pistorius y las filtraciones publicadas por Der Spiegel, que muestran que el dirigente no se ha limitado a lanzar globos sonda en comparecencias o entrevistas. El martes el diario reveló parte del contenido de una "orden de trabajo", una directriz interna del Ministerio de Defensa alemán que, en la práctica, delata que sus responsables están buscando la forma de acelerar la reintroducción de la mili en el país.
El documento muestra que Pistorius ha dado instrucciones a su departamento para que "presente opciones para un modelo de servicio militar alemán antes del 1 de abril que sea escalable y pueda contribuir a la resiliencia de la nación en su conjunto, incluso a corto plazo, en línea con la amenaza". El objetivo del ministro sería presentar una propuesta de su propio cuño ya en el corto plazo, antes de que se celebren las elecciones federales: "El ministro federal tiene intención de tomar una decisión sobre el servicio obligatorio durante este período legislativo".
La directriz choca con las declaraciones trasladas a Deustche Welle (DW) por el propio Ministerio de Defensa hace un mes escaso, cuando un portavoz aseguró que el departamento no estaba "considerando reintroducir" una movilización forzosa.
Sin decisiones firmes. La noticia de Der Spiegel no tardó en provocar reacciones, entre ellas la del propio Pistorius, que justo antes de un viaje a Oslo confirmó que está tratando el tema, aunque difuminando su horizonte temporal: "Todavía no se han tomado decisiones preliminares". "Der Spiegel suele estar muy bien informado, pero en este caso parece estarlo mejor incluso que yo", ironizó. Eso no significa que el ministro haya reculado ni cambiado de opinión.
Pistorius ha insistido en que debe abordarse cómo reforzar las filas del ejército y apuntó a la "responsabilidad conjunta de la seguridad". A su juicio, se trata de un debate que debe abordarse "de forma ineludible". "Voy a formarme una opinión, consultaré con algunos colegas cuál es el camino correcto, el modelo correcto, y si será 2025 o un año posterior ya se verá", abundaba el ministro después de que Der Spiegel publicase su filtración: "Son discusiones que apenas estamos comenzando a plantear, pero que debemos mantener, de eso estoy convencido".
Mirando más allá de Alemania. Esa última coletilla de Pistorius, la de "formarse una opinión o consultar con colegas políticos", no es gratuita. A finales de febrero, durante la Conferencia de Seguridad de Múnich, el ministro ya dejó ver su simpatía hacia el modelo de reclutamiento aplicado por la vecina Suecia, una fórmula que —reconoció el dirigente— le despierta "una cierta debilidad".
En 2018 el país escandinavo recuperó su mili tras haberla suspendido años antes, aunque allí su aplicación tiene ciertas peculiaridades que le restan impacto social, como recuerda ABC: aunque las autoridades seleccionan a candidatos aptos para el reclutamiento, Suecia acumula un número de voluntarios lo suficientemente elevado como para no tener que recurrir a la movilización forzosa.
"Me fijo en otros modelos, como el sueco. Allí se recluta a todos los hombres y mujeres jóvenes y solo un número selecto de ellos termina haciendo el servicio militar básico", relataba en diciembre Pistorius durante su entrevista con el diario Welt am Sonntang, en la que se preguntaba si un modelo así sería "concebible" en Alemania. Su discurso era en cualquier caso comedido. "Estoy analizando todas las opciones; pero todo modelo, sea cual sea, necesita también mayorías políticas".
De modelos y cifras. Der Spiegel ya ha hecho cálculos que cuestionan ese traslado de la fórmula sueca a Alemania, entre otras cuestiones porque Suecia tiene unos 10,4 millones de habitantes y Alemania ronda los 83,2. Si se aplicase el mismo criterio de reclutamiento que en el país escandinavo las Fuerzas Armadas federales germanas, la Bundeswehr, debería formar cada año a 40.000 militares, lo que excedería con creces la capacidad de los oficiales y cuarteles.
El reto de reclutar. A día de hoy Alemania tiene dificultades para captar a voluntarios interesados en nutrir su ejército. Pese a sus esfuerzos, durante los primeros cinco meses de 2023 registró 23.400 solicitudes, un 7% menos que el año anterior. DW precisa que en cuestión de dos décadas la Bundeswehr se redujo de forma notable, pasando de algo más de 317.000 soldados a 183.000, lo que en opinión de Patrick Sensburg, presidente de la Asociación de Reservistas, no sería suficiente en caso de emergencia. Ni siquiera con los reservistas.
"Todo el mundo habla de una escasez de personal en la Bundeswehr, y nadie lo sabe mejor que yo", asume Pistorius. El año pasado la comisionada parlamentaria para las Fuerzas Armadas, Eva Högls, reconocía que el objetivo de que el número de soldados en el ejército alemán alcance los 203.000 en 2031 es prácticamente "inalcanzable". Ese reto, sumado al envejecimiento que, al igual que otros muchos países occidentales, padece Alemania, hacen que sumar efectivos resulte difícil.
Con polémica incluida. En Alemania no todos piensan como Pistorius. Ni siquiera parece haber consenso entre las filas del propio partido del ministro, el SPD. Uno de sus líderes, Lars Klingbeil, se mostraba a comienzos de año crítico con la posibilidad de recuperar una mili obligatoria en el país. Aunque destacó los esfuerzos de Pistorius para que el ejército alemán resultase más atractivo para la sociedad, Klongbeil deslizó: "Personalmente, no creo en la reintroducción del servicio militar obligatorio porque me parece que no es apropiado".
Tampoco Los Verdes y los liberales del FDP, en el gobierno de coalición, se han mostrado muy receptivos a ir más allá del reclutamiento voluntario. Los primeros explicaban esta misma semana a Der Spiegel que la mili "todavía no es una opción"; los segundos (FDP) incluso van más allá y abogan por "un ejército de profesionales, motivados, con salarios dignos, que quieran defender nuestro país por su propia motivación personal", lo que deja fuera la captación forzada.
Y lo que no es Alemania… Alemania tampoco es la única nación occidental en la que se ha vuelto a mirar al servicio militar obligatorio. Después de que Rusia anexionase Crimea, Ucrania y Lituania recuperaron la fórmula para los hombres de entre 18 y 26 años, franja que Kiev se replanteó tiempo después tras el ataque del Kremlin. DW precisa que debates o iniciativas parecidas se han dado en Letonia, Rumanía, Países Bajos o Noruega, que precisa en su web oficial que a día de hoy alrededor de 9.000 jóvenes que pasan cada año por su programa de servicio militar. En España, donde se acordó en 2001 poner fin a la mili, han surgido propuestas en esa línea, aunque sin que hayan logrado abrir el debate.
Imágenes | Joel Rivera-Camacho (Unsplash) y Daniel Balaure (Unsplash)
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