Una versión anterior de este post fue publicada en 2015.
Tras la Segunda Guerra Mundial, Alemania era un país derruido. Los bombardeos aliados y la conquista de su territorio se saldaron con la destrucción casi total de gran parte de sus ciudades. Al igual que en Europa del Este, el mayor conflicto bélico de todos los tiempos provocó la destrucción de ciudades centenarias, de palacios antiquísimos y de un patrimonio histórico que jamás regresará. Hoy Alemania es un país moderno y reconstruido, pero, por fortuna, aún podemos explorar cómo era su pasado.
Hay varios libros que rememoran aquella Alemania ya perdida para siempre, siendo este de Taschen uno de los más destacados por su calidad fotográfica. En él nos asomamos no sólo las principales ciudades alemanas de principios de siglo, sino también sus paisajes, palacios y castillos más representativos. Es una pieza excepcional para descubrir las aristas de un país y un estado que se sumieron en una espiral de violencia y destrucción tan sólo unos pocos años después. Observar la Alemania pre-1914 es mirar fijamente a los ojos de la Europa Romántica.
No en vano, la Primera Guerra Mundial terminaría con todo aquello. Tanto las imágenes del esplendoroso Berlín finisecular como los idílicos palacetes en medio de entornos naturales privilegiados teletransportan de forma inmediata al glamour tardío del siglo XIX. Pertenecen a un mundo que precedió a la radical modernidad a la que siguió la Primera Guerra Mundial, y a un estado de las cosas, político, económico y social, aún estable. La Alemania previa al siglo XX corto es el mejor vestigio de una Europa que quedaría enterrada para siempre tras el fin de la Gran Guerra.
Las imágenes son fascinantes, además, por su impronta visual. Ya sea el notable palacio de Mecklenburg o el casco antiguo de Wernigerode, la mayor parte de instantáneas recopiladas son visualmente inapelables. En total, son más de 800 fotografías las que componen la colección. Han sido recopiladas por Marc Walter y Sabine Arqué, mientras que los textos que acompañan a las imágenes han sido redactados por Karin Lelonek, historiador del arte alemán especializado en el siglo XX.
El libro contiene imágenes de monumentos que, por fortuna, aún siguen en pie. Es el caso de los castillos bávaros, por ejemplo, o de ciudades que, por irrelevantes, se libraron del castigo de las bombas. Sin embargo, también ofrece miradas a mundos que, si bien reconstruidos, ya no existen. Uno de los casos más significativos es el de Hildesheim, una preciosa ciudad medieval muy castigada por los raids aliados durante la Segunda Guerra Mundial. Otro es Berlín, claro, cuyo patrimonio fue arrasado durante la última y decisiva batalla de la contienda. Su espíritu clásico, sin embargo, pervive en las fotos.
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