En 2003 Coca-Cola fue condenada en Londres, Reino Unido, por vender agua del Támesis procesada para ser potable sin el etiquetado correcto. Los ciudadanos no sabían que el agua que habían estado bebiendo era la misma que tenían a su disposición en el grifo de sus casas. Veinte años después, la demanda de agua embotellada ha crecido a un ritmo acelerado en todo el mundo. Y España ya es el tercer consumidor europeo tras Italia y Alemania, bebiendo 107 litros al año por habitante.
Uno de los motivos por los que la gente consume agua embotellada es la preocupación entre la población por beber agua "de calidad" (y que sepa bien). Pero lo cierto es que tanto el agua del grifo como la filtrada es mucho más barata y contamina mucho menos.
Es, literalmente, cien veces más barata. Según datos de Selectra en su rama de Tarifas de Agua, en España el agua de grifo cuesta una media de 0,00191€ por litro. En los supermercados el coste por litro va desde los 0,25€ por litro hasta los 2,5€ de marcas más "premium". Eso quiere decir que la envasada tiene un coste entre 100 y 1.000 veces superior.
Un negocio redondo. Tal y como hemos contado en Xataka en otros artículos, las empresas llevan años alardeando de las cualidades y la pureza del agua embotellada que proviene de manantiales reconocidos. Pero teniendo en cuenta que la abundancia de esta materia prima y que es especialmente barata, nos da pistas del enorme marketing que hay detrás de la industria del agua mineral.
Y es que ocho de cada diez españoles no están dispuestos a pagar por el agua del grifo filtrada. Al otro lado, existe un competidor directo muy duro: el agua del grifo, gratis e igual de buena. Ahora, incluso la ley se lo pone más fácil a los consumidores. Si pides agua del grifo en los restaurantes, tienen la obligación de servírtela.
Envase no equivale a calidad. Aunque mucha gente se decanta por el agua mineral envasada para evitar los malos sabores (y porque llegan de importantes manantiales de la península), hay evidencia científica que contradice que el agua embotellada sea siempre pura y segura. Primero, porque al envasarla en un recipiente de plástico pierde calidad. Y segundo, porque contener sustancias peligrosas para la salud como microplásticos.
Además, en este informe de las Naciones Unidas, se sugiere que la regulación de la calidad del agua envasada es menos estricta que la del grifo, se analiza con menos frecuencia y cuenta con menos parámetros de control. Se apunta, además, que el agua envasada puede experimentar además contaminación por benceno, pesticidas. metales pesados, pH, bacterias, virus u hongos.
Contamina mucho más. A todo esto se le suma además el gran impacto que tiene en el medioambiente, tanto en su producción (consume mucha energía y se utilizan envases) como en su transporte y distribución (emisiones). Hay estudios que sugieren que el agua envasada es, de hecho, hasta 3.500 veces más contaminante que la de grifo porque el plástico que se emplea apenas se recicla.
Hay que recordar que cada año se producen 400 millones de toneladas de plástico y el agua envasada contribuye con el 5,5%. Y otro coste asociado es el propio agua. Según se apunta en este reportaje de El País, se estima que Coca-Cola utiliza de media 1,95 litros de agua para comercializar un litro de su agua, Unilever 3,3 litros y Nestlé 4,1 litros. Y el agua embotellada también afecta de manera drástica a los acuíferos, ya que su principal fuente de agua en el mundo es el agua subterránea.
¿Ventajas de la botella? Principalmente el sabor. El agua embotellada no sabe a cloro como la del grifo porque se desinfecta por filtrado. Aunque salvo eso sean exactamente iguales. Ahora bien, hay algunos expertos que señalan que muchas infraestructuras por las que viaja el agua del grifo están cada vez más degradadas y contienen mayor carga microbiana nociva, como la aparición de criptosporidios: bacterias resistentes al cloro caracterizadas por afectar a personas con bajas defensas. Para evitarlo, se usa más desinfectante para potabilizarla, por lo que se se empeora aún más su sabor.
Además, también hay estudios científicos que ahondan en la presencia de compuestos químicos en las aguas de redes domésticas en algunos países como EEUU, entre ellos medicamentos o trazas de anticonceptivos. Aunque se trate de cantidades pequeñas, abren el debate sobre sus posibles efectos en la salud.
Del grifo y filtrada, la mejor. Para la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), sin embargo, la calidad del agua del grifo es totalmente segura. Aunque apuntan que, si ya de por sí es de buena calidad, mejoraría si se pudiera limpiar o filtrar. Por eso hacen hincapié en que la mejor opción es apostar por sistemas de purificación y filtrado de agua en casa. El método más común son los filtros de carbón activado que se instalan en el grifo o mediante sistemas que se pueden colocar sobre la encimera (ósmosis inversa).
Imágenes: Unsplash
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