Trágicos hechos amedrentan hoy el noble espíritu de la ciudad de Vigo. El pasado fin de semana, un sujeto anónimo cometía una de las mayores tropelías que pudiera causarse al mobiliario público vigués: una agresión tremebunda contra Dinosetiño, la cría de Dinoseto, símbolo absoluto del mandato de Abel Caballero y, por extensión, de la faz de la ciudad. Subido a lomos de Dinoseto, el hombre en cuestión se abalanzaba con los pies por delante sobre Dinosetiño.
El resultado era espantoso: decapitación.
La situación ha causado una pequeña conmoción a mitad de camino entre la chanza y el drama entre la opinión pública viguesa. A esta hora se desconoce el paradero o la identidad del agresor. Al parecer, los hechos sucedieron entre la noche del sábado al domingo. Dinoseto y su cría se encuentran en el centro de la ciudad, cerca de una de las zonas de bares de Vigo, por lo que el ebrio vandalismo se ha convertido en parte de la rutina diaria de los dinosaurios-seto.
¿Se sabe ya quien es el individuo este? #jesuisdinosetiño #vigo #dinoseto @DinoSetoVigo pic.twitter.com/mwRtv7DfxD
— itrynottothink (@itrynottothink) September 16, 2018
Nada como lo acontecido en esta ocasión. Una grabación de los hechos rápidamente se multiplicó en las redes sociales. En ella se aprecia el carácter violento y brutal de la agresión, al tiempo que ciertos abucheos de fondo. Como se ha apuntado en diversos periódicos locales, prestos en la cobertura de la noticia, se desconoce tanto el origen de la grabación como la identidad del primer usuario que lo volcó en Twitter. Sea como fuere, sirvió de chispa para la hoguera.
A esta hora, la identidad del agresor es el principal misterio a resolver en Vigo, la ciudad más grande de Galicia y, por extensión, una de las más altas expresiones del bizarrismo gallego. El salvaje acto ha llegado a la prensa nacional y a las principales televisiones, proyectando la búsqueda y captura generalizada del autor intelectual y material del crimen. Como era de esperar, los memes, los vídeos y los montajes se han esparcido por doquier, con el consecuente recogimiento natural a hechos tan tremebundos. El tono es solemne y el clamor en las calles, unánime: ¿quién ha sido?
A ver si entre tod@s damos localizado a este imbécil... https://t.co/0Ozw2vBjwd
— DinoSeto (@DinoSetoVigo) September 17, 2018
Ahora bien, el lector que haya llegado hasta este párrafo sin haber entendido absolutamente nada de lo narrado se estará preguntando otra cosa: ¿quién o qué narices es Dinoseto y por qué debería importarme? Y aquí es donde entra en juego el único alcalde al que el paso del tiempo haría bien en recordar: Abel Caballero.
Dinoseto, la gloria de Vigo
De filiación socialista, Caballero sólo responde ante los vigueses, ante sí mismo y ante el juicio de la Historia. Desde su toma de posesión hace ya más de una década, Caballero ha llenado Vigo de toda suerte de elementos decorativos extraños y psicodélicos, convirtiendo cada acción municipal en un ejercicio de surrealismo político tan sólo al alcance de unos pocos elegidos. Ya sea plantando olivos por doquier, barcas pesqueras en medio de rotondas o milliariums romanos, Caballero ha leído a la perfección el sino de su tiempo y se ha convertido en un alcalde-meme.
De su gran obra, sin embargo, destaca un elemento por encima de todos los demás: Dinoseto. Tan simpático objeto jamás debió terminar presidiendo la Puerta del Sol de Vigo. En origen, su ubicación se encontraba en un pequeño parque a las afueras de la ciudad. Una mañana primaveral de 2015, sin embargo, apareció en plena calle Rosalía de Castro, decorando una rotonda: causó conmoción, opiniones enconadas y un fuerte debate público hasta que fue retirado, subsanando la falla.
Pero como el lince político que es, Abel Caballero entrevió la oportunidad de poner a Vigo en el mapa: recuperó a Dinoseto y decidió plantarlo en el casco histórico. Automáticamente, Dinoseto se convirtió en el mayor protagonista de Vigo: futuros presidentes del gobierno, artistas de celebrado éxito o personalidades de todo tipo acudieron allí a hacerse una foto con Dinoseto. El meme, la broma inexplicable, pronto se convirtió en el sitio más celebrado de Vigo (tiene hasta un videojuego), y también el monumento más asociado a la urbe gallega lejos de la región.
La deriva en ocasiones megalómana de Caballero provocó el resto: al año, presentó su futura descendencia colocando un huevo bajo Dinoseto. Y nació Dinosetiño, una réplica en miniatura del hito original que tan sólo añadió gloria a la leyenda del dinosaurio-seto. Caballero también aprobó la instalación de un Triceratops en el barrio de Navia, al que las buenas gentes del lugar apodaron oficialmente como Rinoseto (en sagaz juego de palabras).
Eventualmente, Caballero deslizaría planes para convertir a Vigo en la capital mundial de los dinosetos, cargo vacante si quiera porque ninguna otra urbe del planeta lo ha reclamado para sí misma. La proliferación de arbustos jurásicos, sin embargo, se quedó ahí, lo que no impidió que la pareja de dinosaurios conquistara el corazón de los vigueses, se irguiera en símbolo total de Vigo y lograra su propia página de la Wikipedia. Ir hoy a Vigo y no visitar a Dinoseto es no ir a Vigo.
El #Dinoseto y su descendencia. #Vigo pic.twitter.com/uaPLpdHxLh
— Defreds (@Defreds) 25 de octubre de 2016
Su popularidad le convirtió en objeto de vandalismos de toda clase, hasta el colofón final de la decapitación de Dinosetiño. Es probable que el equipo municipal encargue una réplica o arregle el desaguisado, pero por el momento no se sabe nada. Ni de su futuro ni del agresor en cuestión, al que las redes sociales siguen buscando en ansiosa sed de justicia. Prueba de cómo lo que antaño fue un meme, un seto con forma de dinosaurio, se ha convertido en una patria emocional.
Imagen: asad/Commons