Algunas de las cosas más absurdas que la industria ha hecho por miedo a Internet

La irrupción de la revolución digital sacudió el mundo estable, monopolístico de las discográficas. La gran industria de la música (y la del cine) jamás supo reaccionar a los cambios de hábitos de sus consumidores, y en consecuencia entraron en pánico. Hoy aún continúan en un proceso de negación enajenado que les lleva a ejecutar acciones contra la piratería de lo más absurdas. Aquí repasamos algunos de los grandes éxitos de la lucha de las discográficas contra la cruel realidad.

1. Señor Google, ¿podría bloquear esta mi IP?

La última y quizá la mejor de todas: hoy nos hemos despertado conmocionados, al punto de la lágrima, al saber que Universal ha solicitado a Google eliminar la dirección IP 127.0.0.1. Según Universal, desde la misma se están llevando a cabo varias infracciones de los derechos de autor. ¿Por qué es hilarante? Porque esa IP es su IP, es tu IP, es nuestra IP. En jerga informática, el localhost. La IP del ordenador que tienes ahora mismo enfrente. Ta, ta, ta, g-e-n-i-o-s.

2. Arruinar a una mujer de Minnesota

Ah, 2007, qué tiempos aquellos en los que las discográficas aún creían que podían frenar la distribución libre de música en la red. Sucedía y continúa sucediendo que los grandes sellos temen a la piratería mucho más de lo que están capacitados para combatirla. Por eso interpusieron una demanda contra una pobre (según ellos peligrosa) mujer de Minnesota que había descargado 24 canciones. La ganaron. La afectada en cuestión recibió una multa de 6.600 euros. Por canción.

En total, 158.400 euros. Su abogado declaró: "Deberá reservar un cuarto de su salario para pagar esta multa de por vida". Nada de esto cambió los hábitos internos de la red.

3. Crear un sistema anticopia ilegal

¿Cómo evitar que las canciones de No es lo mismo, de Alejandro Sanz, se distribuyan digitalmente y sin control por la red? Estableciendo un sistema anticopia en los CD's, naturalmente. El razonamiento de Warner Music era impecable, pero por desgracia bordeaba la ilegalidad, cuando no entraba en ella de forma flagrante. Desde las asociaciones de consumidores se lo recordaron: esto vulnera el derecho a la copia privada. El temor a la piratería era tal que a Warner se le olvidó que copiar y compartir era algo que se llevaba haciendo décadas de forma legal.

4. Quejarse y salirse de Spotify

No es el caso de la mayoría de grupos, porque lo necesitan, ni de todos los sellos, porque en el futuro vivirán de ello, pero hay casos sangrantes. El último y más sonado, el de Taylor Swift. Antes de ello, Thom Yorke, Foals, o The Black Keys, quienes echaron pestes para ni siquiera abandonar el servicio de streaming. Todos sus argumentos son erróneos: los artistas pequeños siempre han tenido problemas para hacer dinero, pero ahora, por primera vez, no tienen problemas para ser oídos.

Atacar a Spotify porque no está pagando lo suficiente a todos los artistas involucrados es como si en el siglo XIX hubieras seguido viajando a caballo porque el ferrocarril era demasiado lento.

5. Denunciar a la única gente a la que le importas

Antes de que los sellos perdieran la esperanza en ganar la batalla de la piratería, decidieron emprender acciones legales contra la única gente a la que les importaban. A todos: parados, niños, abuelos, profesores, fans. Durante casi una década, la RIAA se dedicó a denunciar a 30.000 personas con la esperanza de frenar el uso de las redes P2P. No lo consiguieron, pero se ensañaron con un puñado de personas y se ganaron la hostilidad de aquellos de quienes dependía su negocio.

6. Sobrevalorar el daño de la piratería

O directamente inventárselo. Por descontado, la piratería no está matando a la música. En todo caso, está aniquilando el modelo de negocio de dinosaurios que llevan cuatro décadas viviendo en un estadio superior al resto de los mortales. La música está más viva que nunca. Y la industria va camino de estarlo. Uno de sus peores ha sido precisamente entrar en pánico y no mirar los datos: no, la piratería no sólo no es negativa sino que podría estar ayudando a que sigas vivo en el futuro.

¿Cómo? Incentivando una nueva cultura, nuevas formas de distribución dentro de la red y abriendo a patadas nuevas puertas para el negocio. Sin embargo, la industria lleva veinte años entrando en pánico, gritando "¡fuego!" y corriendo en círculos. Y quizá eso sea lo más absurdo que han hecho.

Imagen | Dominik Bartsch

Ver todos los comentarios en https://www.xataka.com

VER 0 Comentario

Portada de Xataka