El Everest no solo es la montaña más alta de este nuestro planeta, su cresta sobre el nivel del mar. Si hay otra cosa de lo que vaya sobrado —además de metros y más metros de altitud— es de historias. Desde hace décadas amantes de las montañas de todo el planeta se encaraman a sus laderas para coronar el techo del mundo.
Algunos, como Edmund Percival Hillary, el primer alpinista que logró pisar su cima, en 1953, han logrado escribir su nombre en la historia gracias precisamente a ese empeño. Otros han pasado a engrosar la leyenda de la montaña, tal es el caso por ejemplo de Andrew Irvine y George Mallory, desaparecidos en 1924 dejando la incógnita de si habían logrado hacer cumbre. Los hay también que directamente han perecido en el intento para acabar convertidos en cadáveres anónimos, desperdigados por las laderas, semiocultos entre la nieve y las rocas.
Pocas historias sin embargo son tan rocambolescas y ofrecen tantos giros de guion como la que acaba de protagonizar Liu Qunying, una montañista de 50 años oriunda de Hunan, una provincia de China. Muy a su pesar, su intento por coronar el Everest ha terminado plagado de sorpresas, frustraciones y cabreos. Todo a una escala viral que ha incendiado las redes sociales de China y saltado a medios del calibre de Insider o South China Morning Post, con alcance internacional.
Un giro de guion: de la cima al rescate
Su crónica arranca como la de tantos otros ascensos al Monte Everest: con un accidente que casi acaba en tragedia. El 18 de mayo, tras alcanzar la cumbre, Liu decidió emprender el trayecto de regreso sin más ayuda que su equipo de montaña ni otra guía que sus propios recursos. Poco antes la deportista se había separado de Lakpa Pemba, el sherpa que la había acompañado durante el ascenso, debido a un error que el equipo de Liu, Kiatu Alpine, achaca a una "comunicación poco clara".
Signifique lo que signifique eso, lo cierto es que casi le cuesta la vida.
Mientras descendía la ladera, sola, Liu tuvo un contratiempo con su equipo a 8.500 metros de altitud, un tramo especialmente peligroso que se conoce como "zona de la muerte". Las temperaturas eran gélidas. El oxígeno escaseaba. Y Liu, sin nadie que la socorriera, acabó sucumbiendo. Cuando la encontraron, una hora después, tenía la cara cubierta de hielo, se le había acabado el oxígeno y sus manos habían llegado a tal nivel de congelación que una estaba casi negra.
Si querían salvar a Liu hacía falta actuar. Cuanto antes y sin vacilaciones.
Y eso fue lo que hizo el alpinista Fan Jiangtao y su sherpa, Lakpa Gelu, quienes habían encontrado a la mujer cubierta de hielo mientras ascendían a la cumbre de la montaña. Para evitar que Liu pereciera, eso sí, a Fan Jiangtao no le quedó más remedio que hacer de tripas corazón y renunciar a su sueño de coronar el Everest, un objetivo para el que se había estado preparando físicamente durante varias semanas y en el que había invertido además un buen puñado de dólares.
El problema es que esa renuncia no fue suficiente.
Las condiciones eran tan extremas que Fan y Lakpa solo pudieron descender 200 metros con Liu a cuestas antes de darse por vencidos y salir en busca de ayuda. La encontraron. Fan localizó a Xie Ruxiangm, un alpinista de su mismo equipo que, al igual que él solo unas horas antes, estaba emprendiendo el ascenso a la cima del Everest acompañado de su propio sherpa, un guía llamado Pem Chiri.
Cuando supo lo que ocurría, Xie accedió a seguir el ejemplo de su colega: renunció también a su sueño de coronar la montaña, giró sobre sus propios pies y se preparó para emprender el camino de descenso cargando con Liu. Según informa South China Morning Post (SCMP), quien a priori parecía menos convencido con el nuevo plan de descenso era el sherpa de Xie, Pem Chiri, el más fuerte.
Si querían que el rescate funcionara la ayuda de Pem parecía fundamental, así que para convencerlo decidieron ofrecer una recompensa: 10.000 dólares, que es más o menos —asegura SCMP— la tarifa estándar que suelen cobrar los guías sherpas a cambio de ayudar a los montañeros a escalar el Everest afrontando condiciones climáticas extremas, soportando el frío y cargando con pesados equipos.
Como ocurre con todo trato, sin embargo, incluso con uno verbal cerrado con urgencia a miles de metros de altitud, entre ventiscas y temperaturas gélidas, lo más importante es la letra pequeña. Y esa fue —visto en perspectiva— la clave de la historia de Liu. Insider asegura que Xie garantizó que los 10.000 dólares los pagaría la montañista herida, quien en ese instante seguía inconsciente.
Quedase ese punto más o menos claro, lo cierto es que los dos montañistas y sus sherpas emprendieron un arduo descenso hasta el Campamento 4 que les llevó 11 horas. Para garantizar que la maltrecha Liu salía del paso, precisa Insider, Lapka y Pem se encargaban por ejemplo de suministrarle oxígeno mientras Fan y Xie mantenían sus piernas en alto. El esfuerzo tuvo recompensa: Liu sobrevivió.
En cuanto trascendió lo que había ocurrido, Fan y Xie se convirtieron en héroes y lo que habían hecho en una de las gestas que alimentan la leyenda de la montaña. "¡Aunque no han ascendido al Monte Everest de la Tierra, han ascendido al Monte Everest de la humanidad!", comentaba una persona en Weibo, la popular red social china en la que la historia de los alpinistas no tardó en correr como la pólvora.
Ingredientes había para la épica. Además del puntito patriótico, del esfuerzo físico y de los riesgos que acarreaba el rescate, para Fan y Xie había supuesto la renuncia a la cumbre del Everest, un sueño para el que se habían estado entrenando durante semanas y al que habían dedicado también buena parte de sus ahorros.
Problema: no todo era heroísmo y humanidad en la historia.
De los piropos... a la furia
La misma Weibo que poco antes había vibrado con las loas y mensajes de felicitación a Fan y Xie empezó a acoger otra información, una menos edificante: Liu se negaba a pagar aquellos 10.000 dólares prometidos a los sherpas.
Del caso se hicieron eco Insider, SCMP e incluso medios nacionales, como la cadena de televisión china CCTV. ¿Qué había pasado? Que —según anotan estos medios— Liu, una vez consciente y al tanto de todo lo que había ocurrido, decidió que solo pagaría una parte de la suma acordada con los sherpas.
"Cada uno de nosotros pagó 1.800 dólares en propinas al guía y ella dijo que pagaría 1.500. Por los 10.000 dólares del rescate, Liu dijo que solo pagaría 4.000", llegó a afirmar Fan "Me enfureció. Le dije: 'Si esa es tu actitud, no quiero ni un céntimo tuyo. No hace falta que me des dinero'". Por si la situación no se había enturbiado lo suficiente, el montañista recalcó el sacrificio que él y Xie habían asumido para ayudar a Liu cuando la encontraron al borde de la congelación.
"Me he estado preparando para escalar el Everest 40 días y he gastado 400.000 yuanes (56.000$) para alcanzar ese objetivo. No estaba dispuesto a renunciar a mi plan de alcanzar la cima. Es más, la cuota de rescate la pagué yo. No sé qué decir. Solo me pregunto por qué es reacia a pagar —lamenta Fan Jiangtao—. Hasta ahora, ni siquiera nos ha dado las gracias. ¡Es tan desagradecida!".
En plena polémica se filtraron capturas de pantalla de un chat privado en las que Fan y Xie criticaban a Liu y el propio alpinista reconoció al medio local UpStream News estar "muy enfadado". "Renuncié a cientos de miles de yuanes, a tiempo de preparación, y al final tuvo que desembolsar ese dinero". Para caldear aún más el ambiente, Liu optó por guardar silencio mientras medios locales como la cadena CCTV desvelaban las tarifas y precios, incluido el importe del rescate.
Y, así, lo que en su día fueron aplausos y felicitaciones para Fan y Xie se han transformado en agrias críticas hacia Liu y un episodio que no ha tardado en viralizarse. A modo de referencia, el hagshtag "Mujer rescatada del Everest no quiere pagar los gastos del rescate completos" acumulaba hace unos días más de 370 millones de visualizaciones en Weibo. Liu incluso habría sufrido doxing y mensajes furibundos en la red. "Estoy a favor de enviarla de regreso. Si hay que pagar para llevarla, contribuiré un poco", llegó a escribir una usuaria.
A tal punto llegó el entuerto que Kaitu Alpine, el equipo de Liu, ha tenido que salir al paso para asegurar que la montañista había sido víctima de "rumores falsos" y, a su modo, entonar el "mea culpa": si hizo falta auxiliarla —asegura— fue porque en un inicio Liu se separó de forma accidental de su propio sherpa. "Fue un error en nuestro trabajo y debemos asumir la responsabilidad", argumenta la compañía. Tan es así que incluso afirma haber corrido con los gastos del rescate.
"La empresa de montañismo admitió que sus errores fueron la causa de la crisis de Liu y nos agradeció y pagó los gastos del rescate que adelantamos", confirmaba poco después Xie, quien reconoce sentirse además "profundamente perturbado" por el "ciberacoso" que ha sufrido Liu en los últimos días. "Esperamos que pueda vivir una buena vida y los ataques se detengan en Internet", coincide Fan.
Crónicas del Everest.
Y de la condición humana.
Imágenes: Guillaume Baviere (Flickr), Colin Houston (Flickr)
En Xataka: El Everest tiene un problema. Nuestras heces
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