Amelia Earhart, la primera aviadora en casi todo

Amelia Earhart y un Lockheed Electra 10E

Amelia Earhart es la primera aviadora estadounidense que consiguió batir casi todos los récord que se propuso. Nacida en Atchinson, Kansas (USA) en 1897, desde muy pequeña ya apuntaba maneras que la diferenciaban de la típica niña victoriana de la época. En lugar de sentarse tranquilamente en el campo cuando salía con su familia se dedicaba a escalar árboles, deslizarse en trineo o incluso cazar ratas con una escopeta del calibre 22.

Primeras lecciones y primeros récords conseguidos

Amelia Earhart tomó su primera lección para obtener el título de piloto el 3 de enero de 1921. Seis meses más tarde había ahorrado para comprar su primer avión. Un biplano biplaza Kinner Airster de segunda mano, pintado de color amarillo que fue bautizado como “Canario” y con el que Amelia Earhart estableció su primer récord, siendo la primera mujer en alcanzar una altura de 14.000 pies (4.267 metros aproximadamente).

Unos años más tarde, una tarde de abril de 1928 recibió una llamada telefónica de alguien que cambiaría su vida por completo. George P. Putnam le ofrecía ser la primera mujer en cruzar el atlántico a bordo de un avión. Una vez que se convenció de que no se trataba de una broma telefónica Amelia acepto el reto.

Amelia Earhart se había convertido en la primera mujer en cruzar el Atlántico en avión. Las tres mujeres que la precedieron habían muerto en el intento

Su papel consistía en formar parte de una tripulación que a bordo de un Fokker F-VII trimotor bautizado “frienship” (amistad) y transformado en hidroavión para la aventura cruzaría el Atlántico siguiendo los pasos de Charles Lindberg en 1927. Esta tripulación la formaban el piloto Wilmer “Bill” Stultz y el copiloto/mecánico Louis E. “Slim” Gordon junto con Amelia.

El 28 de julio de 1928 despegaron del puerto de Trepassey, Newfoundland (Canadá) para aterrizar 21 horas más tarde en Burry Port, Gales (Reino Unido). Amelia Earhart se había convertido en la primera mujer en cruzar el atlántico en avión. Las tres mujeres que la precedieron habían muerto en el intento.

Tras contraer matrimonio con George P. Putnam, la vida de Amelia se centró definitivamente en la aviación y en preparar el siguiente reto, cruzar volando en solitario el Atlántico.

Lockheed Vega 5B

El 20 de mayo de 1932, cinco años justos desde que Lindberg lo consiguiera, Amelia Earhart despegó del aeropuerto de Harbor Grace, Newfoundland (Canadá) en dirección hacia París. En esta ocasión el avión elegido era un Lockheed Vega 5B, monoplano monomotor que Amelia llevaba utilizando varios años.

Las condiciones meteorológicas, con viento del norte, hielo y algún problema mecánico en el avión condicionaron el vuelo, pero 14 horas y 56 minutos tras el despegue, Amelia aterrizó en una granja del norte de Irlanda. Se había convertido en la primera mujer en cruzar el Atlántico volando en solitario, la primera mujer que hacía ese vuelo dos veces, la mayor distancia volada por una mujer sin parar y la persona que lo había hecho en menos tiempo. El mundo sólo podía admirarla.

Dos años más tarde Amelia enfrentó otro récord, en este caso consistía en volar desde Hawai hasta Oakland (California). Un trayecto que se había cobrado la vida de 10 pilotos pero que para ella acabó siendo un vuelo casi rutinario, de hecho en las últimas horas del trayecto se relajó oyendo la retransmisión radiofónica de la ópera de Nueva York.

El último vuelo que Amelia Earhart hizo pilotando su Lockheed Vega 5B fue entre Ciudad de México y Nueva York. Un éxito en el que casi la despedaza la multitud concentrada en el aeropuerto de Newark (Nueva York) y del que tuvieron que rescatarla los policías.

Amelia se había convertido en una personalidad pública, pero a pesar de las recomendaciones de su entorno más cercano para que dejara de volar, ella ya estaba centrada en alcanzar la siguiente meta, dar la vuelta al mundo volando por el ecuador.

El último récord de Amelia Earhart

Entre 1935 y 1937 Amelia Earhart se dedicó a preparar y organizar lo que sería su siguiente desafío, dar la vuelta al mundo volando por el ecuador. Este desafío contaba con un gran obstáculo, el Océano Pacifico, una vasta extensión de agua en la que prácticamente no hay nada y en la que el más mínimo error puede acabar en tragedia.

La única opción era volar hasta una pequeña isla en medio del Océano, la isla de Howland, un minúsculo pedazo de tierra de dos kilómetros de largo por apenas medio de ancho muy cerca del límite de la autonomía de cualquier avión de la época. Repostar en ella y continuar hacia Hawai para luego llegar hasta el continente americano.

Esta extrema dificultad obligaba a contar con alguien más en el avión que fuera lo suficientemente hábil como para marcar la ruta con seguridad y precisión. Los elegidos para acompañar a Amelia en este nuevo desafío fueron el Capitán Harry Manning y Fred Noonan. Ambos irían intercambiándose en las diferentes escalas del recorrido.

En esta ocasión el avión elegido era un Lockheed Electra 10E, un bimotor que fue convenientemente modificado para el vuelo. Se añadió un enorme depósito de combustible y toda la aviónica necesaria para el vuelo instrumental. Amelia bautizó el avión como laboratorio volante, aunque en los planes de vuelo no había hueco para más experimentos que fijar la ruta con la poca ayuda que ofrecían las estrellas y un radiofaro que todavía era una pieza experimental.

La primera idea era volar en dirección Este-Oeste, pero un accidente sufrido en Hawai llevó a cambiar los planes y el sentido del vuelo. El intento se haría volando en dirección Oeste-Este, dejando para el final las etapas más peligrosas.

El vuelo empezó sin publicidad volando desde Los Ángeles hasta Miami, punto en el que comenzó oficialmente el récord el día 1 de junio de 1937. De allí se voló hasta San Juan de Puerto Rico, bordeando el continente americano hasta saltar hacia África y llegando hasta el Mar Rojo. Desde allí se voló hasta Karachi (Pakistán) para continuar hacia Calcuta (India), Rangoon, Bangkok y Bandoeng y Singapur.

Lo mas destacable de esta parte del viaje es que Amelia enfermó de disentería en Bandoeng y sufrieron algunos retrasos por culpa del mal tiempo. El día 29 de junio llegaron a Lae, en Nueva Guinea. La última etapa antes de “saltar” sobre el Océano Pacifico. Habían volado 22.000 millas (40.744 km) y quedaban sólo 7.000 millas (12.964 km) por recorrer.

De Lae partieron el día 2 de julio con unos 1.000 galones de combustible, lo que permitía una autonomía de vuelo de unas 20 o 21 horas. Aproximadamente 7 horas y media más tarde reportó su posición a unas 20 millas al suroeste de las Islas Nukumanu. Desde allí se recibieron algunas comunicaciones por radio, pero eran demasiado breves para que se pudiera situar su posición desde el guardacostas Itasca, que estaba fondeado en la isla de Howland para ayudar en la navegación del vuelo.

La última transmisión de Amelia Earhart se recibió 19 horas y media tras el despegue, en ella decía que pensaban que estaban en la zona de la Isla de Howland, pero no podían localizarla. El combustible estaba acabándose.

Dos horas más tarde, sin haber conseguido establecer comunicación de nuevo se determinó que el avión debía haberse estrellado y se inició la búsqueda de los supervivientes. Desde ese momento se inició una operación de búsqueda en la que participaron 9 barcos y 66 aviones, pero ninguno encontró nada.

La desaparición aumenta la leyenda de Amelia Earhart

Tras los infructuosos esfuerzos de la búsqueda, que se abandonó el 18 de julio de ese año, su marido invirtió grandes sumas de dinero en mantener activa la búsqueda, pero nunca más se supo de Amelia Earhart, Fred Noonan y su Lockheed Electra 10E.

Las dos teorías más reconocidas a nivel mundial son, una, en la que se cree que el avión se quedó sin combustible antes de llegar a la isla y se estrelló en medio del océano, sin dejar ningún rastro de este accidente. El problema es que la zona a buscar es demasiado amplia y el fondo del océano está demasiado profundo como para localizar un pequeño avión hundido a más de cinco kilómetros de la superficie.

La otra teoría piensa que el avión amerizó cerca las islas Phoenix, a unos 560 km al suroeste del objetivo. Esta teoría se respalda con que en los años cuarenta se encontraron los huesos de una mujer que encajaba con la estatura y la fisonomía de Amelia Earhart. Al igual que se encontraron algunos restos como una caja de un sextante y pedazos de chapa de aluminio que podría haber pertenecido al Lockheed Electra.

Por desgracia todos esos restos se extraviaron durante la Segunda Guerra Mundial y los indicios que se han recuperado luego en esas mismas islas no son determinantes para establecer si pertenecieron a la aviadora o no.

Alrededor de estas dos teorías más o menos contrastadas también hay un buen montón de teorías de dudosa confirmación, como que Amelia y Noonan aterrizaron el las Islas Marianas, entonces bajo ocupación japonesa, y que fueron ejecutados por el ejercito japonés. Algo que no se ha comprobado y que no aparece reflejado en ningún documento oficial de un ejército tan organizado como el japonés.

También hay teorías que dicen que Amelia acabó convertida en Tokio Rose, la voz americana que oían los soldados en el pacifico. O incluso que Amelia completó el reto, pero a su llegada a Estados Unidos adopto otra personalidad para evitar los problemas que su popularidad le acarreaba.

Lo que está claro es que Amelia Earhart escribió su nombre en los anales de la aviación estableciendo récords que en su momento eran impensables para muchos hombres y para casi cualquier mujer.

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