El condado de Los Ángeles ha aprobado recientemente una medida para contener el precio de los alquileres en todas aquellas ciudades que todavía no habían implementado esta norma a título local. De esta forma, una de las zonas más caras del estado de California se suma a la tendencia iniciada en ciudades como Berlín o París y establece ley mediante el control de los precios hasta 2030.
Intervencionismo. Según recogen LA Times y Daily News, el senado ha dado luz verde a la propuesta aprobada por el ejecutivo de Los Ángeles y cuyo objetivo es controlar hasta 2030 el precio del alquiler y las causas de desahucio llevadas a cabo por algunos arrendadores. A partir de ahora, cualquier subida del precio del alquiler deberá estar vinculada con el índice de inflación y nunca superar un aumento del 8% anual. Es decir, si la inflación es de un 1%, como mucho el propietario (debería) subir la renta un 3%.
¿Por qué? Principalmente por el movimiento social que se ha generado en torno a esta causa, durante los últimos años. Los afectados por el aumento de los alquileres en Los Ángeles han hecho desde huelgas hasta protestas delante de las casas de sus arrendadores. Y es que, además del incremento de los precios, según informa el mismo diario, algunos inquilinos fueron expulsados de sus casas en apenas 60 días. ¿Razón? Gentrificar la zona y alquilar la vivienda a unos inquilinos con el poder adquisitivo suficiente como para asumir los precios desorbitados medios del condado.
Evolución de los precios. Según el portal de búsqueda de vivienda, Zumper, la vivienda en Los Ángeles ha subido una media de 562 euros en los últimos 5 años. En septiembre de 2014 un apartamento de una habitación valía 1.708 dólares y lo mismo en septiembre de 2019 se sitúa en los 2.270 dólares. En la misma línea, esta plataforma de participación ciudadana que acumula precios de alquileres americanos desde 2013, habla de que a pesar de que en el último año las subidas se han suavizado, los precios de este condado todavía subieron un 9,63%.
Otras ciudades. Berlín es uno de los ejemplos más repetidos a la hora de hablar de medidas para frenar el precio del alquiler. Y es que, desde hace varios años Alemania establece un porcentaje máximo sobre el que poder subir el precio de los alquileres: un 10%. Con el mismo objetivo, Ámsterdam pretende obligar a los ciudadanos a vivir en las propiedades que les cuesten entre 175.000 y 300.000 euros. De esta forma, aspiran a frenar la especulación y revertir poco a poco la subida que han experimentado en los últimos 12 años: concretamente, un 40%.
¿Y España? Hace tan solo unos meses, Barcelona aprobó un decreto que permite establecer unos índices de referencia en los barrios más propensos a la presión inmobiliaria. De esta forma, los propietarios no podrían superar en más de un 10% el precio fijado como referencia. Sin embargo, más allá de la medida del ayuntamiento catalán, a nivel nacional no hay ninguna propuesta similar sobre la mesa, a pesar de que los precios han subido un 50% en los últimos 5 años. Es más, de no formarse un gobierno antes del 23 de septiembre, es muy probable que este tipo de cuestiones no vuelvan a salir a colación hasta enero de 2020.
Imagen: Alexsis Balinoff/Unsplash