La reducción de las ratios de las clases es, probablemente, una de las principales reivindicaciones del profesorado. Se puede apreciar en las respuestas dedicadas a un tuit de la ministra Celaá. "Tener menos alumnos cunde más. Se nota mucho, aunque solo sea porque no estén sentados de a dos y no te pasas media clase pidiendo silencio", contaba un profesor. Hace unos meses, tras muchas reticencias, la mayoría de los gobiernos autonómicos –no todos– decidieron bajar las ratios de alumnos por clase por el temor a posibles contagios de Covid.
Pero esa reducción del alumnado por clase es en sí misma frecuente objeto de debate. Desde algunos frentes se ha insistido en que no es la panacea para mejorar los datos académicos, que siguen teniendo margen de mejora. Ahora, sin embargo, algunas comunidades han reportado datos positivos: en un año de clases más vacías, nos encontramos con más aprobados.
Mejora del rendimiento. Durante la pandemia, muchos centros optaron por un modelo semipresencial rotatorio en la ESO, lo que permitía disponer de más espacio físico para los estudiantes, que se dividieron en grupos más pequeños para respetar la distancia sanitaria de un metro y medio entre los alumnos. Esta medida ha tenido un impacto positivo en algunas comunidades de España: ha mejorado el rendimiento académico, según indica la Asociación de Directores de Instituto de Andalucía. “No hay datos oficiales, pero es una realidad que se vive en los centros y que hemos comentado los directores en distintas reuniones. Las calificaciones han mejorado los dos primeros trimestres en comparación con cursos anteriores, cuando la ratio en las aulas era más elevada”, indican.
En Madrid, los alumnos de primero y segundo de la ESO han terminado el segundo trimestre del curso con un 90% de éxito, un dato que contrasta con el de hace dos años, que se situaba en un 75%. "Se ha notado de manera muy positiva la bajada de ratios en las aulas", explica la Asociación de Directores de Instituto (Adimad). Según ellos, todo gracias a transformar, básicamente, dos clases en tres.
La situación en España. Es un fenómeno que viene de lejos, y que ahora la pandemia lo ha asentado al extremo. La reducción de ratios desde los años 70 ha sido muy importante en España. Y no es algo exclusivo de nuestro país sino también de los países de Europa y el resto del mundo. Lo cierto es que el número de alumnos por profesor en España está en la media de la OCDE, de hecho un poco por debajo. La bajada ha sido enorme: en Primaria de 30,8 alumnos por profesor en 1970 a 13 en 2016; en Secundaria de 25,4 en 1971 a 11,6 en 2016. En Primaria los ratios en el aula son similares a la OCDE y Europa, pero en Secundaria estamos por encima. En 2013 había 23,8 alumnos por aula en esta etapa y en 2018 había subido a 25,1 alumnos por aula, cuando en la OCDE se ha mantenido estable en 23,8 alumnos por aula.
Pero hay que tener en cuenta una cosa. Y es la enorme diferencia de población dependiendo del municipio. La España vaciada tiene ratios menores. Es decir, el mundo rural empuja a la baja.
¿Los costes lo valen? Es una pregunta importante teniendo en cuenta que el desdoble de clases y la contratación de profesorado (10.610 en Madrid y 8.500 en toda Andalucía, por ejemplo) se ha llevado millones de euros de las arcas públicas. Todo sea por la educación. Pero no está claro hasta qué punto es bueno invertir en bajar el ratio de las aulas. Reducirlo tiene un impacto económico brutal, tal y como comentan nuestros compañeros de El Blog Salmón en este artículo. España se gasta al año en educación aproximadamente 50.000 millones de euros de dinero público, un poco por debajo de lo que dedica el resto de países europeos.
Hay que tener en cuenta que la mayor parte del gasto se dedica a pagar el sueldo del personal —hay aproximadamente 440.000 profesores de la escuela pública, solo en Primaria y Secundaria—. Además reducir el ratio en muchos casos requiere de habilitar nuevas aulas que no existen, con la consiguiente inversión en nuevos edificios y ya se está viendo durante la pandemia que en muchos centros es muy complicado.
Estudios y evidencias. Los estudios sobre la reducción de los ratios no son concluyentes. Hay veces que funcionan y veces que no tienen apenas impacto en la mejora educativa. Un estudio reciente concluía que la reducción en un 7,7% de la ratio alumnos por clase sí podría compensar parte del impacto negativo de la pandemia en la educación: no con resultados efectivos en el corto plazo, pero sí en el largo plazo.
En concreto, la reducción del tamaño de las clases podría incrementar las tasas de graduación en España y que un mayor porcentaje de jóvenes españoles continué sus estudios al finalizar la ESO. Este incremento en el nivel de estudios alcanzado por los jóvenes de nuestro país sería muy bienvenido, dado que España tiene la tasa de abandono temprano de la educación y formación más elevada de la UE (16% por el 10,3% de la media comunitaria).
La benevolencia del profesorado. A todo esto hay que añadir la benevolencia que se ha visto durante este año por parte del profesorado para no perder el curso académico marcado por la crisis sanitaria: clases online, ausencias por enfermedad inusualmente altas... El año pasado, en Italia hubo un aprobado general. En España no se oficializó algo como tal, pero sí se aplicó la medida por la que los alumnos pasarían de curso, salvo casos muy excepcionales. En una encuesta elaborada por la Universidad de Granada, sólo el 12% de los profesores de secundaria se decantaron por el aprobado general; el 16% de los de Bachillerato y el 30% en el caso de los de primaria. Esto también se podría cotejar como una razón para explicar la mejora de notas.
En otros países. Un estudio internacional de la OCDE en base a los resultados PISA de niños de 15 años hacía hincapié en la calidad académica para obtener buenos resultados. Según sus análisis comparando distintos sistemas educativos del mundo, la capacidad del alumnado no está tan relacionada con el tamaño de la clase como con la calidad de los docentes del país. Lo hemos contado en Magnet. Lituania e Italia, por ejemplo, con 19 alumnos por clase de media, están por debajo de la media de clasificaciones. Singapur, con 35 alumnos y el sistema más abarrotado, se sitúa en el top de la excelencia educativa a nivel mundial. Básicamente sirve para explicar que es mejor un aula con muchos alumnos y un buen profesor que menos alumnos y un profesor mediocre.
No obstante, casi todas las demandas para reducir la ratio vienen impulsadas por los mismos profesores, que lo que ven es que las aulas grandes tienden a descontrolarse más y es mucho más complicado dar clase.
A la normalidad, después de todo. Como sea, la ministra de Educación, Isabel Celaá, explicó hace unas semanas que está en manos de las comunidades autónomas bajar las ratio por ser su competencia. Mientras, los sindicatos docentes protestan contra una posible subida, ya que entienden que un menor número de alumnos por aula es beneficioso para todos, tanto a nivel pedagógico como sanitario. Con el curso escolar aproximándose a su fin, las administraciones empiezan a planificar el próximo y el debate sigue en la mesa. El 'experimento' de las clases de 20 estudiantes, forzado por la pandemia e implantado en algunas comunidades, podría llegar también a su fin.
El Gobierno de la Comunidad de Madrid ya ha decretado que se acabaron las ratios bajas. Sin un anuncio específico, los directores lo detectaron en el sistema informático que organiza la matriculación, que asigna ya el número de unidades previstas para el próximo curso. Esto es vuelta a los 35 alumnos en Secundaria. Castilla La Mancha ha anunciado sus ratios para el año que viene, que siguen ajustados a la ley, pero sin perjuicio de que se vuelvan a contratar profesores para desdoblar las aulas. La Comunidad Valenciana parece desmarcarse de lo que apunta la tendencia y ha propuesto reducir las ratios a 20 alumnos por aula en determinadas localidades, ante la caída de la natalidad.
Imagen: Daniel Gonzalez (GTRES)
Ver todos los comentarios en https://www.xataka.com
VER 0 Comentario